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Vida urbana

Vivir la ciudad a lo Erasmus

Más de 4.000 estudiantes europeos eligen la capital para estudiar. Sacan jugo a la vida nocturna, van al Bernabéu y les encanta El Retiro Aprovechan ofertas especiales que les hacen algunos negocios

Patricia Peiró
Un grupo de estudiantes de la Rey Juan Carlos en el 100 montaditos.
Un grupo de estudiantes de la Rey Juan Carlos en el 100 montaditos.Claudio Álvarez

Hay muchas maneras de vivir Madrid, pero pocas personas que le saquen más jugo a esta ciudad que los Erasmus. Será porque muchos de ellos se desmelenan, porque se sienten libres lejos de casa, porque la mayoría se hace mayor durante estos meses, porque conocen una manera de vivir totalmente distinta de la que habían llevado hasta ahora. La razón más poderosa de todas: que el Erasmus solo pasa una vez en la vida. “En Madrid siempre tienes algún sitio para divertirte a un máximo de cinco minutos de distancia”, asegura Robert Dernberger, alemán de 25 años.

Más de 4.000 estudiantes han elegido este curso académico Madrid como su destino, según cifras aportadas por la Erasmus Student Network (ESN), la asociación estudiantil que acoge a los alumnos europeos y les presta apoyo. En Madrid hay siete agrupaciones, una por universidad. “Durante el tiempo que estéis en Madrid no vais a tener ni un minuto para aburriros”, les prometen al llegar. Acaba de llegar la hornada del segundo semestre de este programa europeo de movilidad.

Los Erasmus frecuentan lugares donde pueden comer y beber por poco dinero, se convierten en expertos en tapas, sacan mucho jugo a la vida nocturna y se patean las calles madrileñas. También van de tiendas porque “hay mucha variedad y la ropa es barata”, como reconoce Elisa Mezzasalma, italiana de 22 años, y cuando hace buen tiempo, se citan en el Retiro. Estas son las pinceladas de la vida Erasmus en Madrid, pero puede haber tantas opciones de disfrutar la ciudad como estudiantes llegan cada año.

Un grupo de Erasmus salta en la plaza de Oriente.
Un grupo de Erasmus salta en la plaza de Oriente.Claudio Álvarez

Franz Maybuechen, alemán de 22 años cree que “tiene que haber un equilibrio entre salir de fiesta y conocer la ciudad en la que vives”. En algunos gana más una de las dos partes. Junto con sus amigos, ha ido varias veces al estadio Santiago Bernabéu. Ver jugar al Real Madrid es otro de los alicientes para los estudiantes extranjeros.

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 En las tabernas donde sirven tapas a bajo precio los conocen muy bien. La franquicia 100 montaditos es su lugar de referencia. Allí se mueven como pez en el agua e, incluso, los que hablan menos español no tienen problema en hacerse entender. Cada miércoles organizan una cita en uno de sus establecimientos al que acuden decenas de ellos. También van a menudo a la taberna El Tigre, situada en la calle de las Infantas. La Sureña, la franquicia en la que sirven cubos de cerveza por tres euros, y el Tragatapas, en La Latina, son otros dos sitios que empiezan a formar parte de su vocabulario nada más llegar.

Normalmente, se mueven en torno a Sol, donde viven muchos de ellos. “Aquí disfruto mucho comiendo y no me gasto mucho. En Roma, una cena normal te cuesta 25 o 30 euros, aquí por ese dinero te llenas”, señala Tommaso Borelli, italiano de 25 años.

Los Erasmus también son habituales de las discotecas, pero reivindican que no todo es fiesta. “Quien diga que durante este año no se estudia, lo mato”, bromea Elisa Mazzasalma. Aún así, es indiscutible que ellos nutren el aforo de muchos locales nocturnos. Los jueves es el día de Joy Eslava, en la calle Arenal, y los viernes suelen ir a Kapital, en Atocha. Shoko, en la zona de Embajadores, y Commo, en el centro, son otros dos de sus destinos predilectos.

