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“¡Ooooh!”

El Festival de Circo de Figueres se consolida y entusiasma al público

Los González, en el trapecio.
Los González, en el trapecio.PERE DURAN

“¡Sí señor!”, “¡fantástico!”, “¡increíble!”. El público del Festival de Circo de Figueres mostró el viernes su entusiasmo ante los equilibrios sobre el trapecio de una pareja vietnamita llegada del circo de Ho Chi Minh. Los espectadores lanzaron un “¡ooooh!” sostenido cuando el chico consiguió aguantarse en vertical solo con su cabeza sobre el trapecio mientras hacía malabares con sus brazos y pieras. Era uno de los primeros espectáculos de esta edición del festival, la segunda, hasta mañana en la gran carpa instalada en el recinto ferial. Luego llegarían muchos otros gritos de admiración y susto, y también algunas risas ante los números cómicos, sobre todo de los niños, que suelen escatimar menos la carcajada.

Con solo dos años de vida el Festival de Circo de Figueres ha conseguido asentarse. Y eso que esta edición comenzó con problemas y un enfrentamiento en la arena política. El consorcio que gestiona el Castillo de Sant Ferran (con representantes del Ministerio de Defensa, la Generalitat y el ayuntamiento) se negó a ceder el espacio de armas para colocar las carpas, lo que provocó la indignación de la alcaldesa, Marta Felip. No hubo acuerdo tras seis meses de negociaciones y los dos círculos donde todo sucede tuvieron que colocarse en el recinto ferial. El sábado las entradas vendidas superaban las 20.000 —6.000 más que en la primera edición—, lo que indica que al público —mucho francés— no acaba de importarle el emplazamiento.

Los organizadores del festival, bajo la batuta de Genís Matabosch, han conseguido aumentar el presupuesto en cerca de 150.000 euros sin pedir más dinero a las administraciones. Los 440.000 euros de este año han permitido trasladar ocho caballos desde el circo de Moscú hasta Figueres, una troupe china al completo y un espectáculo de trapecios volantes, entre otras caras “inversiones” para deleite del público. El 30% del gasto lo asumen entre el Consistorio, la Diputación de Girona y el Patronato de Turismo. Los patrocinadores privados aportan otro 20%, pero la partida más grande corresponde a la Circus Arts Foundation, dirigida por el entusiasta Matabosch, un ciudadano de Figueres que siente la pasión por el circo.

“Genís viaja alrededor del mundo en busca de artistas”, explicó Line Giason, directora general de Cásting del Cirque du Soleil, que acudió al festival como jurado. Como ella, otro programadores y responsables de festivales viajaron hasta Figueres para ver a artistas que no han pisado nunca territorio europeo. Es la peculiaridad de este festival y lo que le hace atractivo dentro del panorama mundial, a pesar de su juventud. “Es un festival interesante y con mucho potencial”, opinó Giason. Preguntada sobre los artistas, Giason no quiso “revelar sus secretos” el viernes. Todavía quedaba mucho festival y dos espectáculos: el rojo y el azul.

Matabosch tiene claro el objetivo. “Queremos revolucionar el mercado actual. Para que el circo avance hay que inyectar savia nueva”, resumió. Para ello Matabosch ha seleccionado a 63 artistas de 13 países. La duración del evento se ha aumentado en un día (de cuatro ha pasado a cinco) y las funciones serán este año 11, frente a las nueve de la primera edición.

Por el círculo se suceden los artistas: desde un malabarista brasileño con cierto parecido físico a Michel Teló, el cantante de Ai se eu te pego hasta unos payasos chilenos, los Caluga, herederos de una tradición familiar que comenzó con su abuelo, un reconocidísimo payaso de su país. Los Caluga charlaban entre bambalinas antes de la inauguración con otros hermanos, los González, dos trapecistas también chilenos. “Haremos el legendario triple salto mortal, el más difícil para un trapecista”, adelantaba uno de ellos. Lo hicieron y, aunque fallaron al primer intento, lo lograron al segundo, levantando otro “ooooh” y un largo aplauso del público.

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