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Griñán quiere que Valenciano asuma más poder interno para blindar a Rubalcaba

Óscar López intentó parar la protesta de Amparo Rubiales en las redes sociales

Lourdes Lucio

Los socialistas andaluces son muy conscientes de la debilidad de la actual dirección federal del PSOE y de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que no apoyaron en el congreso federal de Sevilla de hace más de un año, pero al que dicen sostener ahora con todas las consecuencias y todas sus fuerzas. El caso Ponferrada, por el que el PSOE se ha hecho con este Ayuntamiento leonés con el apoyo de Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual a la concejal del PP Nevenka Fernández, ha puesto de relieve, según la dirección andaluza, la ausencia de dirigentes que actúen como “cortafuegos” de Rubalcaba ante decisiones tan chocantes con la de la moción de censura de Ponferrada.

El secretario general del PSOE andaluz y presidente de la ejecutiva federal, José Antonio Griñán, no va a pedir ni ha pedido la cabeza del secretario de Organización, Óscar López, aunque ayer sí exigió que se den explicaciones en los órganos internos de cómo se llega a un pacto municipal que, según él, “atenta contra la propia identidad” del PSOE. “Las responsabilidades orgánicas están donde están”, dijo en un desayuno organizado por Cinco Días, cuando se le preguntó si este traspié debería saldarse con dimisiones.

Griñán, según fuentes próximas, sí va a pedir a Rubalcaba que la vicesecretaria general, Elena Valenciano, asuma más protagonismo interno y que sea ella la que coordine las principales áreas de la ejecutiva federal, lleve el día a día todos los asuntos importantes en el PSOE y blinde al secretario general. Su tesis es que el secretario general debe dedicarse a tener mayor proyección social y política y dejar que su número dos bregue con los temas orgánicos.

El presidente federal socialista está convencido de que fue la movilización del PSOE andaluz la que provocó la rectificación tardía en el caso de Ponferrada, sobre todo a raíz de la protesta de Amparo Rubiales a través de su cuenta en Twitter. Sin embargo, los comentarios de la presidenta de los socialistas andaluces no gustaron a Óscar López, quien pidió, sin éxito, al vicesecretario general del PSOE andaluz, Mario Jiménez, que frenara las protestas en la red social. No solo no lo logró, sino que se fueron sumando a ella otros miembros destacados del PSOE andaluz y del propio Gobierno regional, como la consejera de la Presidencia e Igualdad, Susana Díaz. Una vez que Díaz colgó su tuit, quedó claro también que Griñán estaba muy en contra de lo que se había pactado.

Según las fuentes consultadas, el líder de los socialistas andaluces no solo se queja de la falta de visión en el asunto de Ponferrada de la secretaría de Organización, sino también de otras dos áreas de la dirección federal como la secretaría de Política Local, que dirige el exconsejero andaluz de la Presidencia, Gaspar Zarrías, y la de Política Institucional a cargo de Rafael Hernando. Y considera que este caso así como la crisis abierta por los socialistas gallegos al apostar por la elección del secretario general del PSdeG mediante primarias se deben a la "influencia del blanquismo", es decir, a coletazos del poder que aún conserva en la organización el exnúmero dos del partido, José Blanco.

Los medios que han hablado con este periódico niegan que la dirección andaluza pretenda abrir de nuevo el debate de que son necesarios cambios en la ejecutiva federal, como ya intentaron en otoño pasado, para incorporar a socialistas andaluces afines a Griñán. Tal vez no necesiten ahora reabrir este frente y sea el propio Rubalcaba el que, por iniciativa propia, y visto el cúmulo de tropiezos de las últimas semanas el que abandere la idea.

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