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“El mejor halago es que te digan que nunca habían visto nada igual”

El poeta Jordi Corominas presenta la quinta temporada de su espectáculo experimental Loopoesía

Jordi Corominas durante su espectáculo experimental 'Loopoesía'
Jordi Corominas durante su espectáculo experimental 'Loopoesía'DANIEL RAMOS

Loopoesía es un proyecto del escritor Jordi Corominas (Barcelona, 1979) que reúne en el escenario versos, loops musicales, interpretación y proyecciones audiovisuales y que el próximo febrero estrena su quinto espectáculo: Los lotófagos. Un show poco convencional que nació hace cinco años con un objetivo: alejarse del concepto tradicional de recital poético para escapar de los circuitos cerrados y acercar la poesía a todo tipo de público.

Cachivaches electrónicos, máscaras, disfraces, y objetos varios llenan el escenario. ¿No es suficiente con un micrófono para seducir a la audiencia? “La poesía recitada de manera tradicional está rodeada de mecanismos muy solemnes: el poeta, el libro, el atril…creo que hay como una especie de frialdad a la hora de trasmitir los versos”, opina Corominas. “Esta máquina que me inventado me da libertad para crear algo nuevo”. En definitiva, sorprender a todos, desde devotos de la lírica a personas cuya reacción al término recital es salir corriendo.

Cada edición de Loopoesía está basada en un poemario distinto. El de este año se llama Los lotófagos y sus protagonistas están inspirados en los personajes de La Odisea que comían la flor de loto y olvidaban su patria. La obra cuenta la historia de unos viajeros amnésicos que se encuentran en la sala VIP de un aeropuerto y que, gracias a la ayuda de un personaje simbólico, el crupier universal, irán recorriendo lugares de la memoria y de la historia del siglo XX, como la batalla de Berlín, el Kremlin, o la España franquista. “El objetivo es que la gente se divierta, pero que reflexione. Sonará a utópico, pero aún creo en el poder subversivo del arte”, explica Corominas. El poema es una crítica sutil a la una sociedad que el autor considera olvidadiza. “El horror actual tiene que ver con horrores anteriores que quizá no hemos querido recordar. Y sí hiciéramos memoria, quizá tomaríamos conciencia de que no debemos repetir errores”, matiza.

En 45 minutos de espectáculo, Corominas se pone en la piel de varios personajes, entre ellos, un lotófago, claro está, un soldado soviético, un marionetista, un frutero y hasta un chulapo madrileño. “La verdad es que de momento no tengo medios para pagar a más gente así que lo hago solo [risas]”.

Por segundo año consecutivo, la performance incluye un libro editado por Versos y reversos, algo que según el autor, le ha dado confianza, y por otro lado, permite al público llevarse la experiencia a casa. “Es como si lo que han visto no se acabara”, señala.

¿Alguna recomendación antes de ir a un loopoesía? “Dejar fluir la mente”, responde Corominas. Algo que, según dice, deberían aplicarse sus paisanos: “El público de Barcelona piensa demasiado, intenta entender todos los detalles, en cambio el de Madrid, se deja llevar, aplaude en medio del espectáculo, interactúa más”, cuenta. Los lotófagos despegará hoy 9 de febrero en la sala Porta 4 del barrio de Gràcia, y habrá dos pases más el 16 y 23 de febrero.

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