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Moralzarzal vuelve a intentar construir viviendas en una zona protegida

La Comunidad tumbó el proyecto de Los Praderones en varias ocasiones El alcalde quiere abrir también un campo de golf en un monte público

Esther Sánchez
El paraje de Los Praderones, en Moralzarzal.
El paraje de Los Praderones, en Moralzarzal.santi burgos

El alcalde de Moralzarzal, José María Moreno, del PP, ha vuelto a rescatar de su cajón de proyectos urbanísticos perennes la recalificación de Los Praderones, un espacio pretegido situado en la zona de transición del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. La Comunidad de Madrid ha rechazado en varias ocasiones la modificación por el valor ambiental del terreno. Moreno ha rebajado sus pretensiones y ahora propone levantar 400 viviendas —todas protegidas— en 20 de las 81 hectáreas totales.

El alcalde alega que es mucho menos que las que estaban previstas en un principio. En sus inicios, hace 12 años, la actuación contemplaba 2.700 viviendas (1.549 protegidas), más equipamientos e infraestructuras —amplias avenidas, colegios, estación de autobuses, zonas verdes, actividades terciarias...— que pasaron a 1.600 (500 protegidas) en 2006 después de tres negativas del Gobierno regional.

A esta recalificación se suma otra vieja aspiración del alcalde, la construcción de un campo de golf rústico de nueve hoyos en La Dehesa Vieja y Robledillo, monte de utilidad pública, contra el que lucha la plataforma ciudadana Salvemos La Dehesa. “Ya en 2001 se intenta recalificar para este mismo uso, en 2007 se solicita una descatalogación parcial para construir un colegio público. Y así año tras año, hasta llegar al momento actual en el que estamos a la espera de un estudio de impacto ambiental”, explica Alejandro González, portavoz de la plataforma.

La recalificación prevé

Moreno arguye que la Dehesa se encuentra en el centro del pueblo y que su único aprovechamiento actual es para pastos. “No vamos a construir nada, solo el campo de golf, aquí no hay especulación”, sostiene. Algo que no comparten los grupos municipales en la oposición. Para Eduardo Álvarez, de IU, se trata “de dar bocados, de una excusa para conseguir una primera desprotección y, una vez logrado, seguir intentado cambiar la calificación, tanto en la Dehesa como en Los Praderones”.

El alcalde aclara que su empeño de construir en Los Praderones se debe a que es la única opción factible para garantizar dotar al pueblo de vivienda de protección pública, porque el 60% del suelo es de titularidad municipal. “Se olvida de que ha vendido muchos metros donde se podían haber edificado estos inmuebles”, le reprocha Gabriel Dorado, concejal socialista.

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El municipio, situado a 46 kilómetros de Madrid, en un entorno privilegiado, ha multiplicado su población en los años del boom inmobiliario, de los 5.379 habitantes del año 2000 a los 12.200 de 2013.

Hace 14 años se edificaron 90 viviendas públicas en el centro del pueblo. La crisis también ha dejado su impronta en el municipio, con desarrollos completamente parados como Las Hachazuelas, con 454 parcelas urbanizadas, pero de momento con un aspecto fantasmal, a la espera de que lleguen mejores tiempos.

El primer varapalo al proyecto de Los Praderones llegó en 2001, cuando la Comunidad de Madrid advierte que se debían eliminar del ordenamiento los suelos urbanizables “aislados del casco” de la ciudad, entre ellos Los Praderones, que está a 3,5 kilómetros del centro urbano.

En 2002, tras otra tentativa municipal, los técnicos de la Comunidad advertían de los peligros que suponía edificar en esa zona por las “implicaciones medioambientales” y ponía de manifiesto “la extraordinaria presión que se produciría sobre los espacios naturales del pie del monte serrano y en el propio parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares”.

El equipo de Gobierno tenía otra opinión. En un informe, el Ayuntamiento calificaba la actuación como “pionera en la Comunidad de Madrid”. Se calificaba la zona como envidiable, al pie de la sierra, aunque al mismo tiempo consideraban que era uno de los lugares más degradados de todo el municipio. “Una finca de eriales y berrocales, con mínimo valor ecológico”, especificaba el documento.

“Más valdría que en vez de privatizar las parcelas públicas derivadas de los beneficios de urbanizar otras zonas, se conservaran para el disfrute de los vecinos”, sostiene Dorado. Una opinión que comparten los defensores de La Dehesa.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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