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Los indignados buscan su sitio

Diferentes voces del 15-M en Madrid esbozan cómo se encuentra el movimiento Algunos defienden el trabajo en los barrios; otros reclaman la unidad de la acampada Sol

Acampada en el Hospital La Paz contra los recortes sanitarios.
Acampada en el Hospital La Paz contra los recortes sanitarios.CLAUDIO ÁLVAREZ

“Los indignados pensamos que habíamos generado mucho movimiento ciudadano pero no era para tanto. El panorama sería muy distinto sin los recortes del Gobierno, que son los que realmente han conseguido que todo el mundo salga a la calle”. “Hemos dejado de creer que éramos el 99 por ciento, como decía aquel eslogan de Occupy Wall Street, que defendía que la indignación representaba a toda la sociedad. No llegamos ni al 22 por ciento”. “Hay asambleas que funcionan y otras que no”. “Hay quien piensa que la unidad es que estemos todos juntos en una plaza como en Sol. Para mí, el 15-M son los barrios”. “El espíritu de la acampada se ha extrapolado a cualquier colectivo que lucha contra el desmantelamiento del Estado de Bienestar”.

Detrás de cada cita hay un indignado que participa activamente en el movimiento desde sus orígenes pero que no quiere revelar su verdadero nombre ni sus apellidos. Las ideas recogidas en el primer párrafo son contradictorias pero en su conjunto conforman una especial radiografía de cómo se encuentra el 15-M en Madrid. Un año y cuatro meses después de que se prendiera la llama del descontento social, algunos de los activistas de la #spanishrevolution pretenden dar un salto más arriesgado.

El próximo martes, la Coordinadora 25-S y la Plataforma en Pie, integradas por partidos de izquierda radical (Partido Comunista o Izquierda Anticapitalista, entre otros) y miembros del 15-M planean llevar a cabo una manifestación simbólica rodeando el Congreso de los Diputados en la que exigirán la destitución del Gobierno y la apertura de un proceso constituyente. Los activistas defienden que se trata de una “acción de desobediencia civil pacífica” y que no impedirán el tránsito de los diputados. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, ha advertido que esta convocatoria vulnera el artículo 494 del Código Penal, que prohíbe cualquier manifestación en el Congreso que altere el funcionamiento de su actividad parlamentaria. Ante la petición de un ciudadano que responde a las iniciales R. O. G. R., y que solicitó permiso manifestarse el próximo martes, Cifuentes ha autorizado finalmente varias concentraciones en las inmediaciones del Congreso.

Los indignados participan en 'bloque crítico'.
Los indignados participan en 'bloque crítico'.CGT

Un primer comunicado de Plataforma en Pie proponía la disolución de las Cortes y la “convocatoria inmediata” de elecciones generales. En el último mes, y tras la incorporación de otros colectivos, han rehecho su propuesta, rebajando notablemente el tono: “Tenemos claro que contamos con representatividad social, nuestro interés es seguir dinamizando el debate”, afirman. ¿Cuántos manifestantes asistirán el martes? Para ellos también es un misterio. Lo único que saben es algo tan vacuo como que 47.000 personas han mostrado su apoyo en Facebook. Policía Nacional estima que serán unos pocos.

“El 15-M ha impregnado todas las movilizaciones sociales”

