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Pinturas para abrirse al mundo

Federico Guzmán y el arte como prolongación de la naturaleza

Margot Molina
Federico Guzmán posa junto a sus tondos en Sevilla.
Federico Guzmán posa junto a sus tondos en Sevilla.PÉREZ CABO

Federico Guzmán tiene muy claro que él, como artista, no es más que una prolongación de la naturaleza. El brazo que le sirve a esa fuerza ancestral firma la exposición Mundo exterior, mundo interior, una muestra que se inauguró el pasado jueves en la galería Mecánica de Sevilla y que, hasta el 5 de noviembre, reúne 12 tondos y una acuarela en los que el creador hace un análisis introspectivo para, a través de su universo interior, conectar con el mundo.

Sus nuevas pinturas, todas fechadas en 2012, se mueven entre la geometría y un mundo onírico que, en esta ocasión, se alejan más de la realidad que en su producción anterior.

“Me vivido muchas experiencias en los últimos años, especialmente en mis proyectos en Colombia y en el Sáhara, y esas vivencias me han permitido comprender que es la propia naturaleza la que utiliza al artista para manifestarse. Por eso, cuanto más transparente es el medio [el artista] más pura es la manifestación [la obra]”, explica Guzmán ante sus nuevas obras, todas realizadas este verano en Ginebra (Suiza), en el estudio del artista uruguayo Daniel Ybarra. “Descubrí los tondos en un rincón del estudio, parecía que me habían estado esperando. El círculo me ha permitido darle un carácter más espiritual a estas obras, frente al trabajo social y colectivo que he desarrollado en la última década”, afirma.

Federico Guzmán (Sevilla, 1964), uno de los más jóvenes de la llamada Nueva Figuración Sevillana que revolucionó el panorama artístico nacional a finales de los años ochenta, siempre ha sido un creador comprometido con su entorno pero fue una estancia en Colombia, entre 1997 y 2000, lo que le llevó a ser consciente de la importancia de la naturaleza y a ratificar su idea de que el arte debe ser una herramienta para cambiar la sociedad. “Hay estudios de neurociencia que aseguran que el corazón es también un órgano de percepción. No es solo un músculo que bombea sangre, sino que está formado por tejido neuronal a través del cual el hombre puede percibir sensaciones. Es algo parecido a un cerebro en el que manda la intuición en lugar de la lógica intelectual. Esta idea defiende una vuelta al animismo y se opone al universo materialista en el que se basa nuestra sociedad actualmente”, explica.

Sus teorías se fundamentan en la obra de Paul Klee, Carl Gustav Jung y hasta en el libro Mundo exterior, mundo interior del químico suizo Albert Hofmann —descubridor de la LSD— del que toma el título de la muestra. Pero, por encima de compromisos teóricos, el trabajo de Federico Guzmán aporta —como siempre— una buena ración de optimismo, vitalidad, ternura y, a veces, cierta ingenuidad.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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