_
_
_
_
_

La falta de plazas en las piscinas públicas se resolverá por sorteo

El nuevo reglamento de instalaciones deportivas municipales incluye un periodo de prescripción para faltas como comer bocadillos o escuchar música en las piscinas públicas

El reglamento que regirá el uso de las instalaciones deportivas municipales, y que incluye, entre otras novedades, multas por perturbar la convivencia (por ejemplo, por comer o escuchar música con altavoces en una piscina pública), ha atravesado esta mañana en comisión su penúltima estación antes de entrar en vigor, presumiblemente, a finales de mes. Y lo ha hecho con numerosas modificaciones, a propuesta de ciudadanos (tres) y partidos políticos (cinco del Partido Socialista, tres de Izquierda Unida y 14 de Unión Progreso y Democracia). El texto, que recibirá presumiblemente el refrendo del pleno la semana que viene, ha sido aprobado hoy por unanimidad. Todos los grupos han destacado la buena disposición del Gobierno local (Partido Popular) para buscar consensos; de hecho, esperan poder pactar algún cambio más antes de su validación definitiva.

>> Si faltan plazas, por sorteo. Uno de los principales cambios introducidos, a petición de Izquierda Unida, se refiere a la inscripción en cursos y actividades, que a partir de la aprobación del reglamento se hará mediante sorteo y no por orden de llegada en el caso de que haya más solicitantes que plazas. Esta circunstancia se ha dado, por ejemplo, en la puesta en marcha de las instalaciones de las Escuelas Pías (calle Hortaleza, 63), cuyo gestor privado ya optó por el sorteo. La piscina, la primera pública con la que cuenta el distrito Centro (150.000 habitantes) desde hace más de tres años, se abrió al público en 28 de junio, pero los cursos (clases de natación y aquagym) han comenzado en septiembre.

>> Vestuarios con taquillas. A petición del Partido Socialista, el reglamento obligará, siempre y cuando sea posible por las características físicas de la instalación, a que cuente con vestuarios y taquillas. Y por iniciativa de UPyD, se regla cuándo devolver el dinero al usuario (no será en todos los casos de incumplimiento); se contempla la instalación de vestuarios para discapacitados; se prohíbe llevar bañador en las zonas nudistas; se obliga a los usuarios de pesas y demás material de gimnasio a devolverlo a su sitio; y se añade como falta muy grave el robo de equipos.

>> Las sanciones, a cargo del Ayuntamiento. A petición de un particular, se ha incorporado al reglamento que el órgano sancionador sea el Ayuntamiento, para evitar así que los castigos pudieran ser administrados por las empresas concesionarias. Además, se contempla un plazo de prescripción para las infracciones (y para las sanciones) muy graves (tres años; por ejemplo, agredir al personal o mostrar carteles xenófobos), graves (dos años; por ejemplo, insultar al personal, o jugar con pelotas o poner sombrillas en las piscinas) y leves (un año; por ejemplo, comer en el césped de la piscina o reproducir música con altavoces).

>> Riesgo en las saunas. Fuera del acuerdo general se han quedado cinco enmiendas de ciudadanos, seis del Partido Socialista, una de Izquierda Unida y 12 de Unión Progreso y Democracia. Los partidos las mantendrán en el pleno, tratando hasta el último minuto de incorporarlas al texto definitivo. Especialmente preocupado se ha mostrado el líder municipal de UPyD, David Ortega, que ha desgranado en comisión sus propuestas; el vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, ha desenfundado de nuevo su ironía dialéctica para rechazar, en definitiva, que el reglamento “pueda descender a un nivel demasiado íntimo y detallado”, pues, en su opinión, “extralimitarse no sería bueno”.

Ortega ha pedido (y el PP lo ha rechazado) que el ciudadano pueda conocer el aforo de las instalaciones deportivas (para evitar, entre otros motivos, posibles abusos por parte de los gestores privados de algunas de ellas); que cuenten con aparcamiento para bicicletas; que las taquillas se abran al final de cada día; que el usuario pueda salir a comer y volver al recinto deportivo sin tener que abonar de nuevo la entrada; que se adopten medidas de seguridad para el uso de las saunas; que se reglamente el buen empleo de estas y de los vestuarios; y que se obligue a abonar puntillosamente cualquier exceso en el tiempo de uso.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_