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El Congo ourensano

Una empresa canadiense extraerá en una aldea del municipio de Viana un elemento muy valioso en la fabricación de microtecnología

Zona de pastos en las inmediaciones de donde se abrirá la explotación minera.
Zona de pastos en las inmediaciones de donde se abrirá la explotación minera.

La aldea de Penouta (95 habitantes, en el municipio ourensano de Viana do Bolo) no va a competir con la República Democrática del Congo, productora del 81% de la reserva mundial de tantalio. Un ingrediente, junto con el columbio, del coltán: ese recurso no renovable tan necesario para los microprocesadores de las nuevas tecnologías y por cuya propiedad hay una guerra en el país africano desde 1998 que ha matado más que la Segunda Guerra Mundial. Pero la mina de Penouta, que el Estado expropió en 1983 al holding Rumasa y que desde entonces es una escombrera del tamaño de 240 campos de fútbol en el límite de una zona de protección ambiental, está llena de ese mineral tan preciado y tan escaso.

El estudio que la empresa canadiense Pacific Strategic Minerals ha realizado en la mina ourensana antes de presentar un proyecto a la Xunta para su explotación, estima que podrá extraer 990 toneladas de tantalio. Su precio en el mercado es de 192 euros el kilo. Un filón. La empresa de Ruiz Mateos extrajo entre 1971 y 1986 de la mina a cielo abierto grandes cantidades de estaño. Hasta que este elemento dejó de ser rentable. La enorme escombrera que generó la actividad de Rumasa lleva casi tres décadas abandonada —sin que ninguna administración pública se haya inmutado— a 50 metros del Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección de Aves (Zepa) de Pena Trevinca.

“Aquí vino alguien, se llevó el estaño y se fue con él sin que se le exigiera la mínima reparación ambiental” de esa enorme zona de despojos contaminantes, explica el presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), Serafín González, el proceder habitual de las extractoras. “La empresa española dejó todo hecho un asco”, lamenta. Por eso, la asociación naturalista es especialmente puntillosa en sus alegaciones a un proyecto al que, en el caso de que cumpla las normativas medioambientales, encontraría ventajas. Una de ellas, que la firma canadiense no propone explotar la mina, sino los escombros ya triturados de las balsas de decantación. “Que se reduzcan los estériles en un 40% es positivo”, destaca la SGHN, que valora asimismo que la firma candiense “evitará la contaminación química ya que en el informe precisa que no utilizará productos peligrosos”. En su informe, la empresa sostiene que tras su intervención en la escombrera “mejorará” la calidad ambiental del área en la que intervendrá.

El permiso que Pacific Strategic Minerals pide a la Xunta a través de su filial española Salamanca Ingenieros, SL es para “reprocesar los estériles de la zona protegida” y extraer esas denominadas tierras raras (los elementos de la tabla periódica compuestos de mezclas de óxidos e hidróxidos) entre las que se encuentra el ahora tan preciado tantalio que ayuda a mantener teléfonos y ordenadores portátiles y que regula el flujo de electricidad sin quemar los circuitos.

Pero la empresa canadiense pide autorización para “aprovechar mejor” el mineral de estaño que aún contiene la mina, además de para extraer la valorada tantalita. Asegura en su informe que extraerá los caolines y feldespatos, con lo que reduciría hasta ese 40% el volumen de la escombrera y los más de 13 millones de toneladas de las balsas minerales. Todo ello, a un ritmo de 3.000 toneladas diarias durante 15 años.

El presidente de la sociedad científica es preciso en la alerta que consta en sus alegaciones al proyecto. Sostiene que algunos detalles del informe evidencian “poco rigor y seriedad”. En su proyecto, “olvidó mencionar” las directivas de Hábitat, Aves y Agua además del Plan Hidrológico —en una zona de alta protección medioambienta—- y exagera el dato de creación de empleo que generará: habla de 100 empleos directos cuando “en la tabla detallada se aprecia que serán 70”. La empresa venderá los concentrados de estaño y tántalo a fundidores de Alemania y Canadá mientras que el caolín y los feldespatos los destinará a Europa y Sudamérica. Aunque Pacific Strategic Minerals pide la autorización para la extracción de los minerales mencionados, la SGHN tiene claro que “la madre del cordero es el tantalio”.

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“Galicia es una mina”

La SGHN reprueba la actitud de la Consellería de Economía e Industria que, pese al eslogan Galicia es una mina con el que promociona la riqueza natural gallega “pretende hacer que pasen desapercibidas las tremendas cicatrices que van dejando las explotaciones”. El presidente de esta sociedad científica, Serafín González, sostiene que “reprocesar y aprovechar estériles de mina parece una buena idea” si se cumplen las normas ambientales. Las SGHN ha presentado alegaciones al proyecto de la empresa canadiense instando a la Xunta a que “no autorice la afección sobre hábitats de interés o conservación prioritaria en la UE y de especies amenazadas en zonas de Red Natura”.

Sostiene, que a la vista de la “nula restauración” que permitió la Xunta cuando finalizó la explotación de este yacimiento, debe exigir ahora a la multinacional un aval por el importe estimado de la recuperación del área afectada por el proyecto. En sus alegaciones, la SGHN reclama que en el proyecto de recuperación se contemple la adecuación para las poblaciones de anfibios y aves y que “bajo ningún concepto” se incluyan especies vegetales que no sean autóctonas. La empresa, que reconoce la “alta degradación ambiental” de la zona por las actividades extractoras anteriores, exhibe entre las ventajas para esa deprimida comarca a creación de empleo directo (70 puestos de trabajo) que precisa que se multiplicarán por cinco indirectos.

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