_
_
_
_
_

La Fundación Bofill defiende la FP superior como “trampolín social”

La secundaria ya no es suficiente para evitar el riesgo de pobreza, según la entidad

La crisis se está cebando con los sectores de población con menos estudios. Además, el mercado de trabajo, cada vez más angosto, demanda a personas con un alto nivel formativo. Esta situación deja en un estado de desprotección y vulnerabilidad a las personas con estudios básicos o con la secundaria. “La educación es un escudo protector ante la crisis”, ha terciado este jueves Ismael Palacín, presidente de Fundació Jaume Bofill durante la presentación del estudio 'Crisis, trayectorias sociales y educación' (2003-2009).

Según este informe, la formación de los padres es clave. Los jóvenes con más posibilidades de graduarse en una ingeniería son aquellos cuyos padres también gozan de estudios superiores. En cambio, en Humanidades, Ciencias de la Educación y FP superior, hay más equidad entre los alumnos y no influye tanto ni el nivel educativo de los progenitores ni la clase social.

Para romper esta tendencia y fomentar la igualdad de oportunidades a todos los niveles, la Bofill pide más recursos para la educación superior y fomentar la política de becas. Los expertos de la fundación también apuestan por reforzar especialmente la FP superior, por ser la que con menos inversión da mejores resultados. “La FP superior es la que sirve de trampolín social para las clases más pobres”, ha aseverado Palacín, quien ha lamentado el estado de “abandono” de este ciclo educativo en cuanto a plazas e inversión.

El estudio de esta entidad también reclama una revisión de la formación permanente, que está acaparada en un 47,5% por universitarios. “Actualmente no funciona como un mecanismo de segunda oportunidad para recuperar a la gente con pocos estudios, sino que sirve para reforzar las ventajas que ya tienen los profesionales y expertos”, ha asegurado Palacín. El autor del estudio y sociólogo Xavier Martínez Celorrio ha añadido también que las empresas prefieren invertir en los empleados más estratégicos, mientras que la clase trabajadora es más “sustituible”.

Por otra parte, el informe también revela que el 38% de los catalanes se empobrecieron entre 2003 y 2009, una cifra que puede dispararse cuando se actualice el estudio con datos actuales. “El riesgo de vulnerabilidad se ha hecho masivo y se ha desvertebrado el modelo de cohesión social que habíamos conocido”, ha remachado Martínez.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_