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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Campaña de delaciones y libertad de cátedra

En las sociedades plurales se dan todo tipo de dilemas morales, ideológicos, políticos. Y la escuela no es un entorno diferente

La campaña emprendida por las Nuevas Generaciones del PP en Castellón abre un nuevo nivel de enfrentamiento en la comunidad escolar. Ignoro si, como en otras ocasiones, en esta ocasión la campaña precede, como ya va siendo habitual en los últimos tiempos, como una cortina de humo a una nueva rebaja salarial o en las condiciones de trabajo de los docentes.

Lo que en este asunto se dilucida es si un profesor, dentro del aula o en su entorno educativo, tiene derecho a expresarse, enseñar, introducir o someter a debate algún tema que sea controvertible; o a plantear a sus alumnos algún asunto de índole ideológica. En el seno de la escuela esto es habitual, al igual que en las sociedades plurales lo son: se dan todo tipo de dilemas morales, ideológicos, políticos. Y la escuela no es un entorno diferente, sino el reflejo de la sociedad plural.

En nuestra democracia, esto está resuelto desde la aprobación de la Constitución, en 1978, cuando en su artículo 20 c, se cita el apartado referido al derecho de la libertad de cátedra del docente. El legislador sitúa el precepto deliberadamente dentro del título 1, capítulo segundo, donde están recogidos los derechos fundamentales y libertades públicas. Y ¿por qué lo hace? Porque salimos de una dictadura de 35 años, donde la máxima principal en ese régimen fue pisotear los derechos fundamentales de las personas y, singularmente, de los profesores desafectos al régimen; en razón, precisamente, de su ideología. Las maravillosas imágenes, y a la vez terribles, de la película La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda, nos evocan e ilustran precisamente este concepto. En el momento en que las libertades republicanas son pisoteadas por los golpistas, se ve cómo una familia, y especialmente un niño, el alumno preferido de D. Gregorio, el maestro, es insultado por ellos para salvarse y contribuir a la delación, denuncia, y al escarnio público. No podemos seguir por esa senda.

Las jóvenes generaciones del PP deben saber que si quieren preservar la pluralidad de una sociedad, incluso sus puntos de vista, su propia libertad de expresión, deben ser respetuosos con el entorno escolar, con su pluralidad, y con la capacidad para que todos los que la conforman ajusten sus conductas por sí mismos y dispongan de las libertades necesarias para expresarse. No caben conductas de delación ni de instrumentación del miedo del profesorado. Ni mucho menos, de incitación a la violencia entre sus miembros. Existen instrumentos para corregir excesos sin caer en estas actitudes.

Pedro Liébana Collado es miembro del Comité Comarcal de Valencia del PSPV-PSOE

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