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Botella se autodescarta como líder del PP y elude respaldar a González

La alcaldesa lo apoya sin matices como presidente del Gobierno regional Sin embargo, no lo respalda como jefe del PP en Madrid: "De momento no se ha planteado”

Ignacio González y Ana Botella, ayer en un desayuno informativo.
Ignacio González y Ana Botella, ayer en un desayuno informativo.EFE

“No estoy interesada en la carrera por la presidencia del PP de Madrid”, ha señalado esta mañana, a pregunta de los periodistas, la alcaldesa de la capital, Ana Botella, que sin embargo ha eludido respaldar al actual secretario general, Ignacio González, para un puesto que quedará vacante cuando Esperanza Aguirre culmine su retirada política anunciada el pasado lunes. Botella sí ha apoyado sin matices a González para ocupar el sillón de Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid, y lo ha hecho con esa sinceridad entre descarnada e inocente que la caracteriza, casi compadeciéndole por lo que se le viene encima en estos tiempos de crisis y reiterado recorte presupuestario.

La alcaldesa ha heredado, con la retirada de Aguirre, un papel de mayor relevancia en la política madrileña, puesto que, de confirmarse Ignacio González como presidente regional, ella se convertirá en la cara más conocida entre los ciudadanos de su partido en la región; en parte, por la importancia de su puesto; en parte, porque su personaje no deja a nadie indiferente; en parte, porque, para bien o para mal, sigue siendo la mujer de quién es, el expresidente del Gobierno José María Aznar (1996-2004).

“La marcha de Gallardón no es inminente”

Botella profesa una admiración y cariño sincero por su predecesor y mentor político (con permiso de José María Aznar), Alberto Ruiz-Gallardón, que la incluyó en su primera lista (y Gobierno) municipal, en 2003, y desde entonces la acunó orgánicamente para llegar algún día a sucederle.

Ese día amaneció a finales del año pasado, cuando Mariano Rajoy colmó su tormentoso anhelo de ser (al menos) ministro, y le concedió una cartera de Justicia que le ha permitido ejercer de hombre de Estado con agua o sin ella en la piscina. Y, a tenor de lo dicho por Botella esta mañana, aún le queda cuerda para rato.

Preguntada la alcaldesa por la intención (anunciada muchas veces pero siempre al parecer una menos de lo necesario para ser creído) de Gallardón de dejar la política cuando finalice su trabajo en el Gobierno de Mariano Rajoy, Botella ha soltado primera una loa al interfecto: “Es sin duda uno de los principales políticos y mejores que tiene este país, una de las figuras principales de la política española, y fundamental para la transformación de la ciudad y la región, que no se pueden entender sin él y sin Aguirre”.

La mención a la recientemente autodimitida presidenta regional era ineludible porque las palabras de Gallardón sobre su adiós van siempre ligadas a esa ambición política sin límites que compartía, o mejor dicho, en la que rivalizaba con ella. Pero Botella, que en estas lides es sobre todo pragmática, ha dejado clara también su diferencia de carácter y estilo con su predecesor al concluir: “Nos tenemos que olvidar de cuestiones secundarias dentro del trabajo que tenemos por delante. No es una cuestión inminente”.

Eso sí, tuvo tiempo de añadir, también a preguntas de los periodistas y sin hacer en este caso loa alguna (o lo contrario) a la figura política o histórica del fallecido líder comunista Santiago Carrillo, que contará con una calle en la capital.

Por ello, sus declaraciones son escuchadas con mucha atención, tal vez demasiada para lo desdibujadas que resultan en ocasiones. El lunes, por ejemplo, se le preguntó si el próximo presidente del PP madrileño debería de ser elegido mediante un congreso extraordinario; los estatutos del partido contemplan esa posibilidad, pero también que se designe directamente por el Comité Ejecutivo regional al secretario general, es decir, a González, evitando así un proceso que podría servir para que algún otro candidato le plantara cara, sobre todo en un momento en el que se especula sobre la falta de sintonía de González con la dirección nacional comandada por Mariano Rajoy. Botella quiso responder que se hará lo que manden los estatutos, pero de sus palabras se deducía que abogaba por la celebración de un congreso extraordinario.

Esta mañana, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno local, ha querido dejar las cosas claras: “Sobre el método, se hará conforme al procedimiento legalmente establecido en los estatutos, dentro de la normalidad institucional”. Más allá de sus palabras, lo que ha hecho es remitirse directamente a lo dicho ayer por la secretaria general del PP a nivel nacional, María Dolores de Cospedal. Es decir, a “manifestar un apoyo total a González como presidente de la Comunidad”… eludiendo referirse a la presidencia del partido.

“Ahora hay un apoyo por parte de todo el PP, incluido todo el equipo municipal, a González como presidente de la Comunidad; la otra cuestión de momento no se ha planteado”, ha dicho. Lo que no es completamente cierto, claro, porque desde el lunes se ha planteado esto, lo de más allá y hasta lo imposible, en todo tipo de mentideros políticos y sociales, como no podía ser de otra manera.

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"Todo el respeto" de Gallardón

Sobre la sucesión de Aguirre al frente del PP madrileño ha opinado también el exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón, que durante ocho años mantuvo con ella una íntima enemistad correspondida. Entrevistado esta mañana en la cadena SER, ha señalado que "bien" han funcionado tanto la bicefalia (que el presidente del partido sea diferente al de la Comunidad) como la concentración de cargos en una sola persona.

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Gallardón cambió la presidencia regional por la alcaldía, en 2003, a instancias del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, dejando el sillón a Aguirre (lo ganó a la segunda, tras el escándalo del tamayazo). Poco después, la presidenta regional desplazó a Pío García Escudero al frente del PP madrileño, pasando por encima de Gallardón, que quiso plantarle la cara, usando como heterónimo a su número dos, Manuel Cobo.

Aquella fue una más de las batallas presentadas y perdidas por el ahora ministro de Justicia. Preguntado hoy si cree que, a la larga, ganó la guerra, ha respondido lo único que podría decir en público: "En absoluto, de ninguna de las maneras. Tengo todo el respeto por la decisión que ha adoptado Esperanza Aguirre", "una decisión personal que merece toda la consideración". Ojo, una decisión "personal", que Gallardón no da puntada sin hilo.

Sobre Ignacio González, el ministro ha manifestado que se trata de una "sucesión lógica". "Sin duda ninguna, desde el momento en el que el partido, tanto a nivel de Madrid como de la dirección nacional, ha entendido que es lo que había que apoyar es porque es lo mejor", ha afirmado.

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