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Condena de dos años y medio a la dueña de un bar por los ruidos que generó

El local superó el doble de los decibelios permitidos y deberá pagar 9.000 euros a una familia vecina y afectada

Un juzgado de Barcelona ha condenado a dos años y medio de prisión a la dueña de un bar del barrio Sant Martí por los ruidos generados por los equipos de música del local, que, diariamente y en horario nocturno, llegaron a superar el doble del límite máximo permitido.

En su sentencia, a que ha tenido acceso Efe, el juzgado de lo penal número 26 de Barcelona condena a la propietaria del bar Los Tres Soles, situado en la rambla Guipúzcoa de Barcelona, por un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente y le impone además una multa de 3.420 euros. La dueña del local, de origen dominicano, deberá indemnizar también con 9.000 euros en total a una familia, con un hijo de apenas un año, a la que el juez considera que la procesada violó su intimidad al someterlos "de forma tan prolongada en el tiempo" a niveles de ruido que superaban el doble de los límites máximos.

El juez, apelando a la jurisprudencia, mantiene en su sentencia que "la saturación acústica puede suponer una violación del domicilio, como ámbito reservado para la intimidad personal y familiar (...), dado que el libre desarrollo de la personalidad queda afectado".

"La familia padece cansancio, irritabilidad, estrés y nerviosismo varios, con dificultad para conciliar el sueño", dicta la sentencia

En el caso Los Tres Soles, añade el juez, la familia que vivía en la planta superior al local padeció "un claro quebranto tanto a su salud física como un padecimiento psíquico injustificado" por el que deben ser indemnizados, al haber tenido que soportar "a todas horas y todos los días de la semana, laborables y festivos, una constante perturbación de la normalidad tranquilidad de su vida".

Según la sentencia, la acusada Esmeralda S. instaló en el local que regentaba una minicadena, un DVD, una mesa de mezclas, un ordenador portátil y varios altavoces que emitían música mientras permanecía abierto el bar, que de forma reiterada cerraba fuera de las horas autorizadas. Entre los años 2008 y 2010, el Ayuntamiento de Barcelona incoó dos expedientes administrativos sancionadores por actividades no autorizadas y por contaminación acústica, que se le archivaron al subsanar las irregulridades detectadas.

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A raíz de las quejas de los vecinos, en febrero de 2010 el Ayuntamiento volvió requerir a la propietaria del local para que lo acondicionara con el objeto de reducir los ruidos y molestias, aunque la procesado hizo caso omiso. Las emisiones sonoras del bar Los Tres Soles, según la sentencia, superaban sobradamente -y en ocasiones duplicaban- los límites máximos permitidos por la normativa, lo que afectó a la vivienda situada en el primer piso del edificio donde se encontraba el establecimiento.

A consecuencia de esas emisiones, añade el juez, entre junio y julio de 2010 los tres miembros de la familia que residía en la vivienda afectada "padecen trastornos de salud en forma de cansancio, irritabilidad, estrés y nerviosismo varios, con dificultad para conciliar el sueño por la continuada actividad sonora generada". Durante ese período, la vecina efectuó hasta 27 llamadas a la Guardia Urbana de Barcelona, todas ellas en horario nocturno, para quejarse del ruido procedente del local, añade la sentencia.

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