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Callejeo y locales castizos

El actor, uno de los protagonistas de la última película de Almódovar, es un callejero nato que busca los mejores menús del día y las plazas con más solera de la ciudad

Hugo Silva en el restaurante El Viajero, en la plaza de la Cebada.
Hugo Silva en el restaurante El Viajero, en la plaza de la Cebada.ULY MARTÍN

1. Casa de fieras del Retiro. Descubrí el antiguo zoo de Madrid de la mano de mi madre cuando apenas llegaba al metro y medio de altura. Me impactó ver la cueva donde hace más de 40 años vivió un oso. Mi madre me contaba que había un montón de monos saltando en el foso, elefantes e incluso leones. Desde entonces, le tengo mucho cariño a este rincón del parque.

2. Chueca. El sitio ideal para ir de compras. Cuando me mudé al centro visitaba bastante el mercado de Fuencarral. Aunque no pudiera comprarme mucha ropa, me gustaba ver toda esa variedad de escaparates. También es un barrio donde puedes encontrar menús del día baratos y de calidad. A la hora del reposo recomiendo la cafetería Mamá Inés (Hortaleza, 22).

3. Churrería San Ginés. Me gusta sentarme en una de las mesas de su terraza y pedir un chocolate con churros. Es imposible aburrirse con la cantidad de viandantes —sobre todo guiris— que circulan por ese callejón (Pasadizo de San Ginés, 11).

4. Jardín del Príncipe de Anglona. Es uno de los rincones más escondidos del barrio de La Latina y me encanta pasar las horas entre sus árboles. Sobre todo en primavera (Príncipe de Anglona, 1).

5. El Viajero. Es un restaurante bar donde puedes tomarte un buen plato de carne de vacuno mientras Manolito, el camarero, pincha un temazo. Si lo que le apetece es tomar la primera cerveza disfrutando de unas vistas impresionantes del barrio, suba a la terraza. Los camareros son muy castizos y te hacen sentir como en casa (Plaza de la Cebada, 11).

6. El Rastro. Más que el mercadillo en sí, lo que me gusta es perderme por las callejuelas próximas al Rastro. En las esquinas de las calles de Mira el Río Alta, Mira el Río Baja o la del Carnero puedes encontrar tiendas que te venden cualquier antigüedad a buen precio. Lo último que he comprado en uno de esos establecimientos ha sido una lámina de La siesta, de Van Gogh.

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7. Txirimiri. El pincho de tortilla de este bar está buenísimo. Si se anima a cenar y entra al restaurante, recomiendo el rissoto de setas con foie y Pedro Ximénez. Pero si le gusta más la barra, le aviso que con tres pinchos se quedará más que satisfecho (Humilladero, 6).

8. Lavapiés. Me vuelven loco las gentes de este barrio. Me encanta pasear por sus calles y toparme con sus vecinos, cada uno de su raza y cultura. Es uno de los pocos lugares del centro donde los niños siguen jugando a la pelota en la calle. Me cuesta decantarme por cualquier bar porque la mayoría son muy recomendables. El restaurante O Pazo de Lugo, El Económico, La Buga del Lobo… Platos ricos y baratos.

9. Plaza de los Carros. Hace diez años nos reuníamos todos los domingos un grupo de amigos para tocar el tambor. Así amenizábamos la liturgia de la iglesia de al lado. Aunque esos encuentros se prohibieron, es fácil que cualquier día soleado me encuentren sentado en el suelo viendo a la gente pasar.

10. Museo de Cera. Lo visité con unos amigos de fuera de Madrid un día después de unas cañas y fue muy divertido. Es uno de los museos a los que hay que ir aunque sea una vez en la vida. Las risas están aseguradas (Paseo de Recoletos, 41).

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