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Otra vez en el punto de partida

La última jornada de la Valencia Fashion Week sirve de eje de inflexión

Desfile de la colección If you leave me, de la firma de diseño Siemprevivas.
Desfile de la colección If you leave me, de la firma de diseño Siemprevivas.MÒNICA TORRES

Aquí está la cosa. Es obvio que la crisis deja bajas en muchas áreas. Obvio. Pongamos que demasiadas. No da tregua. Pero no hay que ser muy observador para ver que la Valencia Fashion Week, en una edición complicada con un presupuesto muy reducido —que ha pasado de los 450.000 euros que aportaba Generalitat para las ediciones de 2011 a los 125.000 para cada una de las ediciones de este año— ha comenzado a cuestionarse el modelo, la estructura y concepto establecido para lograr mantenerse en el abarrotado calendario de pasarelas. Aprobado. Ahora toca, inevitablemente, la doble obligación de: a) repetir la jugada y b) subir la apuesta.

“Vivimos un momento muy complicado económicamente y la Valencia Fashion Week debe reinventarse”, apuntaba Álex Vidal, director ejecutivo de la pasarela, para detallar que existe un antes y después de la presente edición, y que, según él, los movimientos serán pronto y decisivos. Vidal subraya la necesidad de acciones coordinadas del sector. Aduce que no pueden seguir actuando de forma fragmentada: “Somos un sector complicado, muy dispar y repleto de egos”. Sonríe.

De los diseños de la tarde

Más titulares. La VFW se rasca la cabeza y busca fórmulas para ofrecer propuestas que sean a la vez efectivas y estimulantes. Álex Vidal vindica la privatización total de la pasarela, ya que la deuda de la Generalitat y el retiro de las subvenciones no les deja otra salida, pero se muestra “tenuemente” optimista con la continuidad del apoyo de los patrocinadores. “¿Un cambio del emplazamiento? Se está estudiando”. “Estar en el Ágora supone mucho gasto de acondicionamiento y montaje”, un beneficio de imagen que les resulta bastante caro. Se acabó el chiste.

Vamos con la última jornada. Desde la puesta en marcha de la Zona D, capitaneada por el incombustible Javier Calvo, ha demostrado su compromiso con los valores emergentes y su destreza para descubrir talentos nuevos. Entre sus hallazgos: José Zambrano, Paolo Coppolella, Drago Krasimirov... Su selección —excesiva, irregular y versátil— suele ser uno de los aspectos más interesantes de la VFW. Hay algo en la Zona D que resulta poderosamente llamativo. El entusiasmo, para empezar. Lo cual resulta ser perversamente una ventaja. Qué-diablos-hacemos-aquí. Es esa energía vital, combinada con ciertos intentos por epatar, la que desprenden muchas de sus propuestas.

De la larga presentación concurso, destacó de forma prominente, el interesante estreno de Pablo Erroz con su colección Arsénico. ¡Zas! Una propuesta muy de tendencia con prendas contemporáneas bien formuladas. Erroz exhibe empuje y ofrece en pasarela cinco looks masculinos y otros tantos femeninos. La ausencia de color como base de la colección. La seda salvaje frente a las cuerdas. Las cremalleras king-size y los apliques dorados bling bling completaban el tonificante debut. A seguir.

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Pero como doctores tiene la Iglesia, y jurados profesionales estos concursos, el Premio de la Zona D recayó en el punto orgánico de Patricia Adam. De nuevo la obra de la arquitecta Zaha Hadid como excusa conceptual o flojera intelectual. Una colección correcta de punto tricotado e hilos de seda, que busca nuevas formas y cortes de volúmenes. La propuesta no es en sí misma original, pero ciertamente funciona. ¡Chapeau!

De los desfiles de la tarde, despuntó el nude del diseñador valenciano Miguel Vizcaíno, con un trabajo en cuero y piel de serpiente muy seductor, y la acertada presentación de Siemprevivas. Un trabajo que se amolda sin ambiciones de ruptura a las convenciones del patronaje y a la formalidad expositiva. Con If you leave me, Siemprevivas arman una colección de poéticos recuerdos en un estilo contenido y delicado. Los tonos pastel se apoderan de la paleta cromática jugando con el menta amargo y el azul dulce. Su sutileza no admite coartadas. Es bien. ¿Continuará?

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