Como es ella
Patti Smith emerge en La Riviera encandilando al personal con sus grandes clásicos revitalizadores
Los artistas de culto despachan muchas menos entradas que los recientes premios Mercury. A Patti Smith la contemplan tantos años como la suma de los tres integrantes de The XX, pero apenas consiguió media entrada en La Riviera frente a los dos llenazos de los retoños. Eso sí: los del underground neoyorquino apenas tienen que preocuparse por las posturitas. Emergió la Smith como es ella, con la melena enmarañada, la camiseta por fuera, una cazadora ajada y la sonrisa de quien lleva muchos años importándole un bledo el qué dirán. Y divirtiéndose tanto con los temas recientes (el inaugural y muy potable April fool, la licantropía de Bonga, el homenaje a Amy Winehouse en This is the girl) como con las pequeñas dosis de doctrina (la venganza de la Madre Naturaleza, la inspiradora libertad de las huelgas, las llamadas a la paz en Oriente Medio) y una inesperada lectura de It’s a dream, de Neil Young. En cualquier caso, nada tan revitalizador como los grandes clásicos: Because the night, Ghost dance, Gloria. Y un People have the power final con inevitable dedicatoria monclovita. Aunque dudamos que al joven Mariano, tan poquito contracultural, le regalaran nunca una casete de ella.