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El Club de Campo ‘olvida’ pagar el IBI

El Ayuntamiento lo atribuye a un error y duda si podrá cobrar los atrasos La elitista institución municipal debe abonar desde ahora 500.000 euros al año

Instalaciones para la práctica del golf en el Club de Campo de Madrid.
Instalaciones para la práctica del golf en el Club de Campo de Madrid.CARLOS ROSILLO

El Club de Campo Villa de Madrid es una elitista institución deportiva fundada en los albores de la Segunda República. Desde 1984, el Ayuntamiento posee el 51% de su capital y, por tanto, mando en plaza. Funciona como concesión administrativa, aunque el beneficio económico que reporta a la ciudad es nulo y el beneficio social para los ciudadanos es más que discutible, dado lo prohibitivo de sus precios. La empresa debería haber abonado el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) desde 2006, y la tasa de residuos urbanos desde 2009. Pero no lo ha hecho, y el Ayuntamiento ni siquiera sabe si podrá reclamar parte de ese dinero. Eso sí, una vez descubierto el olvido, sí pasará el recibo, que en el caso del IBI asciende a 500.000 euros anuales.

El club está en el kilómetro 2 de la carretera de Castilla, junto a la Casa de Campo. Actualmente roza los 22.000 socios, y tiene una larguísima lista de espera. Entre otras actividades, ofrece hípica, golf, hockey y tenis, deportes en los que sirve de sede regularmente para campeonatos profesionales del más alto nivel. Este año tiene previsto ingresar 18 millones de euros, aunque su beneficio apenas superará los 100.000 euros; la empresa no puede repartir dividendos, de forma que reinvertirá el dinero en las instalaciones.

El Club de Campo es una institución elitista. La inscripción supera los 2.000 euros; la cuota anual roza los 700 euros, a los que se suma el pago por cada actividad (golf, 520 euros; piscina, 520 euros). Cuenta con una oferta especial para el personal doméstico: por 160 euros puede acceder a cuidar de los críos. Pese a que el club depende directamente del vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, como el resto de las instalaciones deportivas municipales, y pese a que es enteramente público y mayoritariamente municipal, los ciudadanos que no sean socios deben pagar 40 euros para entrar.

IU: “O club privado o polideportivo”

El Club de Campo recibió 3,6 millones de euros en subvenciones de capital en 2010, y 3,4 millones en 2011. Entre 2004 y 2009, bajo el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón, obtuvo otros 6,3 millones de euros para una piscina cubierta, una sala de esgrima, etcétera. Además, en 2010 y 2011 recibió subvenciones de explotación por valor de casi 400.000 euros de las tres administraciones para la organización de eventos.

En 2012, Gallardón presupuestó un millón de euros para un depósito de agua regenerada; esa inversión se eliminó por el plan de ajuste aprobado por su sucesora, Ana Botella, a inicios de año. El club ha recibido más de un millón de euros en convenios con el Ayuntamiento en 2011 y 2012 para organizar eventos.

El concejal de Izquierda Unida Jorge García Castaño considera “una vergüenza que una institución pública sea gestionada en beneficio de un conjunto muy selecto de socios y no sea disfrutada por todos los ciudadanos”. ¿Qué solución cabe? En su opinión, “lo razonable sería que fuera como cualquier otro polideportivo, con precios razonables. La otra opción sería convertirlo en un club privado que pagara un canon a la ciudad”. García Castaño recuerda que el Ayuntamiento prepara un plan de reestructuración de las empresas públicas que podría afectar a servicios como la vivienda protegida, y aboga a recortar en el Club de Campo en vez de tocar servicios públicos fundamentales.

Su gerente, Alfonso Segovia, fue nombrado el pasado mes de abril por la alcaldesa, Ana Botella (PP), de la que es buen amigo. Ejerce simultáneamente como primer teniente de alcalde de Boadilla del Monte (PP), aunque ha renunciado a cobrar ese sueldo. Por su trabajo en el club recibe 90.000 euros al año.

El presidente del Club de Campo es el concejal José Manuel Berzal. Uno de los consejeros es el concejal de Moncloa-Aravaca (donde está ubicado el club), Álvaro Ballarín, que el pasado 20 de junio aseguró en la junta de distrito: “El Club de Campo cumple a rajatabla con la normativa fiscal”.

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Los terrenos sobre los que se levanta el club fueron entregados al Ayuntamiento por el Gobierno provisional de la República en abril de 1931 “como parque de recreo e instrucción”. De 1940 a 1984, el Ayuntamiento concedió el uso de ese pedazo de la Casa de Campo a la Real Sociedad Hípica Española. En 1984, al caducar la concesión, se constituyó la sociedad mixta actual, en la que Patrimonio Nacional y la Real Sociedad Hípica conservan a partes iguales el 49%. Ese año, la inscripción costaba medio millón de pesetas por familia. Además, era necesario el aval de dos socios para entrar. El club era escenario de los actos sociales de la alta sociedad. Por entonces, 7.000 de sus 20.000 socios eran militares.

La empresa mixta debía durar nueve años. En 1991, con José María Álvarez del Manzano en el Gobierno local, se prorrogó a 2026. En 2003, ya con Gallardón, se amplió a 2034. En el momento de la disolución, si éste llegara, los activos y pasivos de la sociedad pasarían a manos del Ayuntamiento. Este no puede vender el 51% de sus acciones; el resto de socios, sí.

¿Por qué no ha pagado el IBI? Hasta 2006, el club estaba legalmente exento. A partir de ese año, debería haberlo hecho; sin embargo, su cobro se traspapeló porque, en su momento, el Ayuntamiento y/o la Dirección General de Catastro fallaron a la hora de registrar esos terrenos como concesión administrativa. El Ayuntamiento lo ha detectado al realizar una revisión de la titularidad de los inmuebles a su nombre (exentos del IBI). Pero tiene dudas legales sobre si podrá reclamar el pago de los últimos ejercicios.

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