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el paro del 26-s

La huelga menos general de todas

Gobierno y patronales coinciden en la escasa repercusión del 26-S La mayor incidencia en Gipuzkoa y la enseñanza Varios incidentes con contusionados

Los líderes de los sindicatos convocantes de la huelga encabezan la manifestación, en Bilbao, dentro de la jornada de huelga general.
Los líderes de los sindicatos convocantes de la huelga encabezan la manifestación, en Bilbao, dentro de la jornada de huelga general.santos cirilo

No hubo huelga general ayer, en Euskadi. En el escenario más propicio para el descontento social por el aumento del paro, la subida del IVA, los recortes y la inquietud creciente, los sindicatos nacionalistas y EH Bildu apenas lograron una respuesta ligeramente superior al 20%. Como se preveía, la excepción a la floja respuesta fue Gipuzkoa, y resulta significativa la elevada repercusión en la enseñanza, quizá como un toque de atención desde este sector al Gobierno vasco.

Por encima de las interpretaciones numéricas siempre interesadas, el dato sobre la caída del consumo eléctrico es comúnmente aceptado como fotografía de situación en estas movilizaciones. Así las cosas, ayer se registró un descenso aproximado del 22 % en este consumo de electricidad cuando en la huelga anterior, convocada el pasado mes de marzo de manera conjunta, se llegó hasta el 45%.

Multitudinaria respuesta a las manifestaciones en las tres capitales

Gobierno y patronal vascos, muy críticos con esta nueva denuncia en la calle de los sindicatos nacionalistas, se apresuraron a subrayar el fracaso aportando datos de las respectivas empresas y sectores productivos. En su conjunto, el paro alcanzó una repercusión media del 20 %, que se fue por encima del 40 % en Gipuzkoa, pero que apenas llegó al 9 % en Álava, mientras en Bizkaia se aporta el dato del 17 %. En la movilización del pasado 29 de marzo contra la reforma laboral, las mismas fuentes hablaron de un seguimiento del 60 %. Cualquier índice comparativo entre ambas huelgas deja en muy mal lugar a la de ayer, en la que, sin embargo, se sucedieron frecuentes incidentes a lo largo de la mañana, con el resultado de varios contusionados e imputados durante enfrentamientos entre huelguistas y ertzainas, con especial relevancia en Bilbao, Vitoria y Orduña (Bizkaia). El conductor de un autobús urbano en Bilbao fue trasladado al hospital porque tenía cristales en un ojo después de que los huelguistas rompieran de una pedrada la luna del vehículo.

Desde Interior, el viceconsejero, Miguel Buen, entiende que “algunos piquetes han sido muy agresivos”. Un escenario habitual para la confrontación es la apertura de El Corte Inglés, en Bilbao. Si estos grandes almacenes funcionan, la normalidad se apodera de la huelga. De entrada, hubo prudencia con la persiana a media altura y posteriormente, todo abierto al público. La escena se repitió en otros céntricos establecimientos de la capital vizcaína que recuperaron rápidamente la normalidad una vez que los piquetes se alejaron.

Los trabajadores, en cambio, exhibieron la multitudinaria respuesta a sus manifestaciones en las tres capitales para reforzar las razones de su exigencia de una política económica más equitativa. Desde luego, se niegan a hablar de “fracaso” porque consideran que ha habido un seguimiento “amplio” ya que el muestreo realizado entre 530 importantes empresas del País Vasco concluye que en el 56,09 % de ellas han secundado la huelga más del 70 % de su plantilla.

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En Gipuzkoa, la escena fue muy distinta como era previsible. La confluencia de intereses entre los sindicatos nacionalistas y EH Bildu fue total, empezando por las principales instituciones públicas, en manos de la coalición abertzale que aprovechó la ocasión para exhibir su apuesta por nuevas vías económicas a partir de la soberanía, aunque el territorio mantuvo una alta actividad. Adegi, la patronal guipuzcoana, subrayó, de hecho, que “la mayoría de los trabajadores están trabajando en esta jornada de huelga” que tuvo un seguimiento “desigual” en función de los sectores —alto en la industria— y las comarcas —la mayor, en Tolosaldea, y la menor, en Donostialdea—.

En el balance empresarial surge la idea compartida de que “esta huelga no va a servir de nada”, como expresó Adegi. Confebask, además, aprovechó el “fracaso” del paro para ahondar en “la creciente divergencia que existe entre los sindicatos convocantes y el conjunto de los trabajadores vascos”. Para la patronal vasca, los convocantes deberían reflexionar sobre la utilidad de una estrategia que “toma a la empresa como centro de una protesta que lejos de aportar reactivación y empleo a nuestra economía se empeña en perjudicarla, precisamente cuando más daño nos hace a todos”.

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