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Acequias en peligro en Sierra Nevada

Los regantes de Soportújar advierten de los riesgos de eliminar las subvenciones

El alcalde Soportújar, José Antonio Martín, con el casco urbano del municipio que rige al fondo.
El alcalde Soportújar, José Antonio Martín, con el casco urbano del municipio que rige al fondo.M. ZARZA

A casi mil metros sobre el nivel del mar, en la Alpujarra granadina, está Soportújar, un municipio en pleno Parque Nacional de Sierra Nevada que cuenta con 278 habitantes. Igual que el resto, no sabe aún cómo hacer frente a la ausencia de las subvenciones del Gobierno. No lo saben ni el Ayuntamiento, ni los regantes, que son en este caso los principales afectados.

El alcalde, José Antonio Martín (PSOE), tiene claro que eliminar las ayudas es “lastrar un desarrollo” y advierte del riesgo que conlleva no solo desde el punto de vista económico, para fijar la población, sino también medioambiental. “En la Alpujarra todo lo que vemos no está hecho por la naturaleza, es también un paisaje humanizado y la estructura no es rentable aunque contribuye a mantener el parque. Si no hay un incentivo, mucha gente abandonará”.

Hay 18 niños en el colegio y una población mayor que la registra el INE, según dice, por la actual colonia de ingleses y un centro budista, situado más arriba del núcleo urbano. La forma de vida en Soportújar es la típica de la Alpujarra: turismo, actividad forestal, agricultura de subsistencia o construcción. Todo en pequeñas dosis. “En los pueblos pequeños cada euro se estira al máximo”, señala Martín.

Este año tenían pensado destinar la ayuda —en 2012 fue de 18.000 euros— a electrificación. “Tenemos problemas en el municipio y hay posibilidad de futuros desarrollos, por lo que la queríamos potenciar para tenerla asegurada”, explica. Sin esa subvención, está por ver si puedan acometer actuaciones de mantenimiento básicas como esa. Con la subvención ministerial, han arreglado senderos, construido un pequeño parque, adecentado calles en mal estado y mejorado cauces de ríos años atrás.

Pero además de esa cuantía directa al Consistorio, que no es desdeñable en un municipio con un presupuesto de unos 600.000 euros, la Comunidad de Regantes de Soportújar también verá mermada su economía. Este año han recibido 12.000 euros de estas mismas ayudas, aunque en los años de bonanza llegaron a recibir hasta 20.000.

Si a partir de ahora esa ayuda desaparece, se resentirán las acequias de careo, que han sido el método utilizado durante siglos para retener el máximo tiempo posible el agua del deshielo de la alta montaña en la zona superior para utilizarla en la estación veraniega en las zonas más bajas a través de la filtración. “Sin esas ayudas no se pueden mantener las infraestructuras”, asegura Manuel Romero, uno de los regantes.

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Funcionan como irrigación natural pero hay que saber trabajar con ellas, insiste el alcalde, que alerta del perjuicio que eso acarreará al parque la supresión del sistema. Antes, los propios agricultores las mantenían, pero después hubo que recuperar la figura y su mantenimiento no es posible solo con los fondos de los propios regantes.

“No es momento de subir las cuotas”, dice Romero, que destaca que el sistema de acequias no solo sirve para el regadío y el consumo, sino también para mantener el ecosistema y el paisaje actual.

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