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“Salga y dimita. ¡Sea valiente!”

Las diputadas Tirado y Mollà retan a Blasco a dejar el escaño tras su imputación

Rafael Blasco y David Serra, este jueves, en las Cortes Valencianas.
Rafael Blasco y David Serra, este jueves, en las Cortes Valencianas.CARLES FRANCESC

“Salga y diga que dimite. ¡Sea valiente!”. Las diputadas Clara Tirado, del PSPV-PSOE, y Mireia Mollà, de Compromís, que denunciaron en octubre de 2010 a la Fiscalía Anticorrupción el fraude en las subvenciones de cooperación que han llevado a Rafael Blasco ante el Tribunal Superior de Justicia, retaron este jueves al exconsejero de Solidaridad y ya exportavoz parlamentario del PP a dar la cara y a dejar el escaño. No hubo respuesta del aludido, pese a la dureza de las intervenciones durante el debate por la creación de una comisión de investigación sobre la trama que desvió las ayudas al desarrollo, una iniciativa que los populares rechazaron. “¡Qué cobarde que es! ¡No se le puede llamar de otra manera!”, llegó a exclamar Mollà, a quien el vicepresidente de la Cámara, Alejandro Font de Mora, que presidió la sesión, amonestó por ello.

Mollà acusó a Blasco, sentado en su nuevo escaño de la tercera fila, de haber tratado de intimidar a quienes denunciaron la trama por la que se ve imputado de seis delitos (fraude, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y falsedad documental). “Dicen que Blasco vale más por lo que calla que por lo que habla”, añadió. “Ese ha sido siempre el problema”.

La diputada de Compromís señaló a los parlamentarios del PP por su complicidad y citó expresamente a Antonio Clemente, ausente en ese momento del hemiciclo, porque su esposa, Pilar Collado, que dimitió como directora general de Cooperación, reconoció ante la juez del caso que se marchó tras ver algunas de las irregularidades.

Tanto Mollà como Tirado destacaron lo reprobable de un fraude que consistió en quedarse dinero destinado a los más desfavorecidos. Si el PP tuviera un mínimo de ética, indicó la diputada socialista, “no seguiría cobijando a quien en nombre de la solidaridad se ha llevado el dinero de los más pobres”. Las dos reprocharon al Consell que presidía Francisco Camps y ahora preside Alberto Fabra, no solo pasividad ante las denuncias, sino su defensa de Blasco.

Así, cuando el diputado del PP Alfredo Castelló las acusó de no respetar la democracia al “machacar” al exconsejero y alegó que la Generalitat se ha personado como acusación particular en el caso, Mollà le reprochó que eso solo ocurrió cuando la juez desmanteló la trama y practicó detenciones. Antes de eso, recordó la diputada, la Abogacía de la Generalitat estuvo presionando con denuncias de rectificación a diarios como EL PAÍS o Levante que informaban sobre el asunto.

“Ustedes solo quieren estirar el chicle de Blasco”, replicó Castelló, que apeló a la presunción de inocencia y criticó un tipo de estrategia que “se llevó por delante” a un presidente posteriormente absuelto, en alusión a Camps.

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Tirado aseguró que las señas de identidad de Blasco a lo largo de su trayectoria son “el clientelismo, la manipulación y la corrupción”. La diputada recordó el escándalo que protagonizó cuando era consejero del Gobierno de Joan Lerma y añadió: “Esas señas de identidad le han acompañado en el partido que le acogió cuando los socialistas le expulsamos”.

Una invitación de Tirado dirigida a los diputados del PP a que “no voten fingiendo que no saben la verdad” y a que decidan si quieren formar parte de un partido político o de “una banda que se dedica a saquear instituciones”, llevó a Jorge Bellver a hacer su primera intervención como portavoz por alusiones a su grupo. Bellver pidió a Tirado que retirara “sus acusaciones respecto a la corrupción y los corruptos”.

La diputada rechazó rectificar nada, recordó que en el Grupo Popular hay 10 parlamentarios imputados y pidió que se depuren responsabilidades políticas. “Fabra es igual que Camps y actúa como Camps”, dijo Tirado, que describió el PP como “una máquina rota por la acción de la justicia” que Fabra sueña con reparar. “Su máquina no tiene arreglo y el cadáver político que hay debajo es el del señor Blasco”, concluyó.

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