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Gobierno y partidos piden la disolución de la banda terrorista

Las exigencias de ETA solo encuentran comprensión en la izquierda 'abertzale'

ETA solo tiene la comprensión de la izquierda abertzale en las exigencias y en los ritmos que plantea en su último comunicado. Así se desprende de las reacciones que ha provocado su nueva irrupción en la vida política donde, eso sí, se compromete a llegar al final de la “confrontación armada”. El resto de formaciones políticas y el Gobierno ya le han contestado con el ninguneo que supone pedirles su disolución. El futuro lehendakari, Iñigo Urkullu, apenas le dedicó unos segundos al tema durante su intervención en un acto de homenaje a Sabino Arana, fundador del PNV. Fueron los necesarios para precisar que las cuestiones que plantea ETA como determinantes para zanjar el denominado conflicto vasco se tienen que resolver “con discreción” y no “con comunicados”.

En su texto, difundido íntegramente por el diario Gara, ETA advierte de que “los Estados (España y Francia) pueden frustrar la oportunidad de paz”, y afirma que existe un “riesgo real” de “dejar sin salida el proceso” al considerar que se ha producido una “involución”. La banda terrorista, además, se muestra dispuesta a hablar del reconocimiento del daño que ha causado a las víctimas en las negociaciones que demanda abrir con el Gobierno, al que también exige que reconozca “los crímenes que ha cometido” con miembros de ETA y que “adecúe” las Fuerzas Armadas en Euskadi.

El socialista Pastor dice que la nota de ETA le suena a "rancio"

Ante estas advertencias, la portavoz de la izquierda abertzale, Maribi Ugarteburu, precisó, en Bilbao, que no debe interpretarse como una posible vuelta a las armas el aviso de ETA de que el proceso de paz se puede “frustrar” ante la falta de avances por parte de España y Francia. La izquierda radical tiene claro que el comunicado de la banda terrorista es “un paso adelante, no hacia atrás". Ugarteburu fue explícita: “Más claro, agua. Es una disposición en positivo para avanzar en la resolución, y no para lo contrario”.

En una posición intermedia, Lokarri sostiene que si ETA reconoce que la sociedad vasca es la protagonista del proceso de paz, “debe respetar sus ritmos”, aunque ve “importante” que la banda terrorista “mantenga su compromiso con el final definitivo de la violencia”.

Por encima de estas valoraciones, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, recordó que el Gobierno no va a negociar “en absoluto” con ETA, y exigió la “disolución incondicional” de la banda terrorista. “Ni hemos negociado ni vamos a negociar en absoluto con una organización terrorista, y el único comunicado que espera y exige el Gobierno, y trabaja para ello, es su disolución incondicional”. Mientras, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, avisó a la banda terrorista de que “o se disuelve o se la disuelve”.

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Desde los socialistas vascos, su portavoz, José Antonio Pastor, dijo que el comunicado “le suena a viejo y huele a rancio”, y que solo esperan un pronunciamiento de ETA en el que anuncie su desaparición definitiva y el desarme unilateral.

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