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Crónica
Texto informativo con interpretación

Firmando con serpiente

Me pareció una buena idea ir a firmar con ella, al cabo protagoniza varios textos de mi libro

Jacinto Antón
Jacinto Antón firma libros junto a la serpiente Kaa.
Jacinto Antón firma libros junto a la serpiente Kaa.massimiliano minocri

Me pareció una buena idea ir a firmar con la serpiente, al cabo ella y sus congéneres protagonizan varios textos de mi libro. Daría morbo al acto y además siempre podrían confundirme con Frank de la Jungla.

Como suele pasar, los problemas llegan cuando tratas de materializar lo que te parece una buena idea. De entrada resultó que el terrario donde vive la serpiente entregada a su vida muelle de rentista escamosa pesa un congo. Tras varios intentos infructuosos de acarrear la vivienda decidí trasladar el reptil a un recinto más ligero. El transportín del gato no sirve porque la serpiente, un as de la fuga, se cuela por los agujeros de ventilación. Así que, aprovechando que se había metido en el tronco hueco que es su estancia favorita, la trasladé con refugio y todo a un gran frasco de plástico para caldo. Cargué el recipiente en la moto y me fui a Mister Guau a buscar algo mejor: no iba a llevar de firma al bicho en un pote para caldo, le falta glamour.

En la tienda adquirí un pequeño terrario ligero de plástico, pero el tronco donde se había metido la serpiente no cabía, así que decidí comprar también una piedra refugio falsa para reptiles. Con todo mi kid salí del establecimiento para caer en la cuenta de que se me había echado el tiempo encima y tenía una entrevista en el Zurich con la escritora Lindsey Davis, que firmaba todo el día ejemplares de su nueva novela Domiciano, Dominis et deus (Edhasa). Me fui directamente a la cita con la serpiente y todo su ajuar.

En el interior del Zurich se agrupaban en torno a la mesa Davis, el escritor Alfonso Palomares, el director de Edhasa Daniel Fernández y otros representantes de la editorial. Tras los saludos les pregunté si les importaba que hiciera el cambio de recipiente de la serpiente, no fuera a ahogarse en el pote de caldo. Asintieron no sin estupefacción y alarma. A Davis hubo que traducirle dos veces la palabra serpiente. Le pedí a Fernández que sostuviera la tapa del terrario y estuviera dispuesto a cerrarlo muy rápidamente en cuanto se lo dijera. Asintió con una expresión en la que reñían acerbamente el coraje y el terror. Pasó lo que tenía que pasar. Yo ya me lo temía, porque la serpiente es muy lista. Se hizo fuerte dentro del tronco y cuando la empujé por uno de los lados se lanzó como una exhalación sobre la mesa, serpenteando entre los vasos. "¡Como en Yo, Claudio!”, exclamó Davis. Con un arrojo que me sorprendió a mí mismo, la cogí por el cuello (a la serpiente) y en un momento absolutamente irrepetible la alcé cuan larga era, como Moisés, antes de meterla en el terrario mientras alrededor todo el mundo en el Zurich se levantaba de las sillas con cara de espanto. "¡Qué cosas pasan en Sant Jordi!", se exclamó una clienta.

En comparación, la firma de libros fue muy tranquila. La serpiente funcionaba bien como reclamo aunque había gente que no se acercaba, como la cuñada de Xavier Trias, por miedo, y les tenía que firmar estirando mucho los brazos. Jaume Vallcorba, que firmaba también en la caseta de La Central su libro sobre los trovadores se mostró interesado en mi ofidio: no en balde ha publicado El huevo de la serpiente, de Xammar. El bicho estuvo muy activo. Creo que no había visto a tanta gente en su vida. Se fue animando y serpenteaba y siseaba cada vez que yo firmaba. Hacíamos un buen equipo. ¡Éramos mediáticos! Hubo quien me preguntó si el reptil no significaba una alusión a la leyenda de Sant Jordi y el dragón, y quien me recriminó aprovecharme de la inocente bestia —eso es porque no me han visto darle de comer—. Acabamos muy satisfechos y nos marchamos juntos abriéndonos paso entre las multitudes que seguían disfrutando la jornada en el esplendor de la tarde.

La serpiente se las promete muy felices. Igual se cree que es Albert Espinosa. Pero para el año que viene yo ya estoy pensando en un puma.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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