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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Gobierno de Pascua

Tenemos varios problemas gordos que merecerían alguna atención de nuestros gobernantes

El gobierno valenciano lleva más o menos de vacaciones desde hace mucho tiempo. Lo que no significa que no tenga actividad. Como a todos nos ocurre, no ponernos manos a la obra con lo que toca no significa necesariamente estar inactivo. Siempre hay muchas ocupaciones con las que rellenar el tiempo mientras procrastinamos como unos campeones. Más todavía si hablamos del Consell de la Generalitat, que en línea con lo que es la mentalidad franquista de lo que ha de ser un gobierno considera imprescindible rellenar todos los espacios sociales y económicos que tiene a mano, aparentando una ocupadísima y no menos importante agenda. Lástima que se dediquen a casi todo menos a lo importante.

Hace años que cualquier persona con dos dedos de frente es consciente de que por aquí tenemos varios problemas gordos que merecerían alguna atención de nuestros gobernantes: la financiación autonómica valenciana es ruinosa, la ordenación territorial un desastre que fomenta la depredación, la estructura económica del país un monocultivo suicida de ladrillo y lo que eufemísticamente se llama “sector servicios de hostelería”… Resulta lastimoso comprobar hasta qué punto en esas áreas el Consell hace años que, sencillamente, se deja llevar y pone cara de interesante y de estar muy preocupado pero poco más. De forment, ni un gra.

En materia de educación y sanidad no tienen más remedio que gestionar alguna competencia porque como los catalanes se las pidieron desde el principio pues aquí también. Pero la desgana con la que se ocupan de estas parcelas es manifiesta. Gestionar es un rollo. Da trabajo. De hecho, ni siquiera da la impresión de que las nefastas consecuencias en cuanto a igualdad y a cohesión social a medio y largo plazo del modelo que ve a la red pública como subsidiaria, que obviamente no les desagradan, sean la clave por la que apuestan por él. Lo fundamental es que no da trabajo. Así que lo mejor, la verdad, es poder externalizar y privatizar, aunque salga mucho más caro. Gastamos más en porcentaje de PIB que Alemania, y su red exclusivamente pública educativa, por poner un ejemplo, para mantener unos conciertos vergonzosos desde todo punto de vista pero que, sobre todo, permiten a nuestros consellers trabajar aún menos de lo que ya de por sí tienden a hacer. Y en sanidad estamos intentando repetir la experiencia a pesar de todas las evidencias sobre lo cara que sale la broma. ¡Pero compréndanlo, así nuestro gobierno sólo tiene que inaugurar cosas e ir a saraos, mientras se libra de la molesta e incómoda gestión de los servicios públicos!

¿A qué se dedica el Consell? Pues a figurar y meter la zarpa en todo donde no debería

Y, a todo esto, mecidos en este dulce deambular por la vida y en ausencia de acción de gobierno, ¿a qué se dedica incesantemente el Consell? Pues a figurar y meter la zarpa en todo donde no debería: vida social del país, equipos de fútbol, bandas de música, iniciativas empresariales, fiestas populares y, por supuesto, procesiones religiosas y demás historias… El gusto de esta gente por andar bajo palio (y de la Iglesia valenciana por aceptarlo encantada a cambio de “módicas” compensaciones) y protagonizar las fiestas populares, con la comatosa tele autonómica retransmitiéndolo al detalle, es particularmente significativo de cuán patética es la situación.

¿Habría alguna posibilidad de que estos señores nos dejaran celebrar la Pascua en paz?

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