_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hagan juego, señores

"Alguien tan sensata como Esperanza Aguirre tiene anunciado que si hay que abolir la ley antitabaco, se abolirá y santas pascuas"

El magnate estadounidense Sheldon Adelson, de profesión sus casinos, vaticina que su proyecto Eurovegas en Madrid generará unos 250.000 empleos, pero no aventura de dónde sacarán los esquilmados españoles el dinero para tener ocupada a tanta gente. Y anuncia, de paso, que él invertirá el 25 % de los costes, mientras que el resto ya pensará a quién y cómo se lo saca. Bingo. Alguien de buena fe debería advertirle que no se le ocurra solicitar asesoramiento a Eduardo Zaplana, Francisco Camps o Santiago Calatrava, por poner tres ejemplos señeros, no vaya a ser que un año después de la inauguración la cosa empiece a hacer aguas y resulte necesario demolerlo todo para construir en su lugar un par más de aeropuertos con vuelos directos a La Magdalena de Castellón con escala en Lourdes.

Son demasiadas las cosas a decir sobre este turbio asunto como para que nos quepan aquí todas. Pero cualquiera que haya visto cine negro norteamericano o leído algún libro sobre la mafia estará al corriente de la clase de mundo o mundillo que controla la gestión de los casinos, de manera que cunde la sospecha de que unos cuantos miles de los anunciados puestos de trabajo serán eficazmente destinados a esos rufianes de gama alta que tanta gracia nos hacen cuando los vemos en el cine. Quizás Mr. Adelson quiera aprovechar el 40 aniversario de la producción de El Padrino para endosarnos una broma de mal gusto, pero la cosa debe de ir en serio cuando hasta alguien tan sensata como Esperanza Aguirre tiene anunciado que si hay que abolir la ley antitabaco, se abolirá y santas pascuas, y de confirmarse toda esta barbaridad pronto se abolirán también leyes sobre la prostitución, protocolos exigidos para la posesión de armas y otras minucias más o menos ensangrentadas que pronto convertirán Madrid y alrededores en una versión posmoderna de Chicago, años 30.

Lo más escalofriante de todo, si este despropósito se consuma, no es ya que en él observa una cierta intención de salida de la crisis a lo Mariano Rajoy, esto es, fomentar la afición por el juego de más o menos alto estanding a ver si alguien pica el anzuelo y se olvida de la miseria a que nos llevan, sino que se trata de una opción coherente con la política económica de un gobierno que nos lleva a la ruina colectiva y de la que, en efecto, no hay otra salida que la loto o el casino, lo que viene a ser prácticamente lo mismo en la medida en que los propietarios de ambos entretenimientos jamás pierden un duro. Y acaso hay algo peor. La loto, el casino, el juego, reflejan no el esfuerzo personal para salir de una situación precaria sino la confianza exclusiva en la suerte para alcanzar una posición llevadera. Así que la ludopatía, y sus consecuencias, lleva camino de convertirse en “la ilusión de todos los días” elevada al cubo. Lo veremos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_