_
_
_
_
_
OPINIÓN | GLORIA LAGO

Me voy de mítines

El bilingüismo amable, armónico, cordial y chiripitifláutico acabó convertido en una Xunta prácticamente monolingüe

Voy a recuperar una actividad que practicaba antes de haberme metido en esta lucha por la libertad de elección de lengua, algo que hacía hasta que empezaron a adjudicarme las siglas de uno u otro partido, no ya por asistir a sus actos, sino porque ellos asistieran a los de Galicia Bilingüe (GB). Movida más por un interés en hacer Sociología amateur que por llevar a cabo un análisis político, solía acercarme a los mítines de diversos partidos y me entretenía en analizar el lenguaje utilizado y en observar lo que la audiencia tenía en común. También me interesaba captar la sinceridad del orador, buscar esa mueca que, según Nietzsche, revela la verdad. He de decir que Beiras, además de enardecer al público como nadie, era quien me parecía más sincero. Sé que ahora se encuentra en una fase todavía más purificada de sinceridad, ya que concurre acompañado de gentes del partido de Ferrín.

Hoy, unos años después, mis prácticas de Sociología tendrán un enfoque diferente. Mezclada entre los nacionalistas de sigla intentaré comprender por qué quienes proclaman la defensa de los gallegohablantes se niegan a apoyar a GB cuando reclama ante la Xunta que los niños gallegohablantes de Infantil de las ciudades puedan estudiar en su idioma aunque sean minoría. Me propongo averiguar qué extraña comunión tiene lugar en esa liturgia para que el dogma se convierta en algo más importante que el individuo. Acompañando a los seguidores del PSdeG trataré de discernir si en realidad ha cambiado tanto la militancia de un partido que en la República avaló en su Constitución que se respetara el derecho a estudiar en gallego, pero que nunca cuestionó el derecho a recibir la enseñanza en castellano, e intentaré comprender por qué la socialdemocracia en España no sigue la senda de sus homólogos de países con dos lenguas, que practican una respetuosa política de libre elección acorde con la que propone Galicia Bilingüe.

Lo del PPdeG será más complicado y realmente interesante, creo que habré de procurarme un sitio cercano al candidato para poder presenciar cómo se le puede dar la vuelta a un discurso y arrancar el aplauso de la audiencia prometiendo lo contrario de lo que se ofreció sólo tres años atrás o, lo igualmente difícil, justificar su incumplimiento. La promesa de poder elegir la lengua de las asignaturas troncales quedó reducida a un 50% obligatorio y a un injusto reparto en Infantil. 4.500 profesores se han declarado insumisos y se niegan a impartir ninguna asignatura en español ante la pasividad de la inspección, obligada a mirar hacia otro lado mientras en numerosos colegios seguimos igual que con el bipartito. El bilingüismo amable, armónico, cordial y chiripitifláutico acabó convertido en una Xunta prácticamente monolingüe. Las ayudas a la creación cultural sólo se conceden a escritores y demás creadores en gallego. La Xunta ha concedido más de mil millones de euros condicionados al uso del gallego a empresas, investigadores, asociaciones... a todos. Una nueva ley de juventud establece que todo lo dirigido a los chavales será en gallego. No sólo no se igualan derechos en el ámbito oficial, sino que está en fase de aprobación un decreto que prohíbe el uso de los topónimos en español en algunos ámbitos privados, por ejemplo, para registrar el nombre de una empresa o el de una finca.

También podré esta vez asistir en directo a una campaña aderezada con nuevos partidos. UPyD se ha posicionado claramente en contra de la imposición lingüística y SCD defiende la libre elección. Según aseguró la semana pasada un prestigioso columnista, gran amigo de Mario Conde, el líder de SCD es incapaz de mentir y es demasiado orgulloso para ganar haciendo trampas. Si eso es así, habrá campo y cancha para la Sociología; podré escuchar al paradigma de Kant, veraz en toda circunstancia, al que hace uso del pseudos, la “mentira-ficción” de Platón; que en este caso practicarían quienes prometen aquello que quisieran cumplir aunque no pueden y su audiencia lo sabe, y a un vivo ejemplo de la mentira “cuadriculada o cabal” de Derrida, la que utiliza quien deliberadamente dice algo con la intención de confundir y engañar al que escucha. Será interesante. Lo dicho: me voy de mítines, y que me adjudiquen lo que quieran; yo esto no me lo pierdo.

Gloria Lago es presidenta de Galicia Bilingüe

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_