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"De Mesa no paraba de decir 'fuera de aquí", relata la rescatora del 'Prestige'

La rescatadora revela en el juicio la obsesión del entonces delegado del Gobierno en Galicia por llevar el petrolero mar adentro

“Fuera, fuera de aquí”. “¿Pero adónde?” “No nos importa pero fuera de aquí”. Este fue el tono de la reunión entre las autoridades españolas y la rescatadora Smit Salvage sobre el destino del Prestige la mañana del 15 de noviembre de 2002, a las 44 horas de accidentarse frente Fisterra. El relato es del director de la empresa holandesa, líder mundial en rescates, Geert Albert Koffeman, durante su declaración hoy como testigo en el juicio de la catástrofe. Y especificó que el que más intransigente se mostró en aquella reunión en la que el diálogo fue nulo fue el entonces delegado del Gobierno. Arsenio Fernández de Mesa, hoy director general de la Guardia Civil e inicialmente imputado en la instrucción del Prestige, no paraba de decir, según Koffeman, “fuera, fuera todo el rato”.

El directivo de Smit Salvage, al igual que lo hizo la víspera el capitán del operativo de rescate de su empresa, insistió una y otra vez en su “frustración” y su “desesperación” por la ausencia total de diálogo o “nulo margen de maniobra” para discutir posibilidades de llevar a una zona de refugio el petrolero herido, única posibilidad según la rescatora de salvar la carga y minimizar la contaminación de un petrolero como el Prestige tan gravamente dañado y condenado a romperse. Pero las autoridades españolas se mantuvieron firme en obligar a Smit Salvage a mantener en alta mar al barco, a 120 millas de la costa. Nunca quisieron siquiera entrar a debatir las propuestas lanzadas por la rescatadora, ni tampoco emitieron preferencias o alternativas algunas.

Koffeman repitió reiteradamente la firme convicción de Smit Salvage en que la única solución posible, con el barco a punto de romperse “pero con aún resistencia estructural”, era llevarlo a aguas abrigadas. Cuanto más cerca de la costa menos es el radio de contaminación de un derrame de fuel, ahondó. “No puedo garantizar que no se rompería de camino a un lugar de refugio, pero es mucho más fácil intentar evitarlo”, replicó el experto holandés ante el intenso interrogatorio de la Fiscalía y los abogados del Estado para intentar probar que no era factible de ninguna manera en aquel momento llevar el Prestige a ningún lugar de abrigo en la costa gallega. Ni A Coruña, ni Vigo, propuestos ambos por Smit Salvage, eran aptas para acoger al barco siniestrado por los enormes riesgos que suponía para sus poblaciones y el elevado peso socioeconómico de sus cultivos o sus puertos.

Pero Koffeman rebatió que no fue ni siquiera posible estudiar la viabilidad de llevar a una bahía, “no a un puerto”, fuese cual fuese.

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