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Levántate y ladra

Ocho años después del adiós de Chucho, el pope ‘indie’ Fernando Alfaro reflota esta noche en directo la que fue su segunda gran banda tras Surfin’ Bichos

Fernando Alfaro, en la estación de Atocha.
Fernando Alfaro, en la estación de Atocha.GORKA LEJARCEGI

Fotos de perros y “chucho perdido” como reclamo. Los carteles jugaban al despiste hace meses en la red pero no mentían: el can llevaba ausente desde su disolución en 2005. No así su líder, Fernando Alfaro, cuyo magnífico La vida es extraña y rara aún colea (acaba de crecerle un nuevo epé). Chucho fue la segunda gran banda del albaceteño, pope indiedesde su arranque al frente de Surfin’ Bichos. Y a él y sus compañeros perrunos, que se reúnen esta noche para tocar en la Joy Eslava, les parecía injustamente olvidada: “Para mí alcanzó niveles similares a los de Surfin’ Bichos, y en su momento incluso llegó a más público”, defiende Alfaro desde su domicilio barcelonés.

Él define la esencia del grupo, versátil y capaz técnicamente, como “punk-rock fino”. Su sprint antes del adiós mediada la pasada década desató el animal interior: “Habíamos dado un volantazo en directo y extraído lo oscuro de nuestro ADN, aunque el último álbum, Koniec, salió más pop y hasta crepuscular. Al final, mandan las canciones”. Y las de Chucho oscilaban entre la caña y la fragilidad. “Podíamos llevar cualquier canción a cualquier estilo hasta las últimas consecuencias. Los extremos que conviven los descubrí al flipar de adolescente con el disco del plátano de The Velvet Underground. Consistía en hacer lo que quisieras, y eso es lo que siempre he intentado”.

Chucho firmó cuatro largos variopintos sin desperdicio. El inicial, 78, vino marcado por el fallecimiento del padre de Alfaro. “El bajón anímico me impidió grabar las voces hasta pasados unos meses. En Virgin fueron muy comprensivos”. Algo menos cuando la banda les planteó su tercera obra, Los diarios de petróleo (Alfaro trabajaba en la gasolinera familiar), como un álbum doble. Y eso que se trataba de la filial Chewaka, especializada en música indie. “Lo de los subsellos alternativos estaba de moda, una buena idea que se quedó en eso. En cuanto al disco, muchas veces las circunstancias mejoran los proyectos. Y la solución (lanzarlo fragmentado en un álbum normal y tres epés complementarios que luego se reunían con él en una caja) me parece ahora más chula. Tenía sentido: los temas eran un ajuste personal de cuentas, algo roto que recomponer”.

El anterior, Tejido de felicidad, quizá sea la cima de Chucho. “He podido equivocarme y hacer barbaridades, pero nunca un disco mediocre. Me lo he dejado todo en ello. Y si no hubiera sido tan radical, ahora habría algún truño en mi discografía”. También se suele medir dicha segunda entrega como la más optimista del grupo. “Nunca he compartido esa visión, canciones que lo parecen poseen doble vertiente. Aunque yo sí me considero así, por eso sigo vivo. Un optimista realista, lo hago por instinto de supervivencia. Y se refleja en lo que compongo”. Tejido de felicidad incluía un corte, Una f-foto tuya, con referencias a la serie de David Lynch Twin Peaks. “Mi gran amigo y compañero de correrías Ricardo, que murió en 1994 (le dedicó Ricardo ardiendo y la sublime Magic), me había regalado la banda sonora en una visita que le hice. Es la primera vez que lo cuento. No me acordaba”, desvela Alfaro con un deje de nostalgia. La relación con el cine no se queda ahí. En ese mismo trabajo hay dos cortes construidos a partir de la música incidental de Abre los ojos de Amenábar (la banda sonora recogía también un tema de 78). Y en 2009 se implicó en poner música a imágenes de la obra de Kubrick seleccionadas por él mismo para el Festival de Albacete. “Es mi carácter, me gusta estar controlando todo. Soy muy fan de sus películas pero tampoco como para ir por ahí reivindicándole con una espada”, ironiza.

El músico manchego creó un pequeño sello para alumbrar Chucho, Limbo Starr, y enseguida lo dejó en manos amigas. Algo que repitió en su tercera encarnación, Fernando Alfaro y los Alienistas, con la etiqueta Los Enanos Gigantes. Ambas siguen en activo, y él desvinculado: “Mi trabajo no es ese, yo sé hacer canciones. Marxophone, mi casa actual, es más asamblearia (la fundó junto a Refree y Nacho Vegas)”. La nueva vida de Chucho no se concibe de momento en términos discográficos, aunque manejen una nueva canción, Guarida. En el horizonte, conciertos y festivales. Y en el de Alfaro, la continuación de su dúo con Joe Crepúsculo, Alfacrepus, y quién sabe si una novela: “La tengo en la cabeza pero me tienen que empujar, con una pistola o un fajo de billetes. Soy muy perro si no para ponerme a escribir”.

Concierto especial reunión de Chucho, hoy en la sala Joy Eslava, 20:00h

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