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JAVIER ALFAYA

“La realidad se está muriendo y es misión de la Literatura impedirlo”

El intelectual gallego cede a la Biblioteca Nacional su colección de cartas de Aleixandre, Gil de Biedma, Goytisolo, Valente, Dieste, Henze y Traberg

Javier Alfaya, en la Biblioteca Nacional
Javier Alfaya, en la Biblioteca Nacional

La Biblioteca Nacional incrementa su colección epistolar con joyas del género manuscrito procedentes de donaciones privadas, como la que ayer presentó en la sede del madrileño Paseo de Recoletos el escritor, crítico literario, traductor y musicólogo Javier Alfaya (Bayona, 1939). “La realidad se está muriendo y es misión de la Literatura impedirlo”, sentenció el intelectual gallego, que ha cedido a la Biblioteca Nacional 143 cartas manuscritas, así como 43 tarjetones y una decena más de misivas autógrafas de poetas, novelistas, editores y músicos de gran nombradía en España y en el mundo. El donante lamentó que “el género epistolar, a través del cual afloran la espontaneidad y los sentimientos de quienes se escriben, sea un género en trance de extinción a manos del correo electrónico y de la informática”.

Entre las cartas cedidas por Javier Alfaya al departamento de Donaciones y Canjes de la Biblioteca Nacional se encuentran las rubricadas por poetas como Gabriel Celaya, Vicente Aleixandre, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González, Tomás Segovia, Clara Janés y Antonio Colinas; antólogos como José Luis Cano; historiadores como Manuel Tuñón de Lara, Ángel Viñas, Gerald Brenan o Paul Preston; novelistas como Juan Goytisolo, Eduardo Blanco-Amor, Manuel Andújar, Juan García Hortelano, Antonio Ferres, el argentino David Viñas y el portugués José Cardoso Pires; pensadores como Emilio Lledó y José Luis Abellán; políticos como Nicolás Sartorius y Ernesto Giménez Caballero; dramaturgos como Antonio Buero Vallejo; periodistas como Pablo Corbalán; los cineastas Ricardo Muñoz Suay o Fernando Rey; el politólogo Roberto Mesa; músicos y musicólogos como Eduardo Rincón, los franceses Henry-Louis de la Grange y Henry Dutilleux, el danés Ebbe Traberg y José Luis López Cobos.

Javier Alfaya comenzó su colección epistolar a los 20 años tras escribir una carta desde Galicia al pensador José Luis López Aranguren; fue el filósofo abulense quien le incitó a escribir, consejo que seguiría como periodista cultural y crítico literario en revistas como Triunfo, Realidad, La Calle, Cuadernos para el Diálogo, Letra Internacional, Ínsula, Le Monde Diplomatique, Revista de Occidente, Skerzo y A nosa terra, entre otras. Como traductor y junto a su esposa Barbara Mc Shean ha traducido a Josep Conrad, Graham Green, Dashiell Hammet, Ernest Hemingway, George Steiner, Salman Rushdie e Isaac Asimov.

Asimismo, Javier Alfaya ha consagrado parte de su energía literaria al ensayo; es autor de dos libros de poemas, “Transición” (1970) y “La libertad, la memoria” (1986); cuatro novelas, “Eminencia o la memoria fingida” (1993) “Leyenda o el viaje sentimental” (1996) e “Inquietud y desorden en la Casa Abacial” (2008), así como “El traidor melancólico” (1991).

Durante la presentación de su colección epistolar, Javier Alfaya criticó lo que denomina “hipercentralismo de la Cultura española, señaladamente el literario”; denunció las persecuciones franquistas de escritores comprometidos con la democracia; se refirió además “al precio que algunos intelectuales acusados de ser comunistas hemos sufrido por parte de medios de comunicación ya en la democracia” y glosó una serie de escritores gallegos a los que atribuyó “extraordinaria valía” entre los que citó a Rafael Dieste, “ejemplo de inteligencia, honestidad y entereza, exiliado hasta 1962, director de la mejor revista literaria de todos los tiempos, la publicación republicana “Hora de España”, escritor gallego que despachaba regularmente con Antonio Machado”, según subrayó Alfaya, bayonés criado en Redondela. Mencionó también al orensano Eduardo Blanco-Amor y a Camilo Gonsar como ejemplos de “la mejor literatura”.

El intelectual gallego remarcó, además, la estatura literaria del santanderino Manuel de la Escalera, 23 años preso en las cárceles franquistas, destacadamente en la de Burgos, y que permaneció seis meses en el callejón de la muerte a la espera del cumplimiento de la máxima pena junto al dramaturgo Antonio Buero Vallejo. De la Escalera fue autor de la novela “Muerte después de Reyes”, que Javier Alfaya califica como “uno de los relatos más extraordinarios y estremecedores de la literatura en español”. Se refirió más adelante a su amistad con el compositor alemán Hans Werner Henze, con el especialista en jazz y poeta danés Ebbe Traberg, que se hizo enterrar en Galicia, “que, según me confesó, la única tierra donde fue feliz”, concluyó Javier Alfaya.

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