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Horchata para estar en casa

El presentador considera la ciudad un sitio de trabajo donde es fácil divertirse Le gustan las coctelerías añejas, los bancos del aeropuerto e intercambiar cromos en el Rastro

Arturo Valls en la terminal 4 de Barajas, lugar de paso y de refugio.
Arturo Valls en la terminal 4 de Barajas, lugar de paso y de refugio. CLAUDIO ÁLVAREZ

1. Aeropuerto de Madrid-Barajas. En los últimos años y por motivos de trabajo se ha convertido forzosamente en uno de mis lugares preferidos de Madrid. Me encanta ponerme los cascos y relajarme en uno de los bancos del pasillo del puente aéreo Madrid-Barcelona. Es tal el cariño que le he cogido que incluso visito el aeropuerto cuando necesito desconectar.

2. El mercado de la Cebada. Cuando vivía en La Latina, este sitio era un punto de encuentro con mis amigos. Quedábamos para hacer la compra y luego íbamos con todas las bolsas a tomar el aperitivo a cualquier bar. A las cinco de la tarde se nos podía ver con un gin-tonic en la mano y con las bolsas bajo la silla. Si era carne o pescado le pedíamos al camarero que nos las guardara en el frigorífico.

3. La Fábrica de Horchata. Es de los pocos sitios de la capital en los que un valenciano puede sentirse como en casa (gastronómicamente hablando). Cuando empieza el buen tiempo voy al barrio de Tetuán a llevarme un par de litros (Villaamil, 44).

4. La plaza de la Paja. Conocí Madrid de la mano de Pablo Carbonell, mi compañero en Caiga Quien Caiga. Cuando fuimos a La Latina me dijo: “Ahí está la Masturbation Square”. Los domingos en esta plaza me reconciliaron con la ciudad porque descubrí que Madrid era más que cemento y atascos.

5. Cafetería Lorena. Este café bar de toda la vida era mi oficina particular. Allí me estudiaba los guiones y celebraba mis reuniones. No tenía nada en especial, pero me encantaba tomarme el pincho de tortilla mientras trabajaba. Al lado podía tener a la señora del barrio recién salida de la peluquería tomándose un café con leche servido por el camarero de toda la vida (plaza de la Cebada, 3).

Tres ciudades, un hogar

Arturo Valls (Valencia, 1975) llegó a Madrid hace 15 años para trabajar en Caiga Quien Caiga. Actualmente graba en Barcelona Ahora caigo y participa en el show Tu cara me suena. Sus ratos libres los reparte entre Madrid y su tierra natal.

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6. Del Diego. Siempre me ha fascinado la parte de atrás de las principales calles de una ciudad. Y la de la Gran Vía me sigue sorprendiendo. En una de aquellas incursiones descubrí esta coctelería. Un gin-tonic Del Diego es como un plato de lentejas de tu madre: imposible olvidar su sabor (Reina, 12).

7. Cines Ideal. Un domingo por la tarde sin cine es como un tesorero sin cuentas en Suiza [bromea]. Lo mejor de estos cines es que puedes ver las películas en versión original y hay títulos independientes (Doctor Cortezo, 6).

8. El Rastro. Un planazo de domingo es ver las tiendas de muebles antiguos de la zona de la Ribera de Curtidores para acabar degustando una ración de gambas a la plancha en el bar La Paloma (Toledo, 85). También suelo ir con mi hijo para intercambiar cromos de animales en las inmediaciones de la Ronda de Toledo.

9. La calle de la Encarnación. Me encanta viajar mientras callejeo por cualquier urbe. Y en Madrid esta sensación la tengo cuando camino por esta angosta vía que me recuerda a París.

10. Fígaro Café. Es un bar de copas que he descubierto últimamente y que tiene todas las papeletas para convertirse en uno de mis lugares favoritos. Es de los sitios en los que no paras de preguntarle al dj cuál es la canción que acaba de sonar. Lo recomiendo para ir en plan tranquilo después de cenar (Amnistía, 5).

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