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“¿Indulto? Llegará tras la condena”

El ciudadano sirio de origen kurdo encarcelado por lanzar un zapato a Erdogan pidió el perdón del Gobierno pero el retraso en la respuesta haría inútil la medida

Javier Martín-Arroyo
El ciudadano sirio de origen kurdo, Hokman Joma, ayer en Sevilla.
El ciudadano sirio de origen kurdo, Hokman Joma, ayer en Sevilla. PÉREZ CABO

"¿El indulto? Me imagino que llegará cuando termine la condena". El ciudadano sirio de origen kurdo Hokman Joma es capaz de ironizar con el perdón del Gobierno central, en un limbo durante 18 meses y aún sin respuesta, a pesar de que está cerca de cumplir ya tres años de prisión por lanzar un zapato al primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogan en Sevilla en febrero de 2010.

Joma, de 30 años, ha disfrutado esta pasada semana su segundo permiso carcelario después de una severa condena a tres años de prisión. Y su petición de indulto permanece sin solución pese a que la tramitó hace ya un año y medio. Su paso al tercer grado se retrasará aún un par de meses pese a su conducta “intachable” en prisión. Joma estima que incluso aunque se la concedieran, la medida de gracia le ahorraría solo un par de meses entre rejas. Y el reo mantiene una sonrisa sincera y nada de acritud.

El kurdo se topó con la entrega de un galardón del Ayuntamiento de Sevilla a Erdogan por la cooperación cultural entre Turquía y Andalucía, y no pudo reprimir su impulso. Le lanzó un zapato mientras gritaba “asesino, respeta los derechos humanos, ¡viva el Kurdistán!”. A pesar de que no hirió al mandatario, fue detenido y juzgado, pero el propio juez de lo Penal José Antonio Gómez reconoció que la condena que le había impuesto debería ser anulada por el Gobierno mediante indulto, dada la desproporción del castigo: “Excesiva, atendidos el mal causado por la infracción y las circunstancias personales del reo”, subrayó en la sentencia.

Ayer, Joma decía que aún confía en la justicia. “No critico a la justicia española porque entiendo que es un aliado de Turquía y tienen relaciones comerciales. Eso sí, la mayoría de los que pagan con la cárcel son pobres”.

“Estoy orgulloso de lo que hice. No creo que sirviera para mucho, pero es algo. Al menos mil personas comprendieron que hay una guerra absurda y cruda de la que la gente no se entera a diferencia del Sáhara y Palestina”, relata Joma. Vestido con traje oscuro y camisa a rayas, el recluso recuerda la dureza de la cárcel y cómo el Gobierno sí ha concedido la medida de gracia en casos recientes como el Yak-42 (dos comandantes sanitarios) y cinco Mossos d'Esquadra condenados por tortura.

El retraso en tramitar el indulto del activista kurdo Hokman Joma tras lanzar un zapato a Erdogan y ser condenado a tres años, suscitó las críticas al Gobierno central de colectivos como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH), el grupo de juristas 17 de marzo y diferentes catedráticos de Derecho ante la dureza de la pena. Sin embargo, todo apunta a que el retraso se debe a la deficiente diligencia en este caso por parte del Juzgado de lo Penal 9 de Sevilla, cuyo anterior titular José Antonio Gómez, ha sido trasladado a otro juzgado. Otra hipótesis puede ser la falta de respuesta por parte del nuevo juzgado donde ahora está destinado Gómez.

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El Ministerio de Justicia, bajo la dirección de Francisco Caamaño (PSOE), solicitó el pasado 22 de agosto de 2011 el informe del caso a la sala sentenciadora. El magistrado debía recopilar el informe del fiscal, el suyo propio y si lo estimaba procedente el de Instituciones Penitenciarias, para a continuación remitir un informe concluyente a Justicia y que el ministerio estudiara si procedía o no el indulto, informa Vera Gutiérrez Calvo.

Ante la falta de respuesta por parte del juzgado sevillano, el pasado 22 de mayo el Ministerio de Justicia reiteró la petición del informe previo al indulto “habiendo transcurrido nueve meses”, según la comunicación dirigida al juzgado. El abogado de Joma, Luis Ocaña, ha intentado en sucesivas ocasiones obtener una respuesta por parte del juzgado o del Gobierno central. La respuesta siempre ha sido la misma: “El indulto está en trámite”. El Ministerio de Justicia no informa del estado de las peticiones de indulto hasta que estas son aprobadas por el Consejo de Ministros.

Ante tanto retraso, la resignación de Joma, ciudadano kurdo con nacionalidad siria, es comprensible. Sus planes tras dejar atrás la cárcel en los próximos meses pasan por encontrar un trabajo en España tras solicitar al Gobierno el asilo político. “El Gobierno no puede dejarme sin papeles y ellos saben lo que está pasando ahora en Siria”, argumenta. El reo recuerda cómo la Fiscalía de Sevilla pidió su expulsión a Siria, cuando aún la revuelta en ese país no había surgido y el presidente Bachar el Asad era respetado por todas las potencias de Occidente. Afortunadamente la petición del ministerio público fue ignorada, recuerda Joma. “No siento rabia contra España. La rabia es más nacionalismo. Somos 40 millones de kurdos y si tuviéramos Estado y petróleo, sería otra historia”, explica. “Me interesa explicarle a la gente el sufrimiento de mi pueblo”, añade. Joma proviene de una aldea en la región siria de Kubani, y tiene 10 hermanos vinculados a la oposición a El Asad.

Cuando rememora el día del zapatazo a Erdogan, Joma afirma que solo fue una casualidad y no un acto premeditado. “Lo vi entrar en el coche oficial en televisión y supe que estaba con Zapatero en Madrid. Por la noche vi en Sevilla un coche con bandera turca y me llamó la atención. No podía permitir cruzarme con él y no hacer nada. Lo más sencillo y pacífico era lanzarle un zapato. Pensé que iría a comisaría, pero ¿tres años? Erdogan mantiene a 70 periodistas encarcelados en Turquía”, dice. En prisión Joma se ha examinado para obtener el graduado escolar y ha realizado un curso de cocina. Cuando entró en prisión, apenas hablaba castellano.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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