"¡Que no, que no, que no nos representan!", gritaban los más de 200 sanitarios cuando los agentes antidisturbios les conminaron a recoger las tiendas de campaña que habían desplegado en la entrada principal del Hospital La Paz. El pasado 13 de septiembre, la Coordinadora de Hospitales y Centros Sanitarios, junto a varias asambleas del 15-M, asociaciones de vecinos y de inmigrantes organizaron una acampada de 24 horas frente a La Paz para protestar por los recortes en la sanidad pública. El espíritu de la Puerta del Sol se trasladó por un día al hospital, donde las batas blancas, verdes y amarillas del personal sanitario sustituyeron a los "perroflautas". Algunas de las manifestaciones celebradas en la capital repiten las mismas proclamas de los indignados; adoptan el método asambleario, inclusivo y horizontal, no descubierto pero sí actualizado por el 15-M. "Por primera vez la gente se ha dado cuenta de que pueden hacer cosas al margen de asociaciones tradicionales. El 15-M nos ha recordado que se puede luchar con tu vecino y con el de al lado. Por tanto, es lógico que la manera de hacer del movimiento se haya extrapolado al resto de colectivos que están saliendo a la calle para protestar contra los recortes. Es un método que ha funcionado", explica Ángeles Díez, una socióloga afín al movimiento y miembro de la plataforma de trabajadores de la Universidad Complutense de Madrid. Para Jesús Jaén, celador del Hospital La Princesa e indignado, el 15-M ha impregnado todas las movilizaciones sociales con sus lemas, su filosofía y su manera de tomar las calles. "¡De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste!", coreaban los miles de desempleados procedentes de diferentes puntos de España al llegar a Madrid, el pasado 22 de julio para manifestarse contra la falta de políticas de empleo. Un año antes, fueron los indignados los que recorrieron el mapa del país para trasladar la indignación a todos los rincones.

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“Aunque sé de gente que va a venir pero no quiere decirlo en redes sociales”, afirma Antonio López, simpatizante del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Otra activista, por su parte, afirma que querría asistir pero que no lo hará por medio a ser multada. La policía ha movilizado a 1.350 agentes antidisturbios y establecerá varios perímetros de seguridad alrededor del Congreso. Pero no todos los indignados no se han sumado ni mucho menos a la convocatoria. Las asambleas de Sol, Carabanchel, Villaverde, Vallecas o San Blas son algunas de las que se han desvinculado. Las de Chamberí, Lavapiés, Vicálvaro o Rivas, entre otras, apoyan la acción.

“El 25-S era la oportunidad que tenía el 15-M de volver a mostrarse unido pero no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo”, lamenta un abogado afín al movimiento. En su opinión, la lucha se ha vuelto a parcelar y esto se debe, en parte, a que las diferentes asambleas, comisiones y grupos de trabajo son “agentes políticos” con autonomía propia, lo que dificulta organizar acciones conjuntas.

En ciertos sectores del movimiento se habla de un desánimo generalizado debido a la pérdida de fuelle de las últimas manifestaciones convocadas por grupos afines al 15-M. El pasado seis de septiembre, Democracia Real Ya Madrid (DRY) convocó una protesta para dar una bienvenida simbólica a la canciller alemana, Angela Merkel, a la que asistieron entre 500 y 1.000 indignados. Nada que ver con los miles de indigados que tomaban las calles de Madrid un año antes. “Tanta manifestación espontánea ha desgastado al movimiento. En este primer año lo más común era irte a casa con unas cuantas multas sin conseguir nada”, asegura Javi, integrante de asamblea Sol que pide que no se publique su apellido. Una miembro de DRY reconoce que el 15-M está en plena transformación: “Ha habido momentos en los que hemos perdido el norte. Pero cada día los indignados nos vamos conociendo mejor y estamos trazando una red de ciudadanos unidos contra los recortes de los derechos básicos”.

Los cambios han afectado a DRY, uno de los promotores del 15-M. En apenas un año, este grupo ha perdido fuerza. Tras el enfrentamiento fratricida que sufrió el colectivo la pasada primavera, miembros de DRY Madrid reconocen que aunque muchos de sus integrantes han abandonado el proyecto, siguen trabajando en el movimiento. Jon Aguirre, uno de sus activistas más destacados, admite su desvinculación “natural” del grupo.

Para el sociólogo experto en cambio social, Alesandro Gentile, el concepto 15-M ya ha pasado de moda. “Los indignados tuvieron su momento de protagonismo en la acampada de Sol. Ahora se está gestando un colectivo reticular que ha expandido la indignación a través de las redes sociales. Y esta transformación hace que el movimiento esté más vivo que nunca. Un mismo ciudadano forma parte de esa red como funcionario, médico, o profesor, pero ya no habla como un indignado, sino como un afectado más”, explica.

