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El retratista de los parados

El ilustrador Iván Solbes dibuja a 70 desempleados en tres meses Difunde sus currículos junto a sus imágenes por Internet

El ilustrador Iván Solbes en su taller tras terminar una de sus obras.
El ilustrador Iván Solbes en su taller tras terminar una de sus obras.Bernardo Pérez

Como a tantos otros, a Iván Solbes comenzaron a escasearle los encargos con la crisis. Entonces escribió una lista de la A a la Z de cosas que podía hacer para aumentar sus posibilidades de encontrar trabajo. Siguiendo el inventario, Iván, ilustrador que vivía principalmente de la publicidad, cambió el sistema operativo de su ordenador, comenzó a estudiar programas de diseño y decidió mejorar su técnica de dibujo al natural. La forma de encontrar modelo en un país lleno de desempleados le pareció lo más sencillo de todo. Por eso Iván se ha convertido en el retratista oficial de la corte más grande de España: la del rey paro.

“Quería hacer algo colaborativo ahora que se está recuperando el trueque”, bromea en su estudio de la Gran Vía. “Dibujo a los modelos, me quedo el original y, a cambio de su tiempo, les doy una copia digital e intento mover su currículo y su historia”. Muy aficionado a las redes sociales, la página de Facebook que ha dedicado al proyecto Buscando empleo reúne unos 70 retratos de parados que han aceptado posar sentados en una silla de su estudio. Son los que ha retratado en los tres meses que lleva con la idea. “Se me ocurrió tras subir a Facebook un dibujo que hice de mi amiga Marta. Tengo casi 7.000 fans y en poco tiempo su currículo empezó a recibir muchísimas visitas”, explica. Siempre le ha gustado experimentar compartiendo sus trabajos y durante años ha llevado en Internet un diario al que subía fotos de sus obras que tomaba con el teléfono.

Iván baja el volumen de la música de su ordenador para no molestar a sus compañeros de estudio, en ese momento un ingeniero y un arquitecto. La luz del mediodía entra por unas ventanas que soportan una colección de cartabones colgados de los pomos. Sobre la mesa hay pegado un calendario lleno de fechas tachadas. “Me pueden escribir a ivan@ivansolbes.com y pedir número. Tengo citas para dibujar a gente casi todos los días. Dos por día, en unos 40 minutos; luego la persona se va a su casa y me envía un texto que subo junto con su dibujo: desde currículos a cuentos”, explica. Asegura que apenas le han visitado modelos brasas; “al contrario, me llama la atención la cantidad de proyectos e ideas que tiene la gente”. Tantas que ha decidido abrir la paleta de modelos y quiere encontrar, además de desempleados, a cualquiera que tenga una iniciativa interesante relacionada con la crisis. Por lo pronto, una visita por su página sirve para descubrir desde joyeras a diseñadores de robots.

Iván no es un principiante. Licenciado en Bellas Artes de 38 años, ha participado en publicidades de marcas importantes, dibujado en el diario Público y trabajado en cartelería y libros infantiles. También es uno de los vecinos que en 2007 estuvo tras la campaña Lavapiés Olímpico, que presentaba los problemas del barrio mediante una serie de iconos inspirados en el grafismo de los Juegos: 100 metros cacas, levantamiento de bolsos, desahucio sincronizado… Desde entonces han ocurrido muchas cosas. Entre otras, se ha mudado a Malasaña (su historia la ha contado el diario del barrio Somosmalasaña) y el mundo se ha hundido bajo sus pies. “De lo que yo vivía ya no existe”, suspira. “Con lo que estoy haciendo espero abrir nuevas puertas. Tenía la espinita clavada de que mi técnica no era lo bastante buena. Ahora he logrado mi objetivo de mejorarla”. Iván muestra las líneas de los dibujos para demostrar que cada vez son más finas porque necesita repasar y corregir menos. “Quiero prolongar el proyecto pero no aburrirme”, cuenta: “Por eso a los que vienen les pregunto por iniciativas en las que yo pueda encajar”. Tiene varias ideas en la cabeza, como reportajes dibujados al estilo de los que hace el periodista Joe Sacco. Iván busca y sus modelos buscan. Mientras intentan ayudarse. Son los intercambios en la era sin billetes.

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