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Una empresa en quiebra, adjudicada a su antiguo dueño

Los trabajadores intentaban hacerse con la firma

Los trabajadores de Privilege, empresa de aglomerado de piedra de Narón, se quedaron ayer tan petrificados como las encimeras que producían al ver como el administrador concursal se “inclinaba” por adjudicar su fábrica a los hijos del mismo accionista que la llevó a la quiebra hace un año. Han impugnado la subasta y sus bases para que decida el juez el destino de la fábrica.

 La mayor parte de la plantilla, 45 de 77, lleva desde junio peleando para mantener sus empleos y hacerse con las riendas de la planta convencida de que “es totalmente viable”. Los operarios se han reciclado en empresarios cooperativos a través de Seaquarz SL, una sociedad laboral, que ayer pujó por Privilege en la subasta notarial. Su oferta económica (2,6 millones) era inferior a la de Poliver (6 millones), impulsada por los vástagos del industrial italiano que fundó Privilege con ayudas públicas y la llevó a la ruina tras dos décadas asentada en el polígono naronés de As Lagoas.

Privilege (antes Tilestone) es propiedad del grupo Quarella sólo al 60%. El resto es público a través de las sociedades Xesgalicia (20%) y Sepides (20%), que gestionan la Xunta y el Gobierno central. Los trabajadores renunciaron a sus futuras indemnizaciones por despido —unos 650.000 euros— y pusieron el dinero sobre la mesa para pujar por la planta sumando sus finiquitos a dos créditos del Igape y Xesgalicia.

Con el baremo actual, Poliver estuvo más cerca de la adjudicación en una subasta que los trabajadores impugnaron ante el juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña. “Impugnamos la subasta y sus bases. No es normal que no puntúe más la creación de empleo con la que está cayendo", explica Francisco Zurita, del Comité de Privilege y presidente de la nueva sociedad laboral.

Zurita asegura que los herederos de Quarella quieren hacerse con la planta para trasladar la maquinaria a Italia. “Hicimos un esfuerzo creando la estructura empresarial y sólo nos falta que nos dejen trabajar”, explica el operario. Han presentado dos planes de viabilidad para Seaquarz y mantienen contactos con antiguos clientes para reactivar los pedidos. La plantilla tiene el respaldo del Ayuntamiento de Narón, dispuesto a emplear “todas las herramientas legales” para impedir que se desmantele la fábrica.

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