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Tres bloques ocupados en el Besòs ponen en jaque a los vecinos

Más de 40 pisos propiedad del Incasol tienen inquilinos ilegales

Jessica Mouzo
Los bloques ocupados de Cristóbal de Moura.
Los bloques ocupados de Cristóbal de Moura.Gianluca Battista

Entre portales destartalados y desperdicios esparcidos por la calle, los vecinos del barrio del Besòs, en Barcelona, ya han perdido la paciencia. La ocupación ilegal de tres edificios del vecindario ha abierto una brecha entre los nuevos inquilinos y los propietarios de los inmuebles colindantes. “La gente que ha llegado ahora es la que ha traído todo el tema de la delincuencia. A una amiga de mi hija le han llegado a pegar para robarle el móvil”, apunta José Juan, un vecino de la zona.

Robos, violencia, drogas y, sobre todo, basura, mucha basura, son los motivos que alegan los residentes para exigir el desalojo de los edificios, propiedad del Instituto Catalán del Suelo (Incasol) y destinados a convertirse en viviendas de protección oficial. En los últimos meses, la llegada de una nueva remesa de okupas, mayoritariamente de nacionalidad rumana, ha intensificado un conflicto vecinal que se remonta a casi tres años atrás.

Una cuarentena de viviendas en dos de los tres bloques de la calle Cristobal de Moura están ocupadas ilegalmente. Desde la calle, vidrios rotos, puertas forzadas y daños en los techos del número 244 y 246, son los desperfectos más apreciables a la vista. “Se han llevado las placas solares de la azotea y los motores de los ascensores”, continúa José Juan.

El Incasol asegura que el desalojo se llevará a cabo esta primavera

“Así no podemos seguir; no saben convivir y no puedes decirles nada porque aún por encima, te amenazan”, comenta Pepa, una vecina de la manzana. La Asociación de Vecinos del Besòs advierte que en los últimos meses se ha producido un “incremento alarmante” de incivismo y delincuencia: “Es innegable que ha habido un repunte de conflictos e inseguridad y ya han tenido que intervenir agentes cívicos y mossos”, confiesa el presidente, Félix Rodríguez.

El otro portal en discordia, el 248, mantiene, a simple vista, su fachada impoluta y la entrada intacta. A través de un acuerdo firmado entre el Incasol y el Patronato Municipal de la Vivienda, el edificio realojó temporalmente a las familias de otro inmueble mientras se realizaban labores de mantenimiento en sus casas. El Ayuntamiento ya ha confirmado a los vecinos, sin embargo, que seis pisos de este bloque también han sido ocupados ilegalmente.

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Los Mossos han aumentado su presencia tras las denuncias por robo

Las continuas protestas de los propietarios obligaron al distrito a implantar un plan específico de limpieza en la zona. Escoltados por agentes de los Mossos, varios equipos del servicio de basuras acondicionaron el descampado común y bloquearon el paso a vehículos colocando grandes moles de cemento en los accesos al patio. “Antes, aparcaban aquí sus furgonetas y caravanas; algunos vivían en ellas e incluso llegaron a hacer barbacoas”, protesta Caridad.

Los inquilinos de los bloques ocupados evitan hacer declaraciones. Sólo María, que ha llegado desde Milán con su familia hace tres meses, se atreve a hablar y asegura que “con los vecinos todo está bien”. La mujer achaca las críticas a que “algunas personas son un poco racistas” y se queja de la incomodidad que le supone la presencia policial: “Están todo el día con los perros por delante de la puerta...¡Ni que hubiese droga por el suelo!”, protesta.

El distrito de Sant Martí ha confirmado que se han puesto en marcha mecanismos para mejorar la convivencia: "Aparte del plan especial de limpieza, los agentes de los Mossos y de la Guardia Urbana también han intensificado el patrullaje por la zona", señala una portavoz del distrito. Por su parte, el Incasol ha confirmado que el juez ha dictado una sentencia favorable a la demanda que interpusieron en 2011 por un delito de usurpación de la vivienda, pero la ejecución del desalojo se está retrasando “porque se trata de muchas viviendas y se precisa una operación coordinada con las otras administraciones implicadas". El Incasol ha asegurado que esta primavera se ejecutará el desalojo.

Un negocio de realquiler entre antiguos y nuevos ‘okupas’

JESSICA MOUZO

Además de los problemas de convivencia, la rumorología vecinal ha sacado a la luz un nuevo conflicto, que hasta ahora circulaba en voz baja. Mientras la Asociación de Vecinos del Besòs ha dado cuenta de “una rotación importante de personas” que han ido entrando y saliendo de los edificios, algunos propietarios aseguran que se está tejiendo un negocio ilegal con las viviendas ocupadas y que los primeros inquilinos ilegales de los bloques están “alquilando” los pisos a los nuevos moradores, también irregulares. “No tenemos manera de probarlo, pero aquí se sabe que algunos de los que estaban viviendo antes le están cobrando a los nuevos por estar ahí”, señalaba un vecino.

Por su parte, el presidente de la agrupación vecinal también asegura haber oído comentarios sobre el asunto pero se ha mostrado reticente a darle credibilidad: “La rumorología existe pero nosotros no tenemos confirmación de que exista ningún acuerdo económico o traspaso entre unos y otros, así que no podemos darle más crédito”, explica Félix Rodríguez.

Aunque ni la asociación de vecinos ni el Ayuntamiento tienen constancia oficial de los hechos, María, la inquilina de una de las viviendas ocupadas en los últimos tres meses, que desconoce que la vivienda pertenece a la Generalitat, ha confirmado que ella sí paga "un alquiler al propietario".

Verdad o no, los rumores acerca del posible negocio inmobiliario entre antiguos y nuevos okupas han colmado la paciencia de los vecinos que a finales de febrero se reunieron con el regidor de su distrito, Eduard Freixedes, para exigir que se desalojen los bloques ocupados. El edil se atreve a augurar que, "antes de mayo", la situación se habrá resuelto.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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