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La ‘Yerma’ más desnuda

Miguel Narros estrena una de las tragedias clásicas de Lorca con Silvia Marsó de protagonista El montaje, con música de Enrique Morente, es una vuelta “a la esencia de la obra”

Manuel Morales
La actriz Silvia Marsó, en una escena de Yerma.
La actriz Silvia Marsó, en una escena de Yerma. luis malibrán

La obsesión de Yerma, esa mujer que llega a la enajenación por la imposibilidad de tener hijos, por un marido incapaz de amarla y una vida agraz vuelve al escenario madrileño. Una de las tragedias clásicas de Federico García Lorca, que se representó por primera vez en 1934 protagonizada por un mito como Margarita Xirgu, llega ahora con Silvia Marsó como Yerma y con el veterano Miguel Narros en la dirección.

Narros y Marsó, acompañados de otros actores de este montaje del Centro Dramático Nacional, asistieron ayer, en el teatro María Guerrero —donde se representará desde hoy viernes y hasta el 17 de febrero—, a una presentación que se convirtió en un diálogo entre el director y los intérpretes repleto de preguntas, réplicas y acotaciones. Para Narros, esta versión, que cuenta con música de Enrique Morente, "es una vuelta a la Yerma más desnuda, a la esencia de la obra": la de una mujer que no logra ser madre y vive en una Andalucía árida un matrimonio de conveniencia (la de su padre).

La barcelonesa Marsó, que ha tomado el testigo de Margarita Xirgu, Aurora Bautista o Nuria Espert, entre otras yermas, trazó una línea paralela entre esta obra escrita hace 79 años y la España de hoy. "La codicia de unos banqueros ha truncado el destino de millones de jóvenes, que no tienen para una casa, que no pueden tener hijos, estos son los yermos y las yermas de hoy. Hala, ya lo he dicho, tenía que quedarme a gusto".

La relevancia de los símbolos

Su compañero Marcial Álvarez, Juan en la obra, el marido de Yerma, hizo hincapié en "la castración del erotismo" y el "peso de la religión" que domina el texto de Lorca, una obra que calificó como "de gran profundidad poética". Una prosa bella que cambia a verso cuando la protagonista se refiere a ese hijo que tanto desea y no puede tener. De su personaje, Álvarez dijo que "es un hombre incapaz de amar como debe a su esposa". Su oponente en el escenario es Víctor, pastor al que el actor Iván Hermes definió como "la representación de la sensualidad y de la libertad". Sí, pero una libertad "con condiciones", matizó Narros, encantado durante la presentación con el juego de poner en aprietos a los intérpretes con sus agudas preguntas.

Marsó: "El mundo está plagado de casos de opresión a las mujeres"
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Sobre este montaje, que comenzó a rodar en Murcia el pasado marzo y ha recorrido varias ciudades, Narros mencionó la relevancia de algunos símbolos. "El agua como elemento fecundador; el fuego, que arde en los personajes…", pero no quiso comparar esta Yerma sobria con la que montó hace 15 años. "Para eso soy como un padre con sus hijos: los dos son guapísimos y muy listos".

Yerma comparte sus confidencias con su amiga María (Eva Marciel). La joven actriz hace de alguien "puro e inocente, que sí ha alcanzado la maternidad". Entonces, "¿por qué huye de Yerma?", inquirió Narros. "Porque Yerma la envidia, ve que María tiene lo que ella no ha podido conseguir. Es que esta obra es un canto a la maternidad", añadió este madrileño nacido en 1928, premio Nacional de Teatro en dos ocasiones, que ha montado y dirigido obras de Shakespeare, Faulkner, Tennessee Williams, Chéjov, Lope, Pirandello, Beckett... Son 60 años en los escenarios.

Narros actuó como figurante en la versión de 1960, con dirección de Luis Escobar

Narros también recordó la primera vez que se pudo ver Yerma durante la dictadura de Franco, en el año 1960, con dirección de Luis Escobar y protagonizada por Aurora Bautista. En aquella ocasión él fue uno de los figurantes de la función. En 1971 Núria Espert y el director Víctor García alumbraron una versión considerada histórica. La larga ausencia de Yerma en las tablas ha propiciado que estén vendidas casi todas las entradas para el mes y semana que estará en Madrid.

En lo que ayer estuvieron de acuerdo todos los asistentes es en que Lorca planteó un conflicto "universal", por eso Yerma es un clásico, porque tiene vigencia. "El mundo está plagado de casos de opresión a las mujeres. Ahí están los asesinatos en el hogar, el machismo. Y no digamos lo que ocurre en los países musulmanes", apuntó Marsó. "Ni siquiera hace falta irse a esos extremos", agregó Marcial Álvarez. "El maltrato puede ser psicológico, porque a muchos hombres no se les ha educado correctamente y eso crea intolerancia". De la actualidad de Yerma dio cuenta Narros al recordar que tras una función en Córdoba "una mujer de unos 50 años me dijo que no había parado de llorar durante toda la representación porque estaba viendo su propia vida".

¿Volcó Lorca en Yerma su propia frustración y obsesión? "Lorca era homosexual y, según Margarita Xirgu, el personaje principal representaba también lo que él sufrió", contó Narros. Para Marsó está claro: "Él siempre compartía algo de su vida con sus personajes".

Yerma. Desde hoy hasta el 17 de febrero. Teatro María Guerrero.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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