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Baltar abandona a Feijóo en O Irixo

El candidato del PP se quedó sin cartelería en el municipio que luchó contra la incineradora pero el voto “inamovible” deparó otro gran triunfo a la derecha

Votantes en el municipio de O Irixo, ayer.
Votantes en el municipio de O Irixo, ayer.Nacho Gómez

En O Irixo (611 vecinos con derecho a voto) cunde el “carrexo” de perros de caza en los remolques de los todoterreno que atraviesan el pueblo como rayos a lo largo de la mañana electoral. Una estampida. Es el primer día de caza menor y el municipio queda prácticamente despoblado de varones desde primera hora. En el colegio electoral no hay colas. Los votantes —en su mayoría apoyados en bastones o sostenidos por familiares de edad— introducen en la urna, situada en el “rincón de los cuentos” del aula de infantil del colegio público (nueve alumnos de nombres impronunciables), sus papeletas. Casi todos las llevan de casa. Aunque en esta ocasión, el PP —en manos de Baltar, el sucesor de Baltar— no hizo el “puerta a puerta”. No entró en las cocinas. No se gastó el dinero en la cartelería. Apenas se esforzó.

Por primera vez en muchos años no se aprecia el incesante y tradicional “carrexo” del PP. El alcalde, Manuel Penín —que prometió y bendijo las bondades de supondría la instalación de la segunda Sogama de Galicia en el pueblo, hasta que el presidente provincial de su partido y de la Diputación, José Manuel Baltar, lo contradijo— apenas se dejó ver y su número dos solo transportó en su coche en esta ocasión a dos ancianos impedidos. A media mañana, había votado el 10% del censo electoral de la madrugadora y envejecida población de O Irixo. Pero a media tarde la participación se había disparado hasta casi el 50%.

“Aunque deberían haber afectado las manifestaciones y el enorme movimiento vecinal contra la incineradora, no creo que cambie nada”, comentan, escépticos, uno tras otros los electores —todos reclamando no ser identificados— tras depositar sus votos en la urna. Algunos contaban con los empleos que ofrecía Penedo al calor de la propuesta la planta de tratamiento de residuos, sin concurso público mediante y gestionada a cargo de Estela Eólica, contra la que el vecindario se puso en pie de guerra.

La mayoría de los vecinos no la querían en varios kilómetros a la redonda. La Xunta se vio obligada a cambiar el emplazamiento. Las viviendas más próximas al consistorio aún lucen, desteñidas, las pancartas en contra de la “Sogama del Sur” y en las calles persisten las pintadas que denigran al cura y al regidor: “Alcalde e frade=cazo. Desta salvámonos”.

Tras la batalla vecinal contra la incineradora, con la lista del exbanquero y expresidiario Mario Conde —amigo íntimo de los Baltar— espoleada desde el periódico local, en O Irixo apenas hay movilización en el día D. Claro que el peso de los votos del PP es clamoroso. Lo cuenta María, —nombre ficticio— de 26 años, en voz baja. “Aquí la gente es muy cerrada, se resiste al cambio, vota siempre lo mismo. Es muy difícil que esto cambie”, murmulla. Unos minutos más tarde lo confirma un grupo de ancianas. “Nosotras votamos por los nuestros, que estamos emparentadas con el alcalde”, precisan.

Pero en el territorio del baltarismo que es Penedo no hubo carteles con la imagen de Feijóo. Ni una banderola del PP. El partido que controla en la provincia José Manuel Baltar Blanco se centró solo en el mailing de O Irixo. El presidente en funciones de la Xunta y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, no tuvo presencia en la cartelería. Frente a ello, los blancos rizos de Xosé Manuel Beiras (AGE) —el BNG del municipio se pasó todo a los Irmandiños de Anova— y el rostro en primera plana de Pachi Vázquez (PSOE) empapelan prácticamente la comarca. Aun así los representantes de ambas formaciones se mostraban ayer convencidos, antes de cerrar los colegios electorales, de que el PP gobernará por su propio peso; por el de esos votos “inamovibles” de un vecindario envejecido y una izquierda “hipercrítica” con sus referentes políticos. Y no falló el augurio: el PP logró el 64% de los sufragios.

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Carteles "arrancados"

“Nos volcamos más en las municipales, claro”, explica sin tapujos a este diario el alcalde de O Irixo, Manuel Penedo, la escasa movilización electoral del PP ourensano de estas elecciones autonómicas en su municipio. Asegura que sí que pegaron algunos careteles de Feijóo, “pero nos los arrancaron todos”, justifica la ausencia.

El regidor intenta zanjar la conversación cuando se le menciona la incineradora. “Ah, no, de eso no hablo, ese es un tema ya zanjado”, se desmarca Penedo tras haber sufrido un considerable zarandeo político por este asunto tras defender contra viento y marea la instalación de la planta —y tener hasta distribuidos a criterio personal los empleos que iba a generar— hasta que su presidente provincial le mandó parar y, tras éste, reculó la Xunta.

Cuando se le insiste en que se trata de conocer solo su opinión sobre el posible coste electoral de su propuesta en estas autonómicas, el alcalde de O Irixo se tranquiliza. “Los votos son habas contadas, más o menos tendremos los de siempre”, coincide el alcalde con la teoría del “peso de los votos del PP” que mantiene la oposición.

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