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De polo aeroespacial a tienda de saldos

Viladecans hará un ‘megaoutlet’ donde soñó ubicar una industria de referencia en aeronáutica

Dani Cordero

Toulouse cuenta con Airbus. Andalucía se beneficia de CASA. En el sector aeronáutico, Cataluña no tiene nada similar. Eso explica que lo que Viladecans soñaba con convertir en un parque aeroespacial de referencia en Europa haya acabado convertido en un macrooutlet, una gran superficie donde un centenar de marcas de renombre venderán sus productos de otras temporadas a bajo precio. Está previsto que el proyecto presentado por el grupo Neinver, que llevaba más de dos años buscando ubicación, cree un millar de empleos. No serán de la alta cualificación anhelada, pero aliviarán los azotes que la crisis está dando en la comarca del Baix Llobregat, una de las más castigadas por el desempleo.

El grupo, que ya explota otros centros comerciales en España, invertirá 80 millones en la compra de unas 7,5 hectáreas del Incasòl en el polígono de Ca n'Alemany y la puesta en marcha del centro comercial —será similar al que funciona en La Roca del Vallès—, prevista para dentro de tres años.

La llegada del operador se produce tras el acuerdo cerrado con el Departamento de Territorio y el Ayuntamiento de Viladecans, una entente que demuestra que las administraciones han lanzado la toalla en su proyecto de crear el Parque Aeroespacial y Movilidad en Viladecans. El sueño se difumina después de que las administraciones y las empresas privadas hayan chocado con la realidad: la incapacidad para captar grandes industrias dispuestas a implantarse en la zona y el desapego del Gobierno central a dar su apoyo a la idea.

Desde que se puso en marcha la idea, el proyecto ha fracasado una vez y otra también. Fue incapaz de quedarse la fábrica de Eurocopter, que se fue a Albacete. También fracasó en su intento de crear un centro de desarrollo o de control para el sistema europeo de satélites Galileo. Se quedó con las ganas también de acoger el Centro de Excelencia de Aviones No Tripulados, dependiente de EADS. “Lo intentamos todo”, asegura Jordi Angusto, quien fue director del parque cuando buscaba empresas y proyectos dispuestos a venir a Cataluña. En su opinión, el papel del Estado ha sido determinante del fracaso del proyecto. También el hecho de que la Generalitat disparara a discreción cuando empezó a crear decenas de centros tecnológicos, todos con un papel sobre el territorio pero con poco valor añadido específico.

La del Parque Aeroespacial y Movilidad es una muerte por inanición. “Oficialmente no se ha tomado ninguna decisión”, señala Angusto, que admite que el proyecto ya es cuestión del pasado. Mientras que a nivel académico Cataluña tiene un buen nivel en el sector, la apuesta industrial ha fracasado.

Mientras tanto, el proyecto del macroutlet disgusta a los pequeños comerciantes, que ven una nueva amenaza para sus establecimientos. La Confederación de Comercio de Cataluña aseguró ayer que “es una mala noticia para el comercio catalán” y responde a “una simple especulación inmobiliaria y municipal” para recaudar impuestos.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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