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Huelga de hambre contra la deuda de Bienestar Social

Dos trabajadores y una madre de un centro de Burjassot protestan frente la consejería Los empleados avalaron con sus casas la póliza con la que pagan los gastos del centro La Generalitat debe seis millones de euros a los centros ocupacionales valencianos

Vicente Gasó y Julián Oviedo, rodeados de alumnos del centro ocupacional Los Silos, frente a la Consejería de Bienestar Social.
Vicente Gasó y Julián Oviedo, rodeados de alumnos del centro ocupacional Los Silos, frente a la Consejería de Bienestar Social.Mònica Torres

Esta mañana Vicente Gasó (36 años) se ha levantado a la hora de siempre, ha desayunado leche con galletas y se ha preparado además unas tostadas. Puede que sea la última vez que coma en varias semanas. Ha dejado su trabajo del centro ocupacional Los Silos de Burjassot y está frente a la Consejería de Bienestar Social. Hoy comienza una huelga de hambre para exigir a la Generalitat que pague la deuda de 6 millones de euros que mantiene con los centros ocupacionales de la Comunidad Valenciana porque de ello depende, además, su propia casa. Este miércoles dejarán también de comer Carmen (71 años), madre de un usuario del centro y Julián (37 años), el director. 

Los trabajadores llevan siete meses sin cobrar y la póliza del centro vence a principios de febrero

Lo más duro para él ha sido salir esta mañana, cuando su mujer, Silvia, a dos semanas de dar a luz a su segunda hija, ha pedido a la pequeña de cuatro años que se despidiera de su padre porque se iba a trabajar y no volvería en unos días. Cerca de 40 personas estaban con él esta mañana, usuarios del centro, padres de alumnos, representantes políticos y su compañero Julián Oviedo que mañana se unirá a la huelga de hambre. Esta tarde dejará también de comer Carmen, madre de uno de los alumnos del centro. Tres personas en huelga de hambre que intentan con este gesto que Asunción Sánchez Zaplana, titular de Bienestar Social, dé una solución definitiva a su desesperación.

La Generalitat les debe el

El centro ocupacional Los Silos abrió sus puertas hace tres años. "Mi mujer esta semana lloraba poque hemos puesto en este centro todos nuestros ahorros y y tanta ilusión...", cuenta Vicente. Pagan 1.600 euros de alquiler mensual, agua, luz, gas y sueldos. Esos sueldos que llevan siete meses sin cobrar porque la Generalitat les debe el 40% de la subvención que les concedió en 2012 (118.000 euros de deuda) y que les impide tener los pagos al corriente para poder optar a las subvenciones de 2013.

Vicente y Julián no solo ven peligrar su trabajo, sino su propia casa. Son dos de los socios fundadores del centro y han avalado con ellas la póliza que les permite pagar los gastos cada año hasta que llega el ingreso de la subvención. Una subvención, que no parece que vaya a llegar. "Lo vemos todo negro porque si ahora no pueden pagar el 40% de lo concedido para 2012, ¿cuándo van a poder hacerlo?", explica Vicente. La póliza vence a principios de febrero y aunque tratan de pactar con el banco una ampliación de la misma o la solicitud de un préstamo personal, eso no es una solución. "Nos alegramos de que haya opciones pero esto lo único que hace es aumentar los intereses", cuenta Julián.

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Durante la huelga de hambre dormirán en un furgoneta

A su alrededor, los usuarios del centro charlan con padres, monitores y amigos. Y son perfectamente conscientes de la situación. "Si no pagan cerrarán el centro y nos iremos a nuestras casas y esto es injusto", decía Asun (22 años). Sergio (29 años) no comprende por qué hay "gente mala". "Los monitores son cariñosos, simpáticos y tienen el corazón abierto para nosotros", añadía.

Los padres de los alumnos están al corriente y apoyan a los trabajadores del centro. Irán a acompañarles en los próximos días en los que dormirán en una furgoneta y tomarán solamente bebida isotónica. ¿Va a servir esto para cambiar las cosas?. Julián ríe: "¿Te soy sincero? no lo creo". ¿Cuánto tiempo pensáis resistir?. Vicente es realista: "Si mi suegra puede echar una mano a mi mujer cuando nazca el bebé, me quedaré aquí hasta que aguante. Es una medida desesperada pero es lo único que nos queda".

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