De hecho, en cualquier manifestación o plataforma surgida a raíz de la crisis, es fácil encontrar activistas que tocan todos los palos. Uno de los manifestantes que llevó su tienda quechua al Hospital La Paz para manifestarse contra los recortes en sanidad el pasado 13 de septiembre fue Jesús Jaén, celador en el Hospital La Princesa. Es vecino de Carabanchel y participa en la asamblea del barrio. También es miembro de la Coordinadora de Hospitales y Centros sanitarios de Madrid contra los recortes en la salud pública. Ángeles Díez es profesora de Sociología, está afiliada a un sindicato, participa en la asamblea del Barrio del Pilar y en la Plataforma de Trabajadores de la Universidad Complutense de Madrid en defensa de la educación pública.

El 15-M, presente en diferentes luchas sociales

La defensa de los derechos sociales básicos siempre ha sido una de las principales preocupaciones de los indignados. Los recortes a funcionarios, profesores, médicos, mineros o ferroviarios, por ejemplo, han hecho que en los últimos meses el 15-M haya suscrito las reivindicaciones de estos colectivos. En otras ocasiones, el movimiento ha impulsado luchas que apenas tenían visibilidad, como es el caso de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. “El año pasado, el 15-M aglutinaba movimientos sociales que se alimentaban de su fuerza pero eso ya se ha perdido. Puede que ahora sea el movimiento el que se alimente de la lucha de otros”, sostiene un indignado.

“El 25-S era la oportunidad que tenía el 15-M de volver a mostrarse unido pero no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo”, asegura un abogado afín al movimiento.

La creación del grupo de apoyo a los mineros, su participación en la marcha de desempleados; las acciones de solidaridad con los jornaleros del SAT, denunciados tras asaltar varios hipermercados en agosto, y su apoyo al alcalde de Alburquerque, Ángel Vadillo, en huelga de hambre durante 91 días en defensa de las luchas renovables, son algunas de las luchas que han hecho suyas.

Otra acción que han apoyado ha sido la manifestación del pasado sábado, 15-S, convocada por los sindicatos mayoritarios junto a 150 asociaciones civiles para protestar contra los recortes del Gobierno.El 15-M asistió a la concentración en una marcha propia a la que dieron el nombre de “bloque crítico”, para dejar claro su rechazo a los sindicatos mayoritarios. Julio, un administrativo de 34 años y miembro de Huelga General, de la asamblea de Sol, formado por una decena de indignados, reconoce que no fue fácil consensuar la participación del 15-M en las convocatorias de los sindicatos mayoritarios. Sin embargo, la relación con los minoritarios (CGT, Solidaridad Obrera o CNT) es más fluida porque también son asamblearios y tienen una estructura horizontal.

Desde CC OO se vio positivamente la participación de los indignados en la Cumbre Social. Tanto sindicatos mayoritarios como los grupos municipales de IU y PSOE en el Ayuntamiento de la capital celebran que el 15-M, además de impulsar la movilización social, participe en las movilizaciones contra las políticas del Gobierno. Paco Naranjo, secretario de comunicación de CC OO, reconoce que muchos de sus afiliados participan a “título individual” en el movimiento. “Si algo hemos aprendido del 15-M es que hay que estar más en la calle y menos en los despachos”, asegura.

En la región hay aproximadamente unas cien asambleas. Villaverde, Lavapiés, Sol, Vicálvaro o San Blas son algunas de las que tienen mayor participación. Otras, sin embargo están más rezagadas. Jorge, miembro de la de Carabanchel (255.000 habitantes), afirma que el número de participación en su asamblea oscila entre los 50 y los 100 vecinos. Las comisiones tratan los temas que más les afectan: vivienda, servicios públicos, economía y trabajo. “Seamos sinceros, algunas funcionan y a otras solo van cuatro gatos que además resultan ser siempre los mismos”, sentencia S.D, la fotógrafa que ha retratado la #spanishrevolution. Cristina Cifuentes, afirma que la actividad del 15-M en los barrios no representa a toda la ciudadanía: “Estar en la calle no significa estar más cerca de los ciudadanos. La verdadera representación está en las Cortes y en los ayuntamientos”, sostiene. El sociólogo Alesandro Gentile considera que si hay algo que el 15-M ha demostrado es que la única forma de “alimentar la democracia” es a partir del tejido social.

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