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El Supremo avala la escuela catalana, pero con excepciones

Una sentencia del alto tribunal limita las clases en castellano a particulares

Colegio Sant Cosme y Sant Sant Damià de El Prat de Llobregat.
Colegio Sant Cosme y Sant Sant Damià de El Prat de Llobregat.Tejederas

El Tribunal Supremo (TS) avala el modelo de inmersión lingüística de Cataluña, aunque reconoce el derecho de las familias a escolarizar a sus hijos en castellano. Así lo dictaminó en una sentencia conocida ayer —con fecha del 19 de febrero— que confirma una resolución anterior del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) de marzo de 2012 en este mismo sentido, es decir, avalando la inmersión en catalán, pero garantizando a la vez la escolarización individual de los alumnos.

Siete años de conflicto lingüístico en los tribunales

Julio de 2006.

Tres familias acuden a la justicia después de que la Generalitat les niegue su petición de que el castellano sea lengua vehicular en la misma proporción que el catalán.

Diciembre de 2008.

La Sección Quinta del TSJC desestima el recurso y los padres recurren al Supremo.

Julio de 2010.

Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, que equipara castellano y catalán como lengua de la enseñanza.

Diciembre de 2010.

El Supremo acepta el recurso y concluye que la familia tiene derecho a que el castellano sea lengua vehicular. La sentencia insta a la Generalitat a “adoptar cuantas medidas sean precisas” para adaptarse a la “nueva situación” creada por el TC.

Marzo de 2011.

Educación no pide que se aclare el alcance de la sentencia del Supremo.

Mayo de 2011.

La familia pide ejecutar la sentencia tras manifestar la Administración su voluntad de no hacerlo. La Generalitat no se pronuncia en las alegaciones.

13 de julio de 2011.

Educación remite un escrito con las medidas y concluye que, por el déficit de conocimiento del catalán, es necesario seguir con el modelo educativo.

28 de julio de 2011.

La Sección Quinta de la sala contencioso-administativa del TSJC da dos meses a Educación para “adaptar su sistema de enseñanza”.

Septiembre de 2011.

El auto sale a la luz. La Generalitat pide que quede sin efecto. El TSJC suspende la efectividad del auto hasta que resuelva el recurso.

8 de marzo de 2012.

El pleno de la sala de lo contencioso-administrativo del TSJC acepta el recurso y avala el modelo de inmersión lingüística.

19 de febrero de 2013.

El TS confirma la resolución del TSJC y rechaza el recurso interpuesto por una de las tres familias, la de Feliciano Sánchez.

La nueva resolución del Supremo arroja luz sobre las ambiguas interpretaciones que habían generado diferentes sentencias de distintos tribunales a lo largo de este largo conflicto judicial, entre ellas la del mismo TS de 2010, en la que daba un plazo de dos meses a la Generalitat para “tomar medidas” e implantar el castellano “como lengua vehicular”. Eso supone, según aclaró en el fallo conocido ayer, que el derecho que reconoció a la familia recurrente era a que sus hijos fueran escolarizados con el castellano y el catalán como lenguas vehiculares en el “centro y curso” en el que estén inscritos. El Supremo, que les concede una “situación jurídica individualizada” no entra, ni quiere entrar, por no ser de su competencia, a cuestionar la normativa educativa y, por consiguiente, el modelo de inmersión lingüística. Pero tampoco le basta con que la Generalitat atienda aparte a estos alumnos. Lo que no aclara es cómo debe hacerlo. El escrito dice lo siguiente: "(...) De modo que sus hijos junto con sus condiscípulos utilizaran, en la proporción que la Generalitat estimase conveniente, el castellano como lengua vehicular en la enseñanza, pero referido ese sistema al seguido en el colegio y curso en que los hijos del recurrente siguieran en la enseñanza".

El Supremo da respuesta al recurso de Feliciano Sánchez, un padre que hace cerca de un lustro interpuso un recurso contencioso administrativo contra la Generalitat porque esta le había denegado la petición para que sus dos hijos —entonces estudiantes de tercero de primaria y segundo de ESO— recibieran las clases en castellano y, más allá, que la lengua castellana fuera introducida como lengua vehicular en la escuela.

Sánchez, junto a otras dos familias llevaron estas dos peticiones a los tribunales amparándose en la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, que consideraba al castellano lengua vehicular. Las familias recibieron una de cal y otra de arena con la resolución del TSJC de marzo del año pasado, que ahora el Supremo confirma.

La resolución de ayer viene a superar una etapa del conflicto que enfrenta a decenas de familias, amparadas por la entidad Convivencia Cívica Catalana, y la Generalitat. Pero del ámbito jurídico la pugna tomará ahora un cariz político, con la reforma educativa que planea el ministro de Educación, José Ignacio Wert, que busca equilibrar el peso del catalán y el castellano en la escuela. En este contexto, la sentencia ha levantado valoraciones de muy distinta índole entre la Generalitat y el Gobierno. Desde Cataluña aplauden la decisión judicial porque ven avalada la inmersión lingüística. “El Supremo viene a decir que el modelo no hay que tocarlo, que es bueno y que está bien”, celebró el presidente de la Generalitat, Artur Mas, desde Bélgica. El Ministerio, en cambio, considera que la sentencia del TS avala el papel que la Lomce da a las lenguas cooficiales. “Las comunidades tienen el derecho a proteger su lengua cooficial en su sistema de enseñanza, pero dentro de unos límites que significan que el castellano no sea excluido como lengua vehicular”.

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“El Supremo no se había pronunciado nunca de forma tan clara a favor de la inmersión. La sentencia aclara de una forma bastante definitiva que los derechos individuales hay que atenderlos tal y como se está haciendo actualmente, pero dice que otra cosa es tocar todo el modelo de inmersión lingüística”, tercia Joaquim Arenas, experto en política lingüística. “Es posible que el Supremo intente moderar el conflicto e intentar pacificar la polémica alrededor de la lengua”, interpreta Albert Branchadell, profesor de filología catalana de la UAB.

La consejera de Enseñanza catalana, Irene Rigau, quien defendió que las familias que han ganado sus recursos en los tribunales ya se les ha atendido de forma individualizada, pero dejó claro que la Generalitat no piensa hacer de esto una práctica mayoritaria. “La atención individualizada siempre se ha hecho dentro el aula. Siempre hemos defendido que no separaremos a los niños por razón de lengua”, aclaró Rigau, quien confió en que el Supremo se pronuncie en la misma línea en los posibles casos que en el futuro puedan aparecer.

“Si se eligiera la lengua, se rompería el sistema educativo”, dice Artur Mas

Con este aval a la inmersión, la plataforma Somescola.cat, que aglutina una treintena de entidades educativas consideró ahora las escuelas e institutos del país puedan continuar trabajando con normalidad”. Sin embargo, se muestran “alerta” por la reforma educativa, “lo que podría ser una nueva legislación española que ataque de raíz el modelo de éxito de inmersión lingüística”. Sobre la Lomce, Rigau invitó a Wert a dejar de lado las cuestiones de lengua. “Si la Lomce hablaba más del catalán que de la ESO, ara ya puede hablar solo de la secundaria”, remachó Rigau.

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