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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las incógnitas del Banco de Valencia

Si el contribuyente va a poner de su bolsillo 6.000 millones de euros, lo razonable es que se pruebe que liquidarlo era peor

Joaquin Maudos

La hasta hace poco joya del sector bancario valenciano ha resultado ser, no ya bisutería barata, sino una auténtica falsificación. El FROB ha tenido que inyectar la friolera de 5.500 millones de euros para a continuación adjudicar el banco al mejor postor que solo ha estado dispuesto a pagar el precio simbólico de un euro. Y además se le ha concedido un esquema de protección de activos para una cartera determinada de forma que el 72,5% de las pérdidas (unos 500 millones de euros más) que puedan aparecer en los próximos diez años las asumirá el FROB. Aparentemente, muy buen negocio para el comprador, Caixabank.

Como la entidad se ha vendido por un euro, los 5.500 millones previamente inyectados por el FROB los asumimos los contribuyentes, ya que es una pérdida que además aumenta el déficit público en un 0,5% del PIB. La cuantía parece reducida si la comparamos con los 22.400 millones de euros que ha costado rescatar a Bankia, pero la comparación no es correcta por dos motivos: porque en Bankia se han perdido los 4.465 millones que el FROB prestó en forma de participaciones preferentes y que luego convirtió en acciones, mientras que los 18.000 millones restantes confiemos en que el señor Goirigolzarri ponga todo su empeño, como ha prometido, para que se recuperen íntegramente; y porque los 5.500 millones de euros del coste hasta ahora de rescatar al Banco de Valencia representan nada menos que el 26,6% de sus activos, mientras que en Bankia la pérdida representa el 1,5% de su balance. Incluso suponiendo que los 18.000 millones de Bankia también se perdieran, la ayuda total a Bankia representaría un porcentaje muy inferior (7,8%) al coste del Banco de Valencia.

El ex gobernador del Banco de España, MAFO, afirmó que la CAM era “lo peor de lo peor”, palabras impropias del supervisor del sector bancario. Pero visto lo visto con el Banco de Valencia, se equivocó a todas luces, ya que lo peor de lo peor estaba por venir. Así, los 5.249 millones que le costó al FGD (por tanto, a los bancos, y no al contribuyente) limpiar la CAM representaban el 7,5% de su balance, menos de la tercera parte de lo que ha costado el Banco de Valencia. No obstante, la comparación debe hacerse con cautela ya que en la factura de la CAM no están incluidas las provisiones posteriores que tuvo que hacer el Banco Sabadell para cumplir con los dos reales decretos leyes aprobados ya en 2012 para sanear la exposición a la promoción inmobiliaria.

Lo único que sabemos es que un supuesto informe cifraba la liquidación en 10.500 millones

Si 6.000 millones de euros van a salir del bolsillo de los contribuyentes, es más que razonable que se demuestre que liquidar el banco hubiera sido mucho peor, como han afirmado tanto el Gobierno como la Comisión Europea. Lo único que sabemos los contribuyentes por algún medio de comunicación es que un supuesto informe del banco de inversión Nomura cifraba el coste de la liquidación en 10.500 millones de euros, lo que implicaría que la mitad de los activos del banco no se recuperarían. Si esa estimación es correcta, obviamente, nos ha salido menos caro rescatar al banco, ya que con los 10.200 millones que se recuperarían (que es la diferencia entre los 20.700 millones de euros del activo actual menos los 10.500 millones de euros que no se recuperarían), ni siquiera se hubiera podido atender el pago de los depósitos de la clientela (11.425 millones de euros). Y por supuesto no se hubiera podido pagar al Banco Central Europeo los 4.001 millones de euros que se les debe ni los 2.395 millones que se deben a otras entidades de crédito. Por tanto, como a todos estos acreedores les acabaría pagando el Estado, la factura con cargo al FROB hubiera sido muy superior a los 6.000 millones de euros.

Pero hay otra cuestión que también se nos debería de explicar a los contribuyentes y es por qué el coste de rescatar al banco ha sido superior a los 3.462 millones de euros que la consultora Oliver Wyman estimó hace solo dos meses que le hacían falta al banco para afrontar un escenario adverso. ¿No es esa cuantía la que hacía falta para afrontar un escenario que según el Banco de España es altamente improbable que ocurra (menos del 1% de probabilidad)? Si es así, ¿por qué se le inyectan en los próximos días 1.000 millones de euros de más?

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Pero aún hay más. Justo al día siguiente de que se anunciara la inyección de 4.500 millones de euros del FROB al Banco de Valencia, este comunica a la CNMV que el coste del saneamiento pendiente para afrontar las exigencias de los dos reales decretos leyes aprobados este año es de 2.062 millones de euros. Hay que añadir a esta cifra una cuantía adicional en concepto de lo que se conoce en la jerga como capital buffer (unos 500 millones de euros más). ¿Por qué si con 2.500 se limpia por completo el banco, el FROB inyecta 2.000 millones de euros de más? Supongo que porque Caixabank habrá utilizado hábilmente su poder de negociación ante un FROB débil cuando ningún otro banco ha estado dispuesto a pagar un mejor precio.

En resumen, aunque esté justificado rescatar al Banco de Valencia, nos merecemos una explicación, ya que la escandalosa cuantía de dinero utilizada no es del FROB, sino del contribuyente. Y de la actuación de los antiguos gestores del banco, cuya gestión se puede calificar como mínimo de poco diligente y cuyas consecuencias las vamos a pagar entre todos, mejor ni hablamos.

Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia-Ivie y colaborador del CUNEF

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