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Lo que cuesta parar otros Gaiás

Infraestructuras públicas de todo tipo se ralentizan o recortan en la comunidad sin que sus responsables lo quieran atribuir a la crisis

Terminal estrenada por el aeropuerto de Santiago en octubre de 2011.
Terminal estrenada por el aeropuerto de Santiago en octubre de 2011.ANXO IGLESIAS

La Cidade da Cultura no se terminará porque en plena crisis, tras haber gastado en ella 300 millones de euros, la Xunta considera que no debe consumir otros 170. No será la primera gran obra gallega que se lleva por delante la recesión. Edificios administrativos, estaciones de tren, líneas de metro e incluso polígonos industriales han menguado o desaparecido de la agenda política. Aunque no siempre se reconoce que el motivo es su alto coste. Porque cargos públicos de todos los partidos siguen llenándose la boca con proyectos caros cuyo retraso prefieren atribuir a sentencias judiciales u obstáculos administrativos antes que a su decisión de pararlos. En algunas obras el coste político de pararlas parece pesar más que el monetario.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, criticó hace un par de semanas las actuaciones de su antecesor, el socialista José Blanco, tildando de “faraónica” la nueva terminal del aeropuerto de Santiago. Costó 230 millones de euros y se comenzó a planificar a mediados de la pasada década, cuando Lavacolla superó los dos millones de viajeros anuales. Tras el récord de 2,46 millones alcanzado en 2011, justo antes de su inauguración, el nuevo edificio, con capacidad para cuatro millones, no fue capaz de llegar el año pasado a los 2,2. Mientras, la terminal vieja acumula polvo sin futuro claro.

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Evolución similar han tenido los aeropuertos de Vigo y A Coruña, en los que sin embargo la actual ministra sí sigue ejecutando obras millonarias. Ambos alcanzaron en 2007 su récord de pasajeros, con 1,4 y 1,2 millones anuales, y se embarcaron en ampliaciones. Hoy, con poco más de 800.000 viajeros cada uno, Fomento ha reducido el presupuesto inicial de 45 millones de la aún inacabada nueva terminal viguesa, diseñada por César Portela, en unos 10 millones y ha cerrado por falta de uso parte del párking que costó 50 millones. Pero en A Coruña sigue adelante, no sin obstáculos judiciales, la ampliación de la pista de aterrizaje, un gran terraplén de 35 metros de alto que consumirá 70 millones.

Sí ha recortado Fomento en las estaciones para el AVE. La de Vigo es la más cara porque obligatoriamente tiene que ser subterránea. Aunque a los 80 millones que cuesta la instalación ferroviaria bajo tierra que ya se está ejecutando se sumará un centro comercial diseñado por Thom Mayne. La ministra Pastor y el alcalde socialista Abel Caballero coincidieron, aquí sí, en reducir el complejo de 180 millones a 95.

Al contrario que en Vigo, en Ourense, Santiago o A Coruña no hay impedimentos técnicos para que el AVE estacione en los andenes actuales. Sus nuevas terminales se pensaron como ejes de una reforma urbana cuya ambición también está moderando la crisis. En Ourense la negociación está rota ya que el gobierno local del PSOE insiste en mantener el diseño de Norman Foster de 67 millones, que la ministra descartó el viernes definitivamente. “Claro que es más barata que la de Vigo, pero es que Ourense hoy necesita cero euros para que el AVE pare en la ciudad”, argumenta el ingeniero Xosé Carlos Fernández, estudioso del ferrocarril gallego.

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En Santiago y A Coruña, en una situación técnica similar, pero con el gobierno local en manos del mismo partido que Xunta y Fomento, se ha llegado sin tanto revuelo a un acuerdo para “reformular” sus también millonarias intermodales. “Más que reformular, están paradas aunque los políticos no lo digan”, asegura el ingeniero. De todas estas terminales y de la de Lugo Fomento encargó en su día, junto con la redacción de sus proyectos, otras tantas maquetas. Entonces, mucho antes de que las estaciones se comenzasen a recortar o parar, el ministro Blanco estaba dispuesto a gastar solo en recreaciones a escala unos 200.000 euros.

Mucho más caro será el AVE Ourense-Vigo por Cerdedo. Sus 1.500 millones de euros siguen en la agenda de la ministra pese a que el presidente Feijóo no lo considera prioritario. De momento Fomento se ampara en la necesidad de un nuevo estudio ambiental para retrasar la decisión final. “Como es de Pontevedra, la ministra no se atreve a decir abiertamente que lo para”, sentencia Fernández.

Algo similar parece ocurrir con la Plataforma Logística Salvaterra-As Neves (Plisan). Tras una década de obras aún no hay allí una sola nave y se acaba de reducir su superficie de 4,2 a tres millones de metros cuadrados. Aquí los responsables del proyecto (Puerto de Vigo, Zona Franca y Xunta) tampoco atribuyen el retraso y el recorte a su coste, con más de cien millones de euros ya invertidos según el exdiputado nacionalista Henrique Viéitez, sino a problemas judiciales. Viéitez lamenta que “primero Zona Franca dejó de estar interesada en el proyecto y ahora parece que no hay interés de nadie”. “Aunque no quieras o no puedas desarrollar todo el polígono por la crisis, algo hay que hacer por si alguna empresa está interesada en asentarse allí”, defiende el nacionalista, quien recuerda que “a diferencia del Gaiás, esto no lo va a mantener la Administración sino las empresas que se instalen”.

A nivel municipal, quien más aspiraciones ha visto frustradas puede ser Abel Caballero. A la ya recortada estación de Thom Mayne hay que sumar los nonatos proyectos de renovación portuaria de Jean Nouvel, valorado en 260 millones, y el nuevo consistorio de Rafael Moneo, para el que nunca se dio un presupuesto. El portavoz municipal del PP, José Manuel Figueroa, pone el proyecto portuario como “ejemplo claro de cómo usar una maqueta para conseguir un objetivo político, alcanzar la Alcaldía, sabiendo que no se va a hacer la obra”, y frente a la actuación del alcalde elogia a la ministra Pastor por haber "reconducido la estación de Mayne para ahorrar muchos millones”.

El proyecto que sí ha parado totalmente de forma expresa la Xunta, tras prometerlo durante años de crisis, es el metro de A Coruña, Santiago y Vigo. El conselleiro de Infraestruturas, Agustín Hernández, admite que falta dinero. Pero lo hace sin presentar los estudios de viabilidad que durante años sirvieron para asegurar que ya se trabajaba en ello. También se desconocen los estudios de viabilidad del Parador de Muxía, de 25 millones, que se está construyendo mientras la empresa pública cierra edificios y despide personal en toda España. Por esta obra se enfrentó también Feijóo con otro ministro, el de Industria, José Manuel Soria. Pero en este caso para que continuase.

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