_
_
_
_
_
CRÍTICA / TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

T de tropiezo

En Aventura! la estructura no funciona. El conflicto se expone demasiado tarde y transcurre demasiado tiempo en el planteamiento de la situación

Un momento de la obra representada en el Teatre Lliure.
Un momento de la obra representada en el Teatre Lliure.DAVID RUANO

Alfredo Sanzol borda los mosaicos de escenas cortas e independientes que funcionan como álbumes de cromos de su propia historia. Tanto en las piezas que ha escrito para su compañía —Sí, pero no lo soy (una quincena de sketches que nos llegaron bajo el globo giratorio de una disco de los años setenta), Días estupendos (otros tantos en el paisaje de sus veranos), En la luna (otros tantos en plena Transición), como en las que escribió para las T de Teatre en Delicadas(un entramado de estampas de la vida rural, homenaje explícito a su abuela, a las hermanas de esta, a su época)— la memoria, la suya, y hablamos más de sensaciones que de recuerdos, es el punto de partida.

Aventura!

Texto y dirección: Alfredo Sanzol.
Traducción: Sergi Belbel.
Intérpretes: Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico, Àgata Roca.
Escenografía y vestuario: Alejandro Andújar.
Música original: Fernando Velázquez. Iluminación: Carlos Lucena. Sonido: Roc Mateu.
Teatre Lliure de Montjuïc.
Barcelona, 29 de noviembre.

Aventura! es su nueva ídem con las T, pero aquí el patrón es otro. Preocupado, como todos, por la crisis y angustiado, afirma, por la realidad social que nos rodea, Sanzol deja de mirar hacia atrás para situarse en el aquí y ahora e imaginar qué pueden llegar a hacer los socios de una empresa barcelonesa ante la oferta de compra de un empresario chino. Y aunque el texto está escrito también a base de escenas cortas, estas ya no son independientes sino que conforman la aventura del título. El nudo de la trama se presenta cuando los socios se plantean la venta de una compañera. Como suena. Y no desvelo nada que no conste en la promoción del montaje. Estamos ante una solución radical y provocadora que podría dar mucho juego, desencadenar una serie de consecuencias y reflexiones pero que, sin embargo, no acaban de darse.

La nueva estructura no funciona. El conflicto se expone demasiado tarde. Transcurre demasiado tiempo en el planteamiento de la situación, en escenas que sirven para dibujar a los personajes pero que quedan un poco en el aire. El montaje busca una linealidad que resulta forzada y que obliga a los personajes que no intervienen en la acción que se muestra a un estatismo que paraliza el desarrollo. Falla el ritmo. La música promete y engancha al principio, pero pierde fuerza a base de repetirse. Y las T, junto con los dos chicos que ya las acompañaban en Delicadas, derivan el conjunto hacia el terreno de la sitcom televisiva, como si hubieran intervenido más que en aquel en el proceso creativo. La cuestión es que Aventura! es lo menos Sanzol de Sanzol. A excepción de la primera escena, a cargo de Albert Ribalta, me cuesta reconocer su impronta. Una pena.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_