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Los amenazados de desahucio dicen que el decreto excluye a la mayoría de familias

La plataforma acusa al Gobierno de ceder a las presiones de la banca “La medida beneficia a una familia con un hijo de tres años pero no a una que tenga dos de cuatro” subraya Colau

Clara Blanchar

La mayoría de familias amenazadas por los desahucios no se verán beneficiadas por el decreto aprobado ayer por el Gobierno. “La mayoría de las familias con las que tratamos quedan excluidas”. Así lo ha valorado hoy la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona, Ada Colau. La PAH trabaja en estos momentos en cuantificar exactamente cuál sería el número de familias afectadas que quedarían excluidas del decreto. “Tememos que pase igual que con el decreto de buenas prácticas [el decreto De Guindos] en el que era muy difícil cumplir las condiciones”, ha argumentado Colau.

Colau ha relatado como en los últimos días la PAH ha pasado de la esperanza de una mejora en la situación a la “profunda decepción” por un decreto en el que no solo los dos principales partidos políticos han sido incapaces de llegar a un acuerdo sino que “han menospreciado el conocimiento, no han escuchado ni a la sociedad civil ni al poder judicial” de quienes más conocimiento tienen de la materia. Al mismo tiempo, asegura, han cedido a las presiones de la banca, “porque el Gobierno ha aprobado exactamente las medidas que sugirieron las entidades, una moratoria temporal para casos excepcionales”.

Durante una rueda de prensa celebrada en el colegio de abogados de Barcelona, Colau y los abogados que han intervenido han criticado la “arbitrariedad” del decreto y han puesto un ejemplo clarificador: “El decreto salva del desahucio a una familia con un niño de tres años pero no a una familia con dos niños de cuatro”. De ahí, asegura Colau, que el decreto “empeore la situación” si la desesperación “lleva a familias a tener un hijo o dañar su salud para que se les incapacite”. Pese a las críticas, la PAH se muestra abierta a colaborar con el Gobierno, al que pide que “rectifique” si éste les consulta.

Los ponentes también han cuestionado la medida no concretada de crear una bolsa de viviendas. “El problema de fondo es la falta de garantía del derecho a la vivienda: España es el país con más vivienda vacía y el que más desahucia”. En este sentido, y ante la incógnita de cómo funcionará el banco malo: “Sería incomprensible que los pisos que se quede del banco malo no se destine a las familias que lo necesiten”.

Ante la calificación de “parche” por parte los abogados Martí Batlori, Rafael Calderón y Jesús Sánchez, de la medida aprobada ayer, la PAH ha recordado que sus reivindicaciones pasan por la moratoria total de desahucios de primera vivienda, en la dación retroactiva y en la creación de un parque de alquiler social. Estas son los tres puntos de la Iniciativa Legislativa Popular para la que llevan 600.000 firmas recogidas y cuya entrada en el Congreso de los Diputados vetaron los grandes partidos durante año y medio.

El equipo jurídico de la PAH ha redactado un escrito para solicitar la suspensión de todos los procedimientos de ejecución hipotecaria de viviendas habituales que se encuentren en los tribunales. El lunes a las once de la mañana tienen previsto presentar decenas de copias del texto en los juzgados de diferentes ciudades a través de las distintas plataformas que hay en el país.

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Decálogo de malas prácticas bancarias

C. B. / Barcelona

Después de tres años batallando con entidades financieras con el objetivo de evitar desahucios, la abogada y activista de la PAH Eva Corredoira, ha enumerado este viernes “la mala praxis bancaria” con la que las plataformas de afectados topan a diario. Unas prácticas que ayudan a entender lo que está ocurriendo.

1. Hipotecas firmadas con avales cruzados. Compradores que se avalaban entre ellos mismos con los pisos sobre los que contraían hipoteca. Si uno de los dos se quedaba sin poder pagar, el otro no podía responder porque todavía debía el piso al banco.

2. Avales por parte de desconocidos. "Las inmobiliarias proporcionaban avales, traían gente que hacía favorcitos", explica literalmente Corredoria que lo ha visto en no pocos casos.

3. Compras cruzadas. Familias, por ejemplo, tres hermanos, que compraban tres pisos: cada uno era propietario de un tercio de cada piso. En caso de problemas, estos se triplican y les salpican a los tres.

4. Falsificación documental. "De nóminas, sobre todo" para conceder hipotecas a compradores sin capacidad real de compra de los pisos por los que se hipotecaban.

5. Sobreendeudamiento. "No se hicieron buenas evaluaciones de riesgo con el 80% del valor del piso que se recomienda, sino con hipotecas por el 100% del valor o más, en propiedades sobretasadas", por lo que las familias deben más de lo que tienen.

6. Préstamos con cuotas finales únicas. Corredoira asegura que a la PAH llegan compradores "de 70 años y cuotas finales y únicas de 45.000 euros".

7. Vigencia de los préstamos. Hipotecas que no son a 20, 30 ni 40 años, sino que acaban cuando el deudor tiene 80 años.

8. Amenazas. Para cobrar a las familias que no pueden pagar, desde las entidades se vierten todo tipo de amenazas sobre los morosos: que les expulsarán si son inmigrantes, que perderán la custodia de los hijos, son algunas de las más habituales.

9. Refinanciaciones. Los bancos han intentado retener a los deudores ampliando el capital de los préstamos, alargando plazos o vendiendo préstamos personales. Situaciones todas ellas que empeoran la situación de unas familias "que si no pueden pagar hoy difícilmente lo harán mañana".

10. Negación de alquileres sociales. "Las entidades no los conceden y los pisos quedan vacíos para especular de nuevo".

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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