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Una cooperativa promovida por la Xunta debe cuatro meses a los ganaderos

Retiradas la subvenciones a la producción de razas autóctonas

La alternativa auspiciada en su día por la Xunta para reflotar la antigua factoría de Leche Pascual en Outeiro de Rei (Lugo) también ha sucumbido a la durísima crisis que golpea al sector de la leche. Alimentos Lácteos SA se creó en 2010 a partir de la unión de 11 cooperativas que pretendían aprovechar las instalaciones abandonadas en Lugo por la compañía burgalesa y lanzar una nueva industria completamente gallega. La Administración autonómica apoyó con entusiasmo el proyecto, que recibió casi nueve millones de euros entre ayudas y créditos públicos. Más de dos años después, la firma acumula deudas y no es capaz de pagar con regularidad a los ganaderos que la proveen de leche.

 Algunos productores han dejado de suministrar a la compañía, ya que los retrasos en los pagos llegan hasta cuatro o cinco meses, según denunció ayer el portavoz de agricultura del grupo parlamentario de Alternativa Galega de Esquerda, Antón Sánchez. “No confían en el proyecto”, añadió Sánchez, quien asegura que la factoría solo está procesando 300.000 litros a la semana cuando las instalaciones de la antigua Pascual tienen capacidad para alcanzar 7,5 millones en ese mismo periodo.

 Por si ya no fueran pocas las dificultades para los ganaderos, ayer se añadió otra mala noticia. La Xunta ha decidido retirar las ayudas a la producción de razas autóctonas en régimen extensivo. El Gobierno gallego decidió dejar sin efecto una convocatoria para el reparto de subvenciones que la propia Consellería de Medio Rural anunció el pasado septiembre. Según el sindicato Unións Agrarias, estas ayudas ya venían sufriendo recortes en los últimos años, pese a que tres de cada cuatro euros de su cuantía eran aportados por la Unión Europea.

Unións Agrarias asegura que el mantenimiento de esas ayudas no hubiese supuesto un gasto superior a unos dos millones de euros anuales. El sindicato prepara una campaña de denuncia contra una medida que considera una “escandalosa falta de respeto” y subraya que esos ganaderos sostienen una actividad en zonas de montaña y desfavorecidas que “permite mantener vivas amplias zonas produtivas y garantiza un barrera contra el fuego forestal”.

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