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crítica | clásica

Verdi cercano

La representación en el Nuevo Teatro Alcalá de grandes obras de Verdi es una gran ocasión para acercarse al género operístico

Los aficionados líricos expertos buscan permanentemente la excelencia. Los que se quieren introducir en el género operístico dan preferencia a las emociones. En el Nuevo Teatro Alcalá han decidido celebrar el bicentenario del nacimiento de Verdi potenciando la trilogía popular del gran compositor italiano. En enero fue el turno de Il trovatore y Rigoletto con cinco funciones de cada una. Del 30 de enero al 10 de febrero se representa en 10 ocasiones La traviata. Tiene mérito. Sobre todo porque la localidad más cara del día más caro –varían los precios entre laborables y fines de semana- cuesta 38 euros. ¿Merece la pena, a nivel artístico, este singular desafío? Sin duda, a pesar de sus limitaciones. Se reparten la dirección de la notable orquesta de cámara la veterana Elena Herrera y el joven Alejandro Jassan. Ayer dirigió Jassan y lo hizo francamente bien, respirando con los cantantes, manteniendo en todo momento la atmósfera melódica y rítmica de la ópera, sacando un estupendo rendimiento de la sección de cuerda (9 instrumentistas impecables). Fue la primera sorpresa agradable. La segunda vino de los cantantes que encarnaban a Violeta y Alfredo.

La cubana Idoris Duarte construyó su personaje con temperamento y desenvoltura, el tenor Miguel Borrallo derrochó a lo largo de la representación un fraseo elegante y una seguridad pasmosa en el registro agudo. Gozar de una calidad vocal tan elevada en los dos protagonistas principales es para tirar cohetes. ¿Limitaciones? Fundamentalmente, las escénicas y, en particular, las teatrales. Uno comprende las escenografías de mínimos por cuestión de costes, pero un trabajo teatral menos elemental engrandecería la representación. En La traviata hay cuatro repartos que se turnan. El público, que prácticamente llenaba el teatro, aplaudió a rabiar y hasta hubo quien tarareó muy bajito fragmentos populares como el brindis del primer acto. Un detalle importante: la cuidadísima sobretitulación. Un gesto que define que el proyecto se lo han tomado muy en serio.

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