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La bronca se instala en el Parlamento con otro plante del grupo de Beiras

Expulsado un diputado de la coalición izquierdista por ironizar sobre los casos de corrupción del PP

Xosé Manuel Beiras ayer, en el Parlamento
Xosé Manuel Beiras ayer, en el ParlamentoLavandeira jr (EFE)

Sin casi invitados en la platea por las restricciones de la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, a la entrada de ciudadanos, la bronca ayer en el salón de plenos nació de una ironía. El diputado por Ourense de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) David Rodríguez se quejó, nada más subir al atril, de que programar la sesión justamente el Martes de Carnaval supone una “falta de respeto” a su provincia, donde la fiesta tiene más arraigo. Y entonces advirtió que había pensado en disfrazarse de “sobre” para enlazar una serie de chanzas sobre los casos de corrupción que salpican al PP, incluidos Bárcenas y “el sastre de Camps”. Todo en medio de una iniciativa del Bloque para elevar al Congreso de los Diputados un proyecto de ley que frene los desahucios y regule la dación en pago, de forma que salde las deudas de los hipotecados con los bancos.

El presidente ocasional de la Cámara, Miguel Santalices, que sustituía desde unos minutos antes a Pilar Rojo, como hace siempre que esta se ausenta del hemiciclo, decidió aplicar el Reglamento a rajatabla. En un minuto y medio lanzó tres advertencias al diputado de AGE para que se ciñese a la cuestión y acto seguido lo expulsó. Fernández, antes de abandonar la sala y sin dejar de hablar, depositó un sobre en el escaño del presidente, Alberto Núñez Feijóo, ausente como otros 24 de los 41 diputados del PP en el debate sobre los desahucios. Desde la bancada popular una diputada le llamó “payaso”, sin que recibiese amonestación alguna de la presidencia.

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Beiras pidió entonces la palabra para recriminar la rigurosidad a Santalices y, tras reclamarle sin éxito que reconsiderase su decisión y permitiese “el humor en un día como hoy”, abandonó la institución, como el resto de su grupo parlamentario. Los portavoces de PSdeG y BNG protestaron airadamente contra la decisión del presidente en funciones por cercenar la libertad de expresión. Rojo, al ver el nuevo lío que se había montado en su ausencia, regresó a su puesto y justificó la decisión de su sustituto ocasional. Pero al mismo tiempo abrió la mano y ni siquiera advirtió al diputado del Bloque Cosme Pombo cuando se puso a tararear soflamas contra los bancos a ritmo de coplas de carnaval. “Ay, quien grita contra la Banca, llamándole criminal porque estafa y engaña, oh piripipipí, STOP, nos quieren matar. Ya teníamos banco malo y ahora vino el peor, para empujar al hipotecado, oh piripipipipi, a tirarse del balcón”. El parlamentario concluyó sus dos estrofas y cuando terminó recibió el aplauso de sus compañeros de escaño.

Al siguiente punto del orden del día, se incorporaron ya los diputados de AGE, salvo el sancionado David Fernández, el tercero en la historia de la institución que es expulsado. Durante toda la sesión, tanto los parlamentarios de la coalición como otros socialistas y nacionalistas afearon a Rojo que se hubiera acallado a un representante democrático de los ciudadanos por falta de mano izquierda.

El ambiente en este inicio de la legislatura es de una tensión sin precedentes. Tanta, que ayer, durante una comparecencia del vicepresidente Alfonso Rueda para desgranar los planes de su departamento, el parlamentario de AGE José Manuel Fajardo, responsabilizó a la conselleira de Mar, Rosa Quintana de la muerte de una mariscadora en Oia, después de que el helicóptero de Salvamento tardase media hora —20 minutos más del plazo previsto— para acudir a socorrerla. En medio de un debate muy bronco, la nueva portavoz del PP, Paula Prado, mentó a Largo Caballero y acusó a la oposición de intentar ganar por otros métodos lo que no consigue en las urnas. Lo dijo después de acusar al resto de partidos de tensionar el Parlamento. Con un tono mucho más distendido, envuelto en el traje institucional con el que pretende alejarse de la tangana partidista que encarnó estos últimos años, Rueda recordó a sus contrincantes: “La gente que está ahí fuera espera que discutamos menos y alcancemos más resultados”.

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