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Fabra marca el rumbo

Paro, rescate financiero y rediseño autonómico centran el debate de política general

Alberto Fabra consulta unos papeles en las Cortes Valencianas.
Alberto Fabra consulta unos papeles en las Cortes Valencianas. CARLES FRANCESC

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se enfrentará el martes a su primer debate de política general. Tras 16 meses de gobierno, Fabra busca aprovechar la cita para marcar la agenda del curso, mientras se sostiene sobre un Consell agotado que, previsiblemente, remozará una vez presentados los presupuestos de la Generalitat de 2013.

No lo tiene fácil. Su entorno admite, en privado, que Fabra ha disfrutado de un largo periodo de gracia que llega a su fin. Dirigente del mismo partido que gobierna la Generalitat desde hace más de tres lustros y líder de un Consell trufado de veteranos, Fabra ha dispuesto de un amplio margen para reconducir la situación que le dejó Francisco Camps. Pero el margen se acaba. El mismo entorno de Fabra admite que, liquidada la política de confrontación con el Gobierno central tras la victoria de Mariano Rajoy y agotada buena parte de la paciencia de la calle, el debate de política general marcará un punto de inflexión.

El jefe del Consell llega al debate con carencias notables pero habiendo identificado las cuestiones prioritarias donde se juega su futuro político: la creación de empleo (en agosto había 572.000 valencianos en paro), la gestión del rescate financiero (que obligará a nuevos recortes) y el rediseño autonómico (que no implica solo la reestructuración de una nueva Administración, sino el papel que quiere tener en el conjunto del Estado).

Fabra llega al debate con varias promesas incumplidas que pueden minar la credibilidad de sus propuestas. En su discurso de investidura repitió, hasta la saciedad, que su voluntad era alcanzar acuerdos, tanto con la oposición como con los agentes sociales, para facilitar la salida de la crisis. “Tenemos que hablar de acuerdos, acuerdo entre los sindicatos, entre la patronal, entre todos los sectores que puedan ofrecer garantías de futuro hacia esta Comunidad”, aseguró en julio de 2011 Fabra. Casi año y medio después, ni siquiera hay buenas palabras.

El presidente no ha abierto ningún espacio de diálogo contra la crisis

Y eso que el secretario general del PSPV, Ximo Puig, a quien recibió en el Palau de la Generalitat en visita de cortesía, reclama desde hace meses una mesa de negociación que busque un acuerdo, aunque sea de mínimos, con los agentes sociales. Pero la situación con las patronales y los principales sindicatos también ha empeorado. El enfrentamiento y la falta de diálogo con las organizaciones sindicales es notorio, especialmente en la función pública.

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Y los empresarios, siempre más favorables a apoyar políticas conservadoras, no ocultan su malestar con un Consell al que atribuyen poca capacidad de iniciativa y demasiada lentitud en el desarrollo de las decisiones adoptadas. Pese a ello, Fabra parece haber dado señales de enmienda y en el PP no descartan que, además de colocar el empleo como uno de los ejes de su discurso, anuncie distintas medidas destinadas a intentar revitalizar el mercado de trabajo en la Comunidad Valenciana.

No le será fácil, porque algunas de las principales líneas doctrinales de Fabra y del PP también han saltado por los aires. Y la falta de discurso se ha sustituido por una letanía que se resume en tres palabras —no hay alternativa— para justificar tanto los recortes como el aumento de la carga fiscal en la Comunidad Valenciana.

Para la hemeroteca quedan frases como: “Nuestro compromiso es de no subir los impuestos. ¡Dígalo usted también, que no quiere subir los impuestos! Para nosotros [el PP] los ciudadanos no pueden soportar más presión fiscal”. Frases adornadas con salvas de aplausos de la bancada popular, en la toma de posesión de Fabra, que no dudó en dejar plasmadas en el diario de sesiones enunciados como “la deuda no es un gasto, es una inversión” o “para nosotros, menos impuestos significa generación de empleo y posibilidades de futuro para cualquier sociedad y eso es lo que vamos a llevar a la práctica en estos cuatro años”.

Fabra avanzará en su concepto de una Administración valenciana nueva

Desbordada una de las principales líneas del discurso popular, Fabra buscará avanzar en el rediseño de la Generalitat. En la construcción de una nueva Administración es donde más ha avanzado Fabra, al menos sobre el papel. Ha simplificado trámites burocráticos, ha abierto áreas de servicio público a la privatización y ha intentado mantener las reivindicaciones que han sido la bandera del PP desde que gobierna: el agua del Ebro y el Tajo, el AVE a Alicante y Castellón junto al corredor ferroviario mediterráneo y una financiación autonómica que iguale como mínimo la media estatal.

Sin embargo, la mayoría de estas cuestiones dependen de la voluntad del Gobierno central, sorprendido por la virulencia con la que se ha colado en la agenda política el debate territorial tras la multitudinaria manifestación independentista de Cataluña. Y es en ese escenario donde Fabra tendrá que exponer su modelo, que hasta ahora se ha basado en asumir la propuesta recentralizadora de Rajoy, justo cuando la presión de Cataluña obliga al Gobierno a flexibilizar su posición en temas clave como la financiación autonómica.

Con una reforma del Estatut —que exige al Gobierno que mantenga una inversión estatal durante siete años acorde al peso de la Comunidad Valenciana en el conjunto del Estado— pendiente de ser ratificada por el Congreso y la propuesta de reducir el número de escaños de las Cortes Valencianas, Fabra llega al debate casi con la obligación de definir cuál es su modelo de Comunidad Valenciana.

Y todo ello en un momento en el que la viabilidad económica de la Generalitat y la recuperación económica dependen en gran medida de las líneas de crédito que abra el Gobierno de Mariano Rajoy y del trato que otorgue a la Comunidad Valenciana, puesto que las infraestructuras ferroviarias, los trasvases y la mejora de la financiación dependen de la Administración central.

El Consell confía en obtener del Fondo de Liquidez Autonómico 3.500 millones de euros

Fabra está a la espera, probablemente esta misma semana, de la puesta en marcha del fondo de rescate financiero. El Consell confía en obtener del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) 3.500 millones de euros en préstamos para afrontar los vencimientos de los bancos e intentar cuadrar las cuentas con un déficit del 1,5% del PIB, aunque reclama otra línea de crédito para obtener 1.000 millones de euros adicionales para pagar las deudas que arrastra con los Ayuntamientos y las subvenciones comprometidas.

Y es con esos mimbres con los que el presidente de la Generalitat tendrá que definir sus próximos movimientos. En el discurso, el PP da por descontada la inclusión de medidas como la implantación del distrito único en la matriculación de centros educativos o el avance de algún aspecto llamativo del concurso para privatizar toda la gestión de las áreas públicas de salud.

Los populares también confían en que la previsible imputación del portavoz parlamentario, Rafael Blasco, en el caso del fraude de los fondos de cooperación no se produzca durante el debate y eclipse las propuestas del presidente de la Generalitat.

Un escándalo que evidenciaría otra de las promesas de difícil cumplimiento del jefe del Consell, que se comprometió ante la Cámara a regenerar la vida parlamentaria y que sigue condicionado por un grupo parlamentario trufado de cargos implicados en escándalos de corrupción.

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