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Un corto a la carta

Un taller para mujeres inmigrantes desemboca en una película sobre sus vidas Se estrena con dos pases hoy y mañana en el Matadero

Dos actrices representan uno de los cortos de EXITº.
Dos actrices representan uno de los cortos de EXITº.LILI CABRERA

¿Llamas a un teléfono recomendado para trabajar en servicio doméstico o al de un anuncio que busca "señoritas de compañía"? Es la primera decisión que tiene que tomar Oti, la protagonista de EXITº, un corto a la carta, el resultado de un original proyecto que hace más de dos años comenzaron Adrián Silvestre, director cinematográfico, y Beatriz Santiago, actriz y directora escénica, especializada en género. En él han participado medio centenar de mujeres inmigrantes, la mitad de las cuales aparecen en la cinta que se estrena en Matadero, con dos pases hoy y otros dos mañana.

Según la opción que elija Oti, la que le marque el espectador en un formato parecido al del menú de un DVD, el corto irá pasando por distintas historias. Todas relacionadas con la inmigración y la mujer e inspiradas, algunas 100% reales, en las vivencias de sus protagonistas. "Claro que me pasó; una señora para la que trabajaba me mandó a comprar una pistola y primero me fui a los chinos, a por una de juguete –quizá la quería para regar las plantas– y luego una sobrina mía me habló de unos vecinos suyos, no sé de dónde eran, que podían conseguir una de verdad por 20 euros", explica Noemí Balseca, una ecuatoriana de 53 años que lleva seis en España.

"No siempre representan sus propios relatos, están muy mezclados, algunos son confidenciales, hemos respetado mucho lo que ellas mismas quería contar y lo que no", explican Silvestre y Santiago, pareja artística desde 2004 y casados los dos últimos por este proyecto, bromean. Silvestre aporta la parte más cinematográfica, en la que está especializado, mientras que Santiago ha trabajado mucho la parte interpretativa. Entre otras mil historias. "Ha sido muy variado, cada día hacíamos diferentes dinámicas, no solo contar historias e interpretarlas. ¡Los talleres han durado casi un año! Y ellas nos pedían continuar", comenta Santiago.

El proyecto arrancó en 2010, si no antes, cuando les dieron una ayuda de La Caixa para proyectos culturales con impacto social. "Al principio la idea era un taller de tres meses y un corto, pero lo que nos encontramos nos hizo ser más ambiciosos", detalla Santiago. "Y buscar dinero debajo de las piedras para poder filmar todas las historias y hacer un buen trabajo", apostilla Silvestre. Por el camino han encontrado la colaboración de numerosas entidades, como Intermediae, el espacio de Matadero que promueve proyectos vinculados al arte social.

El resultado: 80 minutos de metraje repartidos en 15 historias, en las que diferentes actrices asumen el papel de Oti, diversas y unidas a la vez por su condición de mujer e inmigrante. "Es un tópico que todos identificamos con la mujer que viene sin dinero a dedicarse al servicio doméstico, y esa historia aparece, pero hay muchas más", recalca Santiago.

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"¿Tienes una historia que contarnos?"

Para buscar esos perfiles diversos, lanzaron un anuncio con ayuda de diferentes entidades, sobre todo la cooperativa Dinamia: "¿Eres mujer inmigrante y resides en Madrid? ¿Crees que tienes una historia que contarnos y te gustaría plasmarla en la pantalla? Llámanos. No importa si tienes experiencia". "Al primer encuentro vinieron 80 y les dijimos que no había casting y que todas estaban invitadas a participar. Luego se quedaron unas 50 divididas en dos talleres", rememora Silvestre. Una treintena han participado en la película final, cuyo estreno esperan con emoción.

"Será genial ver cómo ha quedado y también reencontrarnos", avanza Yodelis Padrón, venezolana de 38 años que en 2005 decidió trasladarse a España con su marido. "No sabía que se necesitaran papeles y al principio viví angustiada porque pudieran detenerme. No quería ni salir de casa", comenta. Ella misma se representa en uno de los capítulos más angustiosos de su llegada a España: "Estaba en el mercado, al lado de un puesto de CD, y un hombre me preguntó los precios, que yo acababa de consultar también. Al decírselos, me dijo que la piratería era ilegal y que le sacara los papeles. Era un policía de paisano. Salí corriendo y lo pasé tan mal que hasta me vino la regla y ni me había dado cuenta".

Tanto para Padrón como para Balseca, el taller fue una oportunidad de afrontar esos miedos, con la ayuda de otras mujeres que los compartían, o no. Pero ambas aún, pese a haber regularizado su estancia en España, aún tiemblan al pasar junto a un policía. "Pero entonces confundía cualquier chaleco reflectante con un policía, aunque fuera barrendero", comenta Padrón en una experiencia compartida por Balseca. A esta última el taller también le ha permitido conocer gente –la historia que representa en el corto en el que su jefa le anima a salir y ella, obligada, acaba sola en un parque también es real– y hacer algo por ella misma, a lo que no estaba acostumbrada: "Eso se aprende aquí, en mi país pensamos que solo los ricos tienen derecho a disfrutar".

El corto se estrena con dos pases hoy y mañana en la Cineteca de Matadero

Sus actuaciones amateur coinciden con otras profesionales, como la de Laura Rojas, colombiana de 28 años que vino a España con 16, con su familia, y se quedó para estudiar Arte Dramático. Rojas compatibiliza sus papeles, en teatro sobre todo, con clases de inglés. Y demuestra lo alejados de la realidad que pueden estar los tópicos hasta el punto de que durante mucho tiempo ha tenido problemas para encontrar trabajo como actriz por no ser "la típica latina, pero tampoco española", explica añadiendo que ya ha logrado perfeccionar el acento para evitar esa barrera.

La mayoría de ellas estarán hoy presentes en Matadero, donde Silvestre y Santiago tienen preparado un "original", y secreto, método para que los espectadores decidan el camino que escogen y, por tanto, los cortos a la carta que ven. Los dos pases serán a las 21.00 y a las 22.00, y se repetirán mañana a las mismas horas. La entrada es libre hasta completar el aforo de la Cineteca (270 personas). El proyecto pretende continuar con su difusión en todo tipo de espacios, desde educativos a culturales, y otra posible fase, avanzan los directores: "Estamos pensando en una segunda fase que abordaría las historias en los países de origen, veremos si conseguimos que salga adelante.

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