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“Tenemos la palabra de Feijóo, pero no la de la industria láctea”

Los ganaderos gallegos llevan 40 meses vendiendo por debajo del coste de producción. Perdiendo dinero

Roberto García, en un hotel de Santiago.
Roberto García, en un hotel de Santiago.ANDRÉS FRAGA

Toda su vida entre el ganado (la explotación láctea de sus padres en Rodeiro, el pueblo de Pontevedra en el que nació en noviembre de 1958, y su propia empresa dedicada a la comercialización de carne de buey castrado) y el sindicalismo iniciado en la UGT. El secretario general de Unións Agrarias desde hace más de 13 años espera el final de enero como agua de mayo. Esto es, que el líder sindical Roberto García comprobará en apenas un mes si la palabra asumida y rubricada en nombre de la industria y los distribuidores lácteos por el presidente de la Xunta (tras una huelga inaudita que inundó de leche desperdiciada prados y explotaciones hace apenas 10 días) habita entre los productores y se hace carne que estos puedan llevarse a la boca. De momento, los ganaderos gallegos llevan 40 meses vendiendo por debajo del coste de producción. Perdiendo dinero. Hasta el punto de que cuanto más ordeñan y más llenan con su trabajo las baldas de los supermercados, más se empobrecen. En realidad, están desahuciados: no pueden hacer frente a sus hipotecas, aunque en su caso no hay bancos que los apremien para echarlos a la calle porque a nadie le urge hacerse con unas explotaciones llenas de seres vivos que cuidar y alimentar para endeudarse en la faena. García lleva semanas enfrascado en mil reuniones.

Pregunta. ¿Desde cuándo y por qué se ahoga el sector lácteo gallego?

Respuesta. Hay un antes y un después de la entrada en la UE en 1986. Hubo una reducción de activos y de leche y pasamos de 75.000 explotaciones a las 12.000 que hay ahora. Los ganaderos modernizamos las explotaciones; producimos menos con más capacidad; nos hicimos más competitivos… cumplimos todas las normas. Pero nos sale caro, porque no gestionamos ni el 85% del territorio gallego productivo: una superficie abandonada, pasto de incendios, de jabalíes y lobos. Pero sobre todo nos sale caro porque la industria marca los precios unilateralmente y nos compra por debajo de lo que nos cuesta producir. Una ilegalidad.

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P. Feijóo se ha comprometido, en el documento firmado la semana pasada, a poner a disposición de los productores ese terreno abandonado. ¿Qué supondrá?

R. Supondrá que tendremos 800.000 hectáreas de superficie, a mayores de las 526.000 actuales, con lo que se abaratará la producción, ya que habrá más pasto y cereal y los ganaderos podrán alimentar mayor número de vacas.

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P. Pero si cuanto más producen más dinero pierden, esa medida tendrá que complementarse con la subida del precio que les pagan.

R. Es que tendrá que venir acompañada del compromiso asumido por el presidente de la Xunta, en nombre de los industriales y distribuidores, de pagar la leche por encima del coste de producción. Es cierto que la Xunta no puede hablar de precios, no puede marcarlos, pero se ha comprometido a que la industria pague a los productores gallegos al menos lo mismo que paga a los del resto de España.

P. Los ganaderos gallegos llevan más de tres años perdiendo dinero. ¿Por qué no ha reventado esto antes? ¿Por qué nadie lo ha visto?

R.Se ha visto, pero es poco rentable políticamente. La crisis ha ido acabando con todo en el medio rural. Con la sanidad, con los colegios… ha supuesto el desmantelamiento del campo. Si no hay una carga fiscal para quienes abandonan sus terrenos productivos, no hay nada que hacer.

P. ¿Pasa también por ahí el compromiso de Feijóo?

R. La propuesta que valora la Xunta es algo así como el palo y la zanahoria: gravar a los propietarios de las tierras improductivas con un IBI alto o que los ingresos de la productividad queden exentos. Es decir, que el propietario que acceda a alquilar sus tierras no tenga que tributar a Hacienda. Yo supongo que el presidente optará por un mixto, aunque personalmente creo que si la incentivación no funciona habrá que poner en marcha un plan b, una medida de penalización a quienes no utilizan sus tierras.

P. España es deficitaria en producción de leche y Galicia produce el 40% del territorio español. ¿Cree que algún día se podrá conseguir que el lácteo se convierta en uno de los sectores estratégicos de Galicia?

R. Se dan todas las condiciones climáticas, orográficas y productivas. No tenemos nada que envidiar a ningún país de la UE. La única diferencia es que aquí hay una industria pequeña y atomizada que solo mete el producto que compra en un cartón. Sin ningún valor añadido, porque lo más fácil es envasar un líquido, pero ellos deciden lo que pagan al productor, incluso hasta ahogarlo. La debilidad del sector lácteo gallego es la industria que ni siquiera es transformadora. En la producción láctea, España es deficitaria en 1.000 millones de euros en la balanza comercial. Pagamos 2.000 millones de euros por lo que viene de fuera y ganamos 1.000 millones por lo que exportamos. Creo que políticamente es fácil de entender. Y más, si consideramos las razones medioambientales que van unidas a esto.

P. ¿Cuántas industrias quedan de titularidad gallega?

R. Pues muy pocas porque Larsa se vendió a Central Lechera Asturiana; a Puleva la compraron primero unos americanos y ahora es de la portuguesa Lactogal. La Xunta promovió el cooperativismo de Feiraco y Río con otras empresas pero hace meses que no pagan a los ganaderos y comercializan apenas el 1%. Vamos, que es la crónica de una muerte anunciada.

P. ¿Se fían de la palabra de Feijóo cuando asume el compromiso de la industria de que pagará un precio rentable a los ganaderos?

R. El Gobierno gallego tiene que presionar ahora a la industria para evitar que compre fuera y que pague aquí a partir de enero por encima del coste de producción. Y tiene que evitar, además, las prácticas fraudulentas de la distribución. Vamos a comprobar si el presidente tiene o no tiene palabra. Esperaremos hasta enero a ver qué pasa. Si no la tiene, activaremos con mucha más virulencia la huelga que suspendimos cautelarmente ante esta negociación. Nosotros no tenemos ningún compromiso ni de la industria ni de la distribución. Solo la palabra del presidente gallego.

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