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Fin a 40 años de juegos infantiles

Los recortes llevan al cierre a la guardería del hospital Vall d’Hebron El centro abrió en 1974 como un servicio pionero para la conciliación de los trabajadores

Jessica Mouzo
Una de las pancartas contra el cierre de la guardería de Vall d'Hebron
Una de las pancartas contra el cierre de la guardería de Vall d'HebronDANIEL LLOBET

“Hace casi 40 años, me vinieron a buscar para que montara esta guardería y me jubilo en dos años, justo cuando quieren cerrarla”. Lo explica la fundadora y directora de la guardería del hospital Vall d’Hebron, Ascensió Trallero, que sigue luchando para frenar el anunciado adiós del singular centro. Abrió en 1974 y fue pionero —y único— en el intento de conciliar la vida laboral y familiar de los trabajadores del hospital.

Los recortes han provocado el cierre de la guardería, un adiós que será progresivo. Este curso, las aulas ya han empezado a vaciarse. Tras 38 años de oficio y el respaldo de más de 3.000 familias que se han beneficiado del servicio, la guardería se prepara para cerrar en dos años. Con aulas para pequeños de hasta tres años, para el curso 2012-2013 ya no ha aceptado más inscripciones. Tampoco las de las 36 familias en lista de espera en 2011 y con plaza asegurada para este año. Si cada curso había 150 niños matriculados, este habrá 70 menos.

El motivo del cierre, según la gerencia del hospital, es el cumplimiento de los presupuestos de la Generalitat para 2012, que impiden “otorgar ayudas a los empleados públicos en concepto de fuentes de acción social u otras ayudas de la misma naturaleza; y la escuela responde a este concepto”.

Según el Departamento de Salud, el centro no ha podido tener acceso a las ayudas tramitadas para escuelas de titularidad pública porque la guardería solo está abierta para los hijos de los trabajadores. No hay acuerdo en ese extremo. Juan Gall, uno de los padres afectados por el cierre, afirma que la guardería tiene un servicio de acogida por las tardes, de lunes a viernes, para los hijos de los pacientes que, en caso de una urgencia, no hayan podido quedarse con nadie. Salud añade que, además, el centro tampoco se registró como “guardería laboral”.

Los padres aceptan el copago  de las plazas para evitar el cierre del centro

Además de los 150 niños que hasta este año acogía la guardería, en el complejo trabajan 23 educadores —con doble titulación, de educación infantil y auxiliar de enfermería— que también ven peligrar su trabajo. Para este curso, el cierre de cinco aulas supone que se prescindirá de siete educadores. La gerencia del hospital se ha comprometido a reubicarlos en el complejo sanitario. Los afectados no se fían.

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“Yo fui de las primeras en llegar aquí y es frustrante ver que, en un par de meses, un proyecto de tantos años no tiene valor para nadie, porque priman los valores económicos por encima de los pedagógicos y de obra social para los trabajadores”, lamenta Teresa Llonch, educadora en el centro desde 1974.

En una carrera contrarreloj contra las autoridades del hospital y el Instituto Catalán de la Salud (ICS), Trallero y su equipo —padres afectados y personal de la guardería— han buscado apoyos políticos y han propuesto alternativas para hacerse oír y evitar una resolución oficial que ya se presupone irreversible. “No nos vamos a dar por vencidos. Seguimos proponiendo y queremos respuestas, pero no hay diálogo. Ni razonan ni escuchan”, manifiesta Montse Guillén, enfermera del hospital, embarazada y con un hijo mayor que fue a la guardería del Vall d’Hebron.

Los padres están dispuestos a negociar un copago para evitar el cierre. Y aportan todo tipo de argumentos, hasta de rendimiento laboral, ya que el horario se adapta al de los profesionales. “Hay menos absentismo y bajas”, apunta la directora. Otro argumento más lo da la doctora Judith Sánchez: “Yo no cogí la baja durante la lactancia, simplemente iba a la escuela a darle el pecho a mi hijo y volvía a trabajar”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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