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Ayuda al desarrollo, retroceso de 10 años

El recorte de la Xunta (de mas del 70% en dos años) a la cooperación asfixia a las ONG

Pescadores de la cooperativa Isla Tasajera seleccionan sus capturas tras un día de faena en el Bajo Lempa (El Salvador).
Pescadores de la cooperativa Isla Tasajera seleccionan sus capturas tras un día de faena en el Bajo Lempa (El Salvador).Emerson Díaz (Agareso)

Recorte sobre recorte al dinero para cooperación y ayuda al desarrollo se desploma hasta llegar a niveles de 2001. El ejercicio pasado la caída en las partidas fue del 45%, este año los fondos se desploman otro 38%: en total la Xunta dedica 4.143.379 euros, el 0,05% del presupuesto, en las antípodas del 0,7% que todos los partidos comprometieron en el Pacto Galego contra a Pobreza. El vaso ha desbordado. Algunas ONG se verán obligadas a cancelar proyectos que llevaban años en marcha: planes de economía social en países en vías de desarrollo y también acciones educativas y de sensibilización aquí en casa.

En el municipio de Marcovia que baña el Golfo de Fonseca al oeste de Honduras, Enxeñería sen Fronteiras acomete desde hace varios años un proyecto de soberanía alimentaria para ayudar a familias de pescadores y agricultores a vivir de su trabajo. La tarea de la ONG gallega se estructura en varias fases y durante los anteriores ejercicios se han encargado de diseñar los centros de acopio, instruir en técnicas de pesca sostenibles y lo que falta es un plan de comercialización. Para completar el ciclo y lograr un plan para vender sus capturas precisan de 150.000 euros que desaparecen con el nuevo tijeretazo de la Xunta al presupuesto. Peligra además un segundo proyecto de la ONG en la misma región para potabilizar el agua y establecer medidas de corrección para evitar la contaminación por metales pesados.

En Lima (Perú) la organización Entreculturas imparte ciclos de Formación Profesional sobre la industria textil a unos 230 alumnos. Son varios programas de dos o tres años con distintas enseñanzas. La ONG tiene garantizada la financiación hasta septiembre y sus responsables se preguntan qué hacer con los alumnos de los ciclos intermedios. Entreculturas ha financiado el proyecto desde hace seis años con distintos patrocinadores pero su portavoz Pablo Rodríguez sostiene que sin la aportación del Gobierno gallego será muy difícil su continuidad. Igual que peligra la red solidaria de jóvenes que giraba por 200 colegios gallegos y que la Xunta financiaba desde 2005. El programa trataba de formar a los alumnos en valores como la solidaridad, la justicia o el voluntariado y se sometía a evaluación. Continuará hasta el mes de junio pero el próximo curso está en el aire.

La Asamblea de Cooperación pola Paz también compaginaba sus acciones en Galicia y el exterior. Lo saben los habitantes del barrio de La Mosca en Santiago de los Caballeros (República Dominicana) donde esta entidad comparte un proyecto de rehabilitación de un antiguo vertedero con la Xunta. La ONG se encarga de la red de saneamiento a través de un programa plurianual que lleva varios ejercicios en marcha. Sin la partida del Gobierno gallego dejarían incompleta la obra y sin servicio al 20% del vecindario. Precisan de 175.000 euros para esta acción que ni mucho menos garantizan las cuentas que figuran en el proyecto de presupuestos que estas semanas debate el Parlamento.

Peligran proyectos educativos en Perú y de economía social en Honduras

El mismo organismo tiene en marcha otro plan de economía social en el bajo Lempa de El Salvador para fortalecer 16 cooperativas de pescadores que ya están en marcha. La intervención está formando a centenares de salvadoreños en primeros auxilios, seguridad laboral, nudos marineros, navegación naútica, reparación de motores, uso del GPS y manejo y comercialización del pescado. La Asamblea de Cooperación pola Paz tiene fondos hasta septiembre. A partir de entonces, el abismo. Sus responsables saben que no cuentan con los 224.783 euros que el Gobierno autonómico les concedió para este objetivo el pasado año.

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Y en Galicia también se ve amenazada la Escola sen racismo organizada a medias con la Asociación de Reporteiros Gráficos Solidarios (Agareso). Se trata de una herramienta de formación en valores que abarca desde la educación infantil hasta la universidad. La aportación pública de 34.000 euros tampoco está garantizada. Su delegado en Galicia, Alejandro Quiñoá busca alternativas para no dejar en la estacada a los beneficiarios de esos proyectos, consciente de lo difícil que será seguir aumentando la nómina de colaboradores privados.

Quienes están al frente de estas organizaciones temen un círculo vicioso: cuanto más caen las ayudas de las administraciones menos actividades pueden organizar con lo que merma la repercusión social y eso hace caer tanto las aportaciones en forma de cuotas como la llegada de voluntarios. Lo expone Sergio Fernández, técnico de proyectos de Enxeñería sen Fronteiras que estos días como los compañeros de otras entidades solidarias hacen cuentas de hasta dónde pueden estirar la manta. La Coordinadora Galega de ONG ha iniciado una ronda de contactos con los distintos partidos y con el propio Gobierno gallego representado por su vicepresidente Alfonso Rueda para paliar el déficit de fondos y corregir al alza las aportaciones públicas. Buscan algo más que buenas palabras, está en juego el trabajo de varios años en zonas deprimidas. Frenar en seco las actividades que se están desarrollando supone echar a perder parte de las inversiones realizadas en pasados ejercicios.

Las entidades temen que  con menos actividades se caigan también los ingresos no institucionales

La Xunta esgrime el contexto general de crisis y la caída de los ingresos para recortar estas ayudas y sostiene que no corta proyectos en marcha.

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