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Algunos hosteleros han visto en el público Erasmus un empujón a sus negocios. Uno de ellos es Lucian Berbetocu, que regenta varios locales en Madrid. Uno de ellos se ha convertido en punto de encuentro de muchos de los estudiantes: la Taberna del Marciano, en la calle de Cádiz. “Con ellos no haces caja, pero te llenan el local y eso atrae a más público. Te ayudan a vender ambiente”, reconoce.

Para el presidente de ESN de la Universidad Autónoma, Jorge Martín, los estudiantes de este programa de movilidad no son un negocio porque no tienen un alto poder adquisitivo. “Es verdad que gastan un poco más, porque están más activos de lo que estarían en sus casas, pero este programa no sirve para hacer dinero”, afirma.

Las becas no son muy cuantiosas y varían en función de sus países e, incluso, de su región de origen. Las ayudas van desde los 120 euros mensuales que recibe un estudiante alemán hasta los 500 que le dan al alumno suizo Kevin Batardière. Martín explica que estos acuerdos sirven para beneficiar a ambas partes y también para que no engañen a los Erasmus.

Estos acuerdos son fundamentales muchas veces para que unos grupos tan grandes (pueden llegar a juntarse una treintena de estudiantes) encuentren sitios en los que estar a gusto. Las rebajas también se aplican en otros negocios que no son de ocio, como por ejemplo en academias de idiomas. Muchos de ellos se quejan de que no hay cursos de español gratuitos en sus universidades.

Disfrutar una capital

La mayoría de los alumnos becados eligió Madrid por el hecho de ser una capital y ofrecer más posibilidades. Es el caso de Amit Chachlani, británico de 22 años: “Quería disfrutar la vida en una capital, lo tenía claro”. Para él, Madrid es especial por sus contrastes. “Vas a Lavapiés y ves un mundo, luego a Serrano y parece otra ciudad”, explica.

Muchos de ellos aprovechan las actividades gratuitas, como Giada, italiana de 24 años. “Yo creo que esta es una ciudad ideal para los jóvenes con muchos eventos gratuitos”, comenta.

Pasear, recorrer las calles y ver los monumentos son actividades obligadas para la mayoría de ellos. Un lugar privilegiado para contemplar el paisaje madrileño es la azotea del Círculo de Bellas Artes. Aunque el público en general tiene que pagar, los Erasmus tienen un acuerdo para acceder gratis. Por eso, es habitual encontrar a algún grupo de ellos tomando allí algo tranquilamente. Los miembros de las diferentes agrupaciones de ESN les ofrecen una visión general de la ciudad la semana de llegada. Vistan el Prado, la Tabacalera, el Reina Sofía...” Nosotros queremos que no se pierdan nada, luego ellos eligen cómo pasar su día a día”, apunta Carlos Michelon, del ESN de la Rey Juan Carlos.

Lucian es uno de los empresarios que hace ofertas a los Erasmus.
Lucian es uno de los empresarios que hace ofertas a los Erasmus.Claudio Álvarez

Uno de los puntos clave es el parque del Retiro. Aunque durante los meses invernales no es uno de los focos de atracción, en primavera y verano ocupa uno de los primeros puestos. “Cuando llegué (en septiembre), no salía de allí”, confiesa Jacopo, italiano de 22 años. Los Erasmus de la Autónoma se juntan una vez a la semana allí para echar un partido de fútbol. Kevin Bastardière, de la Rey Juan Carlos, también juega un partido semanal junto con otros compañeros, tanto en El Retiro como en los campos de La Elipa. “¡Yo no había visto tantos parques en mi vida!”, exclama Mazzasalma.

A lo que ponen un suspenso la mayoría es a los conciertos. Creen que en Madrid hay poca música en directo y que la que existe no les interesa demasiado. Muchos de ellos opinan que hay pocos artistas internacionales que actúen aquí. “Yo creo que hay pocas posibilidades para el público internacional”, afirma Nikos, griego de 21 años.

Pero algunos sí que han buscado sus huecos dentro del panorama musical madrileño. Andrea, un italiano de 24 años, descubrió el RRR Club, en la calle del Barquillo, donde se realizan jam sessions (actuaciones en las que todo el que quiera puede salir a improvisar).

La mayoría de ellos se queda con un lugar especial de Madrid o con muchos a la vez. El caso es que tras este año, la ciudad dejará de ser para ellos un simple punto en el mapa.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